Chiapas desde el Senado / Zoe Robledo

Vamos por más

Hace dos años, en el Senado de la República empezamos a conversar con diferentes actores de la sociedad civil una idea que parecía retadora, parecía desafiante, parecía imposible de lograr. Pedirle a nuestras compañeras y a nuestros compañeros que de manera voluntaria presentaran sus tres declaraciones: la patrimonial, la fiscal y la de intereses.
Esa idea, que en algún momento se llegó a pensar que era un simple deseo platónico, fue acompañada en ese momento por dos: por la senadora Laura Rojas y yo; y ahí estuvimos y ahí dijimos, pues bueno por algún lugar se empieza. Y hasta hoy ha sido un proceso largo, histórico y ciertamente único.
Por eso hoy, que recién se votó el dictamen de la Ley de Responsabilidades Administrativas con las observaciones del Ejecutivo Federal, me parece que estamos obligados a convertir este momento en un RESET, en un replanteamiento de las formas obsoletas de la política, no convertir esto en la trampa del trámite, sino convertir esto en el comienzo de una larga transformación que asegure el fin de la corrupción y de la impunidad en México.
Yo estoy seguro que mucho están pensado: bueno, son los sueños guajiros de un senador de un estado pobre. No, yo creo que es lograr la oportunidad de generar una nueva agenda, la agenda de lo que sigue, la agenda de los que creemos que vale la pena pensar que vamos por más.
Y ahí vamos a estar otra vez, redactando, escribiendo, defendiendo, dando discursos, entrevistas, volviendo a creer que vale la pena volver a dignificar a la política.
Creo que el reconocimiento de que las leyes, no por buenas, no por nuevas, son siembre las necesarias, se está inaugurando en este momento. Ésta no es –y sí quiero que quede claro— no es la primera vez que se echa para atrás una parte de una de las reformas estructurales.
Por la vía del amparo, el artículo 230 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión se tuvo que reformar; quizá nadie se dio cuenta porque eso no aparecía en la tele.
Pero ya reformamos una de las reformas estructurales, de estas reformas grandes que han prometido tanto y que han cumplido con tampoco.
Entonces, si ya hubo un veto, pues entonces atrevámonos a pensar que puede haber veto en otros lados, atrevámonos a pensar que puede haber contrarreformas, atrevámonos a pensar que puede el Senado seguir vivo en la confección de correcciones a las leyes que no están funcionando en nuestro país.
Éste puede ser el momento de los reclamos o el momento del entendimiento de la política desde la transparencia y desde la rendición de cuentas completa, no discursiva.
Sacar del exilio a la imaginación, sacar del exilio a la creatividad, al propio sentido común, sacar del exilio de la política al entusiasmo que se basa en un proyecto real y asequible de nación.
Éste me parece que es un punto de partida, siete leyes anticorrupción y una recomposición de una redacción que hay que reconocer estaba mal hecha, estaba mal redactada, estaba mal planteada para combatir la corrupción en la iniciativa privada.
Yo les voy a plantear el sentido de mi voto. Yo voté en abstención. No me negué a mi capacidad de votar, voté en abstención porque quiero adquirir un compromiso para recuperar la redacción del artículo 29 con otras formas y mecanismos que pueden ser desde la controversia constitucional hasta una nueva iniciativa.
Un compromiso mayor, un compromiso que vaya más allá, un compromiso responsable que plantee toda una serie de nuevas leyes que tenemos que empezar a construir, que signifique que vamos por más, que no estamos conformes con el producto legislativo que hemos logrado, y que vemos sí en la iniciativa privada también la falta de un compromiso completo por cambiar las formas como se están haciendo política en nuestro país.
La corrupción, la impunidad en México está frenando el desarrollo económico, está mermando la legitimidad de las instituciones democráticas, está incrementando la desigualdad.
Sigue el paso de la imaginación, imaginar que podemos tener también una Ley de un Sistema Nacional de Evaluación de la Política y de los políticos, sigue también la Ley de Revocación de Mandato, es lo que sigue en nuestro país si lo queremos salvar de la demagogia, si lo queremos salvar de la complicidad, si lo queremos salvar al final de cuentas de todos los tipos de corrupción.
La paradoja de las democracias corruptas es que la política se convierte en algo deleznable que no trae a los mejores hombres y mujeres.
La política es entonces capturada por guardianes de los que están cómodos con las cosas como están, de un lado y otro, guardianes de las cosas como están.
Yo creo que la política está alejada de los ciudadanos, se oye confusa, ostentosa y frívola, y esa política no la que yo quiero heredarles a mis hijos.
Yo creo que debemos entrarle de fondo a la agenda de la corrupción en el acceso al poder, la democracia mexicana se nos está yendo en apoyitos, en avioncitos, en carritos, en oficinitas, en playitas, en todo lo que regalan e intentan regalar los empresarios para hacerse de favores, para hacerse de privilegios, para hacerse de un ejercicio político del poder corrupto.
Entrémosle a esto para decir hoy de una buena vez que éste es el inicio de una batalla, que esto no es en ningún sentido el destino final de lo que imaginamos hace más de dos años, que vamos por más y vamos en serio.

El autor es Senador de la República por Chiapas

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