Bienestar universal / Claudia Corichi

Con el contexto de pandemia, los gobiernos en todo el mundo están enfrentando distintos retos en condiciones adversas, y con recursos limitados. Por otra parte, las exigencias de la sociedad son justas: transparencia, efectividad y apoyo frente a la crisis. Más allá de las políticas en torno a la Salud, a días de que la declaratoria de pandemia cumpla un año, sociedades en todo el mundo han volteado a sus instituciones buscando una ruta para hacer frente al desempleo y la pobreza.

Aquí es donde los datos duros juegan un papel fundamental dada la diversidad de intereses y la pluralidad de sociedades, el abanico de problemas a atajar es tan diverso como la humanidad misma. La CEPAL, consciente de que sería la peor crisis en la historia de la región, advirtió que para evitar otra década perdida sería necesario que los países concentraran sus esfuerzos en consolidar Estados de Bienestar y programas de protección social, incluyentes y sustentables. Con la lectura del complejo panorama internacional, la Comisión propone la coordinación regional en materia económico-comercial para hacer frente a los palpables efectos de reorganización de producción y comercio en el mundo.

En México, así como en otros países, cuidar de la salud de las y los habitantes a través de medidas de aislamiento no basta; la disminución de ingresos ha afectado a 80% de la población. No es sencillo decidir entre preservar la salud o reactivar la economía, pero a través de los meses, hemos comprobado que ambas son indispensables para sobrevivir. Y en este contexto de tensión que vive el país, es fundamental considerar la evidencia que los datos proporcionan como una brújula para afinar el rumbo de las decisiones que permiten a las instituciones dirigir esfuerzos conjuntos a través de programas y políticas públicas y así, impactar favorablemente en la calidad de vida de quienes vivimos en este país.

La semana pasada, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicó su Informe de Evaluación sobre la Política de Desarrollo Social 2020. Este documento, además de aportar contexto y describir los efectos concretos de la política de desarrollo social, emite una serie de recomendaciones dirigidas a mejorar la política pública –y la estrategia de gestión de los recursos– en favor de los grupos históricamente discriminados, a través de un programa de protección social universal.

Para un México que perdió 788,205 empleos formales el año pasado, en un clima internacional lleno de incertidumbre, la adaptación de la Política de Desarrollo Social (y del Plan Nacional de Desarrollo) a las condiciones actuales, sumando esfuerzos con los sectores productivos que generan empleo, resulta inaplazable.

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