Carmen, la artesana tsotsil que aparece en la lista de Forbes

Ella es originaria del municipio de Venustiano Carranza y desde los 10 años es tejedora

Sandra de los Santos / Aquínoticias

Carmén Vásquez Hernández es originaria del municipio de Venustiano Carranza y desde los 10 años es tejedora. Este 2020 aparece en la lista de las 100 mujeres más poderosas de México, que realiza la Revista Forbes cada año.

Su ilusión de niña no era, precisamente, aparecer en una de estas listas o algo así. Ella quería ser maestra porque sabe bien que pocas cosas son tan poderosas como pararse frente a un grupo y mostrarles algo nuevo.

El año pasado, Carmen ganó el Premio Nacional de Artes y Literatura. Se le reconoció no solo por su trabajo como tejedora, sino también como promotora y es que durante años dio clases a jóvenes de tejido y también ha viajado a diferentes partes para dar a conocer su trabajo y el de sus compañeras.

Hace un par de años publiqué una entrevista con ella, que ahora, les comparto de nueva cuenta porque siempre vale la pena hablar de mujeres poderosas.

Carmen, artesana de la vida

El color de su falda es negro con bordados en diferentes colores, pero el que más resalta es el rosa mexicano, su blusa también es igual de colorida. Ambas prendas ella las hizo, a mano, con telar de cintura, como lo aprendió de su madre, y ella a su vez de su madre y así por incontables generaciones.

– ¿Te gusta? Pregunta la artesana con su cara de orgullo.

– Es hermosa, es lo único que se alcanza a responder cuando se ve de cerca todo el trabajo que significa hacer una de estas prendas.

Así conocí a Carmen Vásquez Hernández hace cinco años en una exposición artesanal en la explanada del parque 05 de Mayo de Tuxtla Gutiérrez. En ese entonces tenía 52 años.

Ella es artesana  originaria del municipio de Venustiano Carranza y desde los 10 años aprendió el único oficio que ha ejercido durante toda su vida, el de artesana textil.

Aprendió, como muchas otras mujeres de su localidad, porque era de las pocas actividades que se les estaba permitida a las mujeres. «Mi mamá tejía y cuando yo tenía 10 años me enseño, las madejas de hilo que ya no le servían me las daba para que yo hiciera servilletas» cuenta Carmen, una de las artesanas de Carranza más conocidas en el estado.

Ha participado en innumerables exposiciones dentro y fuera de la entidad y del país. Tiene una gran facilidad para hablar, para que las personas le tengan confianza por eso es que sus compañeras le confían su trabajo para que ella lo oferte en las exposiciones.

Cuando era niña, Carmen quería ser maestra, pararse frente a un grupo y mostrarles algo nuevo. Ahora, lo hace, no enseña a leer y escribir, tampoco números, lo que esta mujer enseña es algo de historia, también de identidad, un poco de manualidades y hasta civismo. No es que Carmen enseñe estas materias en alguna escuela, sino que las jóvenes del Colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach) del plantel de Carranza aprenden algo de todo esto cuando la artesana les da clases de tejido.

«Empecé dando clases en un internado de niñas en Carranza, pero la Comisión de Derechos Indígenas dejó de apoyarme porque ya no había presupuesto y ahora estoy dando clases a las jóvenes del Cobach, no es para que ellas se dediquen a este oficio, sino para que valoren este trabajo, para que se conserve esto que nos han heredado nuestros antepasados, para que le tengan amor a su tierra» dice la artesana, que ha recorrido diferentes partes del país y hasta del extranjero mostrando algo de la cultura de Chiapas.

Además de ser artesana y madre de cinco hijos, es también una de las lideresas de la cooperativa de artesanas textiles de Venustiano Carranza. Para ella es muy importante lograr que sus compañeras logren comercializar a un precio justo sus prendas y por ello es que se preocupa tanto por platicar sobre su oficio.

«Todo el trabajo que hacemos es a mano, lleva tiempo, cada blusa, cada telar es único, por más que se parezcan, no pueden ser iguales la tejedora tenía un ánimo diferente cuando lo hizo, pensaba en otra cosa, cada uno tiene algo especial» dice.

Hay quienes se sorprenden cuando se enteran que una blusa de Carranza puede costar más de tres mil pesos y la falda más de siete mil pesos en el caso de que los hilos también estén hechos a mano; pero para quienes saben todo el significado que hay detrás de cada una de estas prendas sabe que el valor de cada una de ellas es de mucho más de algo que se pueda pagar con efectivo.

Carmen es una mujer que a primera vista da confianza, es amable, cuando se platica con ella cualquiera se puede percatar que es la clara imagen de la perseverancia, termino la primaria y secundaria cuando sus hijos se recibieron de la licenciatura.

Ella es de esas mujeres para las que no existe ningún tipo de limitante, las que se arriesgan, las que saben que a veces, aunque se tenga que ir contracorriente, hay que abrir camino no solo a las que vienen, sino las que no se animan a caminar.

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