Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

Libertad de expresión

Voy a empezar señalando algo que todos sabemos: la libertad de expresión goza de protección máxima. Digo, no es para menos. Estamos hablando de la piedra angular de toda sociedad y de todo gobierno que diga ser democrático. En el mismo tenor se encuentran el acceso a la información y el conocimiento. Tampoco es para menos.

Señalo esto partiendo de la conocida tesis de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), misma que tiene amparada la libertad de expresar el pensamiento propio así como el derecho a buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole. Cuando hablamos de la búsqueda, ojo, ésta puede ser de manera virtual o por cualquier otro medio. La protección y el amparo están ahí.

Sin embargo, hay una línea delgada (muy delgada) que en últimas fechas llama la atención en las redes sociales. Basta ser usuario de éstas y navegar un poco en ese marasmo de imágenes y palabras para testificar el incremento de los discursos de odio.

A estos se le pueden anexar las agresiones verbales, la incitación a la violencia y otro discurso que es odioso. Ese que sindica, que juzga sin pruebas y que generaliza el ejercicio de los derechos que todos tenemos cobijados bajo el manto de la libertad de expresión.

Nosotros mismos, desde el ejercicio periodístico, en la labor de informar o vertir opiniones desde ópticas particulares, y en apego al poco o mucho conocimiento que tenemos de equis tema, vivimos en carne propia este tipo de discursos y mensajes en los que nos adjetivan y descalifican bajo una ira desbordada y, en muchas ocasiones, infundada.

Por ello, creo importante plasmar cuatro acciones que nos permiten tener garantías en cuanto al pleno ejercicio de los derechos universales y del mismo acceso a la justicia. Lo anterior, ojo, como resultado de situaciones que se han presentado en el conocido espacio telemático y que en Chiapas tiene sus propios episodios.

1) La obligación constitucional de la Fiscalía General del Estado en Chiapas de investigar todas las denuncias que argumentan menoscabo a los derechos señalados.

2) La correcta operatividad ministerial enfocada en la atención de todas las denuncias en la entidad, misma que exige un plan de investigación especializado y diferenciado coordinado con diferentes instituciones del orden local y federal. Todo enfocado a garantizar que quienes cometen delitos contra la libertad de expresión, enfrenten un proceso penal.

3) La profesionalización de los servidores públicos. Aquí, tras algunas pláticas con el fiscal de Periodistas, José Eduardo Morales Montes, me he enterado que se han certificado a tres colaboradores de la Fiscalía de Periodistas en el Estándar de Competencias (EC 1103) en «Investigación de delitos cometidos contra la Libertad de Expresión». Esta certificación está a cargo del INACIPE, en coordinación con el Proyecto Provoces de USAID, y permite a dicha Fiscalía anticiparse al cumplimiento de las recomendaciones nacionales e internacionales que ha recibido el Estado mexicano. Recordemos el contexto que enfrentamos las y los periodistas en México y el lugar que ocupa nuestro país en esta profesión considerada de alto riesgo.

4) El trabajo y la vinculación con las diversas asociaciones constituidas de periodistas en Chiapas. Esto ha permitido mayor apertura, respeto pleno y una mejor colaboración para la atención de los temas de mayor relevancia, vinculados al ejercicio de la libertad de expresión y ejercicio periodístico.

Pienso en que esos puntos son medulares. Y lo son al grado que han permitido que, pese a esta pandemia, la entidad se mantenga muy por debajo de la media nacional en delitos tendientes a menoscabar el ejercicio del derecho de la libertad de expresión y labor periodística.

Esto también permite que cuando los hechos se denuncien con apariencia de delitos, la autoridad competente tenga elementos para establecer líneas de investigación con perspectiva de libertad de expresión y esclarecer los hechos conforme a los protocolos especializados y normas penales especializadas.

Quizá ahí podría comenzarse a trabajar en esta delgada línea de los discursos de odio en redes. Esos señalamientos que no llevan una crítica real sino un dejo de generar violencia y una adjetivación sesgada, construida en canalizar y manipular la opinión de algunos, y que ha culminado en amenazas en las que la propia Fiscalía de Periodistas ha intervenido.

Es cierto que los periodistas no tenemos una verdad absoluta. Pero compartimos una verdad relativa desde nuestra realidad y conocimientos, desde nuestra visión particular, y desde el entendimiento y comprensión que cada uno de nosotros tiene, sin apasionamientos ni amarillismos.

A muchas opiniones en las redes les hace falta conocimiento y es grave, porque opinar desde el desconocimiento es apuntalar la ignorancia. Hay que hacer una parada técnica y remontarse a Sócrates y así comprender que saber que no se sabe nada es el principio de poder aprender algo, al menos cuando se trata de hablar de alguien, o del oficio que desempeña.

#Manjar Algunos conocidos han dado positivo en Covid en los últimos días. No han viajado a ningún lado, aclaro. Al parecer sus parejas han estado en contacto con mucha gente, por trabajo o por gusto, no lo sé, y de ahí salieron los contagios. Escribo esto para que tomemos precauciones. Para que comprendamos que si en Chiapas estamos en semáforo en verde no significa que estemos libres del virus o que el tema de la pandemia sea caso cerrado. Por el contrario, debemos seguir extremando cuidados, debemos seguir utilizando el cubrebocas. Cuídese usted para cuidar a los suyos. No se exponga. No vale la pena. #enunpárrafo «La mujer que espera bajo la lluvia, / la que siembra / pensamientos en la hoguera, / gime, se estremece. / Sus pechos, violentas rosas, braman. / Sus muslos se abren / con denso escalofrío. / Su voz, espuma melancólica, / entrega vaticinios / como una Luna Nueva que galopa. / La noche, complacida, / la corteja. / En la fronda los pájaros maduran». Óscar Wong. #ElPoema // La recomendación de hoy: el libro Traducir el silencio de Manuel Iris y el disco We’re an American Band de Grand Funk Railroad. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor que hacer, póngase a leer.

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