Chiapas desde el Senado / Zoe Robledo

Reconciliación

Lo acontecido en San Juan Chamula es una tragedia que enluta a familias, a las comunidades indígenas, a Chiapas y a México. Nuestro país ve nuevamente en el Sureste una grave crisis de gobernabilidad y de conflictos ascendentes que han cobrado vidas y ponen en riesgo la paz.
Desde el mismo sábado, condenamos absolutamente el asesinato del presidente municipal Domingo López González, del síndico Narciso Lunes Hernández, así como de otros tres ciudadanos de aquel municipio.
A los familiares de los fallecidos les expresamos nuestra solidaridad, nos unimos a su pena y a su reclamo de justicia.
Exigimos a las autoridades ministeriales una rápida, transparente, y eficiente investigación. Asimismo, debe investigarse cuál es la dinámica política que ha llevado al municipio de San Juan Chamula y a Chiapas a este punto de quiebre.
Chiapas vive una escalada de conflictos que se expresan en marchas, bloqueos, protestas, enfrentamientos, desalojos y amenazas a la paz de manera constante.
Los problemas de Chiapas no son pocos, ni aislados. Son locales pero también de México.
Por ello solicitaré ante la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión la creación de una Comisión de Reconciliación Comunitaria y de Investigación sobre San Juan Chamula, que coadyuve a la reconstrucción de la cohesión social y vigile la realización de una investigación imparcial, profesional y objetiva de las causas y los hechos ocurridos este 23 de julio.
Hacemos un llamado a todos los chiapanecos a aportar lo que está a nuestro alcance, a disminuir el clima de zozobra y confrontación. A exigir nuestros derechos sin violencia y a hermanarnos en la restitución de la paz.

***

El domingo 24 de julio participé en la instalación de la Comisión para la Reconciliación de San Juan Chamula, convocada por el gobernador Manuel Velasco Coello.
La convocatoria fue plural y reunió en Tuxtla Gutiérrez a senadores de la República, diputados federales y locales, líderes de partidos, organismos de derechos humanos, así como autoridades indígenas tradicionales y constitucionales para buscar la construcción de un acuerdo de paz que priorice el diálogo como la vía de atención y resolución de conflictos.
Al hacer uso de la palabra, dije que en este momento nadie puede regatearle a Chiapas su esfuerzo, su voluntad, su solidaridad y que ante los hechos las posibles salidas dependerán del diagnóstico real y objetivo como punto de partida.
Y plantee varios escenarios y propuestas: Si la inestabilidad es consecuencia de compromisos electorales no cumplidos, hay que pensar si no es la revocatoria de mandato la vía institucional de solución a conflictos derivados por gobiernos irresponsables frente a sus electores. A nivel municipal la figura ha cumplido muy bien su función en territorios indígenas de Bolivia, Ecuador o Perú.
Si el diagnóstico pasa por disputas políticas derivadas de la asignación de presupuestos de obra pública, la propuesta debe acompañarse por una política de transparencia en la asignación de los contratos. Desde hace varios años la región está contaminada por el manejo discrecional de los alcaldes de montos millonarios para obra que asignan de esa manera con el pretexto de respetar usos y costumbres.
Si el diagnóstico es electoral y partidista, pues conviene trabajar en una reforma a la oaxaqueña, que circunscriba territorialmente estos pueblos y permita el respeto a usos y costumbres haciéndolo compatible con el sistema de partidos (aunque hay indicios de que la sociedad en la región empieza a polarizarse a tal grado en torno al poder político que quizá hayan pocas condiciones).
Quizá una buena propuesta sea la instalación de un grupo interdisciplinario que promueva políticas de paz, esto es, acciones y actividades en la región que crucen o vayan más allá de las diferencias religiosas, partidistas, campesinas, éticas de los pobladores, tal y como han trabajado las agencias internacionales en África o en Colombia e incluso en Ciudad Juárez.
Per ante cualquier escenario, hay algo que debe quedar muy claro: las estrategias basadas exclusivamente en la entrega de dinero o apoyos en especie han fracasado para estos propósitos en la región, no han atenuado la pobreza, han promovido el clientelismo y han polarizado a las comunidades.

El autor es Senador de la República por Chiapas

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *