Comentando la noticia / Alfonso Carbonell Chavez

El enredo de las redes

Advirtiendo que no me erijo como experto ni mucho menos en el tema de las redes sociales, sí como un usuario más y confieso me fue difícil aceptar de inicio su potencialidad y de ahí algunos debates al respecto, después de casi 15 años de haber aparecido Facebook como sitio de intercomunicación o red social propiamente, su avance creo, ha sorprendido no sólo a millones ¡qué digo millones miles de millones de usuarios en el mundo!, que sin embargo y contradictoriamente, lejos de unirnos por momentos acepto, nos divide y confronta.

Pero ello no quiere decir aclaro, que su invención, por llamarla de algún modo, insisto pese a sus aspectos negativos que los tiene, no se haya convertido en una herramienta tan poderosa que gracias a ésta, por ejemplo, fue el vínculo que concitó la llamada «primavera árabe», movimiento que sirvió para convocar a todo un pueblo en pos de su libertad democrática a elegir su gobierno. Pero decía que no trato de realizar un análisis de la génesis, bueno, ni siquiera los efectos que este poderosísimo medio de intercomunicación o comunicación interdependiente, desde la aparición de la internet haya por mediados de los 70s del siglo pasado, han revolucionado el modo no sólo de comunicarse sino de incluso, gobernar. Si no, pregúntele al señor Trump.

Lo que sí y es motivo de estos comentarios a modo de crítica y si usted me lo permite de reflexión, que de la idea original de quién o quiénes lo idearon y materializaron su inicio ¡jamás! se llegó a tener siquiera cercanamente, la revolución que el uso de esta tecnología cibernética podría causar y subrayo, para bien o mal, en las sociedades modernas y los retos que ello implicaba. Y comento que según relata la historia de la aparición de las redes sociales como tales (MySpace fue primera), Facebook fue creada en 2004 por Mark Suckerberg a la cabeza de un grupo mayor y que se puso ya en funciones de manera experimental, con estudiantes de la Universidad de Harvard con poco más de 17 mil estudiantes apenas a la semana de su operación. Hoy y no me arriesgo a mencionar un número, pero deben ser miles de millones de usuarios del famoso «Cara libro», sí lo traducimos de modo literal. Pero el quid insisto no es la cronología de su aparición o de sus efectos sociales y sus alcances filosóficos que los tienen. Ya no digamos económicos al ser un negocio multimillonario. Lo que sí y antes de entrar al real motivo de estos comentarios, sólo apuntaré del grave riesgo que estos instrumentos de comunicación sobre todo en el tema de privacidad y que existen evidencias, ser objeto de robo de datos e identidad de los usuarios. Y si tiene algún capital, corren riesgo de perderlo. Ya no se diga que su «hakeo», hasta podrían desatar una guerra entre países. (Ya no veré tantas películas). En fin.

El enredo de las redes al que quiero referirme es a algo más local, más aldeano y para no irme a explorar otras realidades, me quedaré en lo nacional y muy en particular a la entidad chiapaneca. Pues resulta que ahora, hay más periodistas que noticias y créame no exagero. Es más usted conéctese ahorita a la red en particular a Face y corroborará, la abundancia de «páginas» noticiosas cuyos orígenes y sin prejuicio lo advierto, son realmente desconocidas por decir lo menos. Y en esa rueca virtuosa informativa que sin duda lo es, se monta la rueca perversa confundiéndose con el verdadero afán de denuncia y crítica. Y así en el ámbito nacional por llamarla de algún modo, las nuevas páginas informativas e insisto «nuevas», muchas pueden ser identificadas con burda evidencia fueron creadas para atacar al gobierno de la cuarta transformación y directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador. En contrario y con la misma evidente mascarada, están las que aceptando el propio gobierno federal la regó en alguna acción, igual burdamente salen a hablar elogios del gobierno. En ambos casos resulta criticable y por supuesto, sólo abonan al nivel de crispación social existente. Pero ¡ah!, y no es que la postura gubernamental de Andrés Manuel sea lo único que confronte, sino que la confrontación que vive el país ya estaba. Fue heredada.

Pero ya en el tema local, igual se nota un sentimiento de confrontación que incluso pudiera ser explicable sí, de menos, fueran auténticas y genuinas. Sin embargo lo que se logra ver y usted tendrá su mejor opinión, hay muchas páginas y «muros» que, y diría hasta que son lícitas, bajo ¡no sé qué ley u ordenamiento legal o normativo!, se crean de un día para otro y no son pocos que en su ufana aunque no muy diáfana aparición, se ve inmediatamente; «de qué lado masca la iguana». Ilusos. Muchos de éstos incluso queda de tarea, habría que verse con qué «derecho» llenan sus páginas con información que «no producen» y peor aún, ni dignos son de citar la fuente que están compartiendo. Se roban el trabajo de otros. Así o más claro.

Como notará hasta aquí, sólo me he referido a la red social de Facebook y a algunos «medios» que sin recriminar su existencia o su calidad informativa, sí de menos habría que reflexionar incluso cuestionar, si el origen y perfil de sus promotores son de fiar, de menos insisto. Pero decía, en las redes también están y qué bueno, los medios que desde antes de la aparición de las «benditas redes» como dice AMLO, ya existían de manera escrita y que ahora considero, no podrían ser de otra manera y lo hacen ya de manera digital. Y ya no me voy a referir a los dislates y aberraciones que uno lee en las redes y que no, en pocas de las veces, dan pena ajena. Pero ¡claro!, que están en todo su derecho en uso pleno de su libertad de decirlo. Publicarlo. Pero pese a todos los excesos, imprecisiones y posturas dogmáticas, me quedo con el pleno ejercicio de las libertades y ya quedará en cada quién, en su estrés o momento de éxtasis, si decide compartir aspectos de su vida o la receta de la abuela. Yo en lo personal, al poder comunicarme con familia incluso amigos a los que el tiempo y la distancia me habían privado, ha sido a través de las redes sociales que he podido saber de estos y mantener, en momentos afectivos, comunicación. Ah y con la levedad, de que como periodista si no recurro a las redes ¡estoy muerto! Por cierto. Así entonces y ahí que quede; Los enredos de las redes. ¡Me queda claro!

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