Articulo Único / Angel Mario Ksheratto

Alimento de especulaciones

La tarde y la noche del lunes pasado, se desataron ángeles y demonios en torno a la crisis política y social del Estado, un aprieto que se derivó de meras suposiciones y conjeturas sin más fundamento que el aprovechamiento de las circunstancias para manipular a las masas, principalmente las que interactúan en las redes sociales. Los hubo quienes dieron nombres e incluso, hora de cambio de gobierno y también, los que despojaron al Congreso del Estado de sus facultades y las pusieron entre los deberes del secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Las consultas con los personajes que fueron mencionados para sentarse en la silla principal del cajón catalizador de aplausos y maledicencias, iban y venían, de tal forma que más de uno de los que fueron nombrados para sustituir a Manuel Velasco, cayó redondo en el fango de los rumores, preparando incluso, discursos y llamando a eventuales colaboradores.
Casi a media noche, personeros confiables del Congreso, desmintieron la versión en el sentido que la sesión ordinaria del martes, habría de ser a las 8 de la mañana, horario inusual para sesionar; y vinieron más agios cuando ninguno de los encargados de puntualizar el evento, coincidió con el plan final de la junta parlamentaria. «Amaneceremos con nuevo gobernador», escribió una usuaria de las redes sociales, arrastrada, sin duda, por el poder seductor de la subjetividad del rumor esparcido por la mañana.
Dos, fueron los abrevaderos de la especulación que irrumpió en la entidad: el plantón magisterial y el paro laboral de una de las más cuestionadas sectas del transporte público. Aunado a eso, los problemas de ingobernabilidad municipal en algunas demarcaciones donde prevalecen conflictos postelectorales, derivados de la corrupción que impusieron en el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana, los ahora destituidos consejeros.
Ninguno de los profetas de palo que adelantaron la sucesión gubernamental, reparó en un hecho tangible: en ninguna de las movilizaciones hubo pedido expreso de la renuncia de Velasco y éste, por su parte, no trató, durante el lapso que duró el imperio del rumor, defender su postura o explicar los acontecimientos. El griterío desde las redes sociales contrastaba con lo que se vivía en las calles. Y el silencio del mandatario, agigantó el ansia colectiva. Nada al fin, sucedió.
Lo arriba escrito nos confirma lo que se ha dicho siempre: somos una sociedad corta y ociosa para el análisis de fondo. Nos quedamos con el primer rumor que nos llega, lo damos por cierto y creemos a pie juntillas que así es como debe ser. Esa condición no nos permite ser más exigentes y concomitantes con las autoridades. Por lo mismo, nos deja en estado de indefensión; nos quedamos sin argumentos para debatir.
En no sé en cuántos escritos socialeros leí, por ejemplo, que Osorio Chong había rechazado la renuncia de Velasco Coello. ¡Por favor! Ningún gobernador renuncia ante un secretario de Estado o ante el presidente de la República. ¡Es al revés! A instancias, sugerencia, recomendación, consejo o bajo amenaza u ofrecimiento de protección, impunidad o retribución con chamba en el gabinete federal, un secretario o el presidente mismo, tiene la «facultad» inconstitucional de correr a un gobernador. Una vez cumplido ese ritual, ante quien debe acudir para sancionar su respectiva solicitud de licencia, es al Congreso del Estado.
La pobreza de criterio y la flojera para investigar, nos está convirtiendo, como sociedad, en un ente de fácil manipulación y de difícil convencimiento mediante la rigurosidad de los hechos. Nos está convirtiendo en autómatas consumidores de rumores. En esto estamos fallando todos. Los medios de comunicación tradicionales, porque han perdido credibilidad; los voceros gubernamentales, porque no informan oportunamente. Los periodistas, porque hemos caído en la tentación de la noticia fácil y la sociedad, porque gusta consumir información tendenciosa y falsa. Uno más: el gobernador, porque no ha recurrido a interlocutores de calidad para exponer sus ideas a los chiapanecos.
¿Se pueden recomponer las cosas? Sí, si hay voluntad y deseo de cambiar el estado de éstas. Sí, si el gobernador hace una limpia dentro del gabinete y nombra a hombres y mujeres de alto perfil para sacar a Chiapas adelante y si despoja del falso poder que usufructúan algunos colaboradores suyos, que son los que llevaron a su administración hasta donde está. No creo, en lo personal, que Manuel Velasco Coello sea una mala persona; es un buen tipo, pero debe, cuanto antes, actuar con firmeza, aún contra sus amigos y colaboradores, para que renazca la confianza que tuvieron en él, más de un millón de chiapanecos en edad de votar. Sí se puede… Sí se puede… Sí se puede.

ksheratto@gmail.com
@ksheratto

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