Comentando la noticia / Alfonso Carbonell Chavez

«Que todo cambie para que todo siga igual»

[dropcap]É[/dropcap]sta, entre de muchas acepciones más se dice cuando de «gatopardismo» se habla y que se deriva del libro «El gatopardo» del autor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa, escrita a finales de 1854 y 1859. Esta novela la que incluso no se publica sino hasta después de la muerte del autor por razones varias, de alguna manera se ha convertido en un clásico cuando de interpretar los acontecimientos políticos se trata. Recomendándole en su oportunidad pueda asomarse a su lectura, baste señalar que el tiempo en que fue escrita es decir la Europa de mediados del siglo XIX, el conflicto social y político se debatía entre la aristocracia y monarquías parlamentarias insipientes y los reinos establecidos, en los que una burguesía emergente y acomodaticia, sin decoro mucho menos ideología, se sumaba a los cambios políticos que se experimentaban con tal de permanecer con los privilegios obtenidos en anteriores regímenes. Pero vaya no es de la novela en sí de la que quiero hacer una sinopsis al menos no por esta ocasión. Y veamos por qué. Es cierto que en el mundo entero sobre todo en tiempos recientes, se vienen experimentando cambios en todos los órdenes que van más allá a los temas internos sino que al llevarlos a cabo, afectan a todas las naciones del mundo en la economía, las finanzas, la ciencia y tecnología y la seguridad global. En nuestro país de manera muy marcada, los cambios propuestos por la actual administración del presidente Enrique Peña Nieto, digo con las llamadas reformas estructurales mismas que no acaban por aterrizar y cuyas expectativas del propio gobierno se han impuesto una vara muy alta, pueden convertirse en verdaderas quimeras si como premisa inicial no se ponen por delante la modificación de las propias estructuras institucionales de gobierno y no haya una sacudida al árbol gubernamental para que caigan las manzanas podridas por la corrupción. Es decir, si la misma estructura de gobierno existente y compuesta principalmente por esa clase política que de siempre ha sido causa de la corrupción, impunidad e injusticia al frente de las instituciones, por más intenciones reformadoras que el propio gobierno se plantee correrán el riesgo de quedar en simples buenas intenciones. Ah sin olvidar que las estructuras cómplices están en los poderes fácticos, sí esos mismos que el presidente Peña, apenas asumido su encargo presidencial, juró bueno no literal pero esa fue la lectura, que combatiría. Lo de la señora Elba Esther Gordillo del SNTE, fue un riesgo calculado y ciertamente necesario aunque no resolvió el problema del rechazo a la reforma educativa por parte de la CNTE. Y que mensaje nos da Giuseppe en su obra «El gatopardo» (cuyo significado real es «El leopardo jaspeado» y se refiere específicamente al llamado en italiano gattopardo africano y conocido en español como serval), déjeme entonces compartir un extracto de su novela para acercarnos un poco más al contexto de su definición múltiple de «gatopardismo»: El gatopardo narra las vivencias de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, y su familia, entre 1860 y 1910, en Sicilia (Palermo y Palma di Montechiaro). El título se refiere al leopardo jaspeado o serval (en italiano, gattopardo) que aparece en el escudo de armas de la familia Salina. En mayo de 1860, tras el desembarco de Garibaldi en Sicilia, Don Fabrizio (personaje inspirado en Giulio IV di Lampedusa, bisabuelo del autor) asiste con distancia y melancolía al final de una época. La aristocracia, representada por el Príncipe Fabrizio, comprende que el final de su supremacía se acerca: es el momento de que se aprovechen de la situación política los burócratas y la burguesía, las nuevas clases sociales emergentes que sacarán provecho del nuevo régimen generado por la unificación italiana. Don Fabrizio, perteneciente a una familia de rancio abolengo, se indigna al saber que su sobrino Tancredi Falconeri, a pesar de combatir en las filas garibaldinas, es lo bastante oportunista para intentar aprovecharse de la situación y adaptarse al nuevo sistema político. No obstante, el Príncipe Fabrizio se tranquiliza al notar que al menos Tancredi no será reducido a la insignificancia política y social. Hasta aquí la cita. (Fuente: Wikipedia) Cualquier parecido con personajes de la vida real son pura y mera coincidencia. Así entonces los cambios, finalmente, solo harán que las cosas permanezcan igual. Ahora aquí una definición o definiciones que la propia fuente antes citada nos obsequia para mayor abundamiento de «El gatopardismo» en política: El personaje de Tancredi declara a su tío Fabrizio la conocida frase: «Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie» (en italiano: «Se vogliamo che tutto rimanga come é, bisogna che tutto cambi»). Esta frase simboliza la capacidad de los sicilianos para adaptarse a lo largo de la historia a los distintos gobernantes de la isla, pero también la intención de la aristocracia de aceptar la revolución unificadora para poder conservar su influencia y poder. El «gatopardismo» o lo «lampedusiano» es en ciencias políticas el «cambiar todo para que nada cambie», paradoja expuesta por Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957). La cita original expresa la siguiente contradicción aparente: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie». «¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado». «…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está».

Ya de salida

Como podrán haberse dado cuenta, je, más que reinterpretar el tan traído y llevado concepto al que me he referido, es decir gatopardismo, opté mejor por acercarle algunos rasgos de la propia obra y que sea usted mismo amigo(a) lector, quien dilucide mejor los alcances y connotaciones que esto, es decir el llamado gatopardismo, sigue teniendo hoy para nuestro propio sistema de gobierno y muy en particular para nuestra clase política en general. Sin más, déjenme ahora cerrar con algunos asertos que sobre la obra y su alcance tiene para nuestro país, digo cuando líneas arriba me referí a que si las estructuras de poder no cambian, todo lo propuesto únicamente servirá para que todo permanezca igual. Juzgue usted: «Desde entonces, en ciencias políticas se suele llamar «gatopardista» o «lampedusiano» al político que inicia una transformación política revolucionaria pero que en la práctica sólo altera la parte superficial de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial de estas estructuras. Así, la novela muestra cómo la aristocracia absolutista del Reino de las Dos Sicilias es expulsada del poder político para instaurar la monarquía parlamentaria y liberal del Reino de Italia pero ello no implica transformar las estructuras de poder: la burguesía leal a la Casa de Saboya simplemente sustituye a los aristócratas como nueva élite que acapara para sí todo el poder político, recurriendo incluso al fraude electoral bajo una apariencia democrática. (¡Cajúm, cajúm!) En otra frase, el protagonista expresa su insatisfacción por los cambios sociales ocurrido en Sicilia comparando el destino de la aristocracia nativa con el de los campesinos, totalmente distinto al de la nueva burguesía: «Nosotros somos leopardos y leones, quienes tomarán nuestro lugar serán hienas y chacales. Pero los leones, leopardos y ovejas seguiremos considerándonos como la sal de la tierra.»…// ¡Me queda claro! Buen inicio de semana. Salu2

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