Comentando la noticia / Alfonso Carbonell Chavez

Literal ¡empapados!

La visita a nuestro país del Papa Francisco, levantó para los mexicanos en su conjunto, más expectativas de las que en realidad con su sola presencia e incluso con sus mensajes de paz y misericordia, por sí mismos, pudieran, siquiera, remover los corazones de una sociedad harta y cansada de no encontrar, precisamente en los que la ofertan, posibilidades de acercarla a los corazones. Mucho menos en los corazones de nuestra clase política y gobernante. ¡Qué esperanzas! Incluso y con toda su bondad expuesta en celebres frases que invitan a la indignación de los creyentes jóvenes, indígenas y familias en general, sobre de que es tiempo de luchar contra la exclusión y despojo de sus tierras, de ¡soñar! ya que ellos son la riqueza, la esperanza y la dignidad; o que hay que «echarle ganas» a la preservación de la familia, digo si no es que todo esté perdido, de menos las palabras se enfrentan a la pared de la sinrazón de las siempre corruptas autoridades que solo alcanzan a mirar de sus narices hacía adentro en la constante perversa preservación sí, pero de sus intereses y riquezas materiales. Porque como bien lo escribiera el periodista Álvaro Delgado en un texto que leí apenas ayer publicado en el diario Contra poder de Chiapas, que el Papa nos ha hablado de los infiernos sí, pero no de la existencia de los demonios; con nombres y apellidos agregaría. Y ¡claro está!, que el Papa no es un diputado de oposición para venir a señalar actos ni mucho menos a autoridad alguna, como tampoco es su responsabilidad el denunciar lo que a nuestro país pasa y por ello no era previsible que así lo hiciera, aunque sí y reflexionémoslo más detenidamente, tras de sus palabras y aún sin mencionar a los demonios que habitan en nuestro infierno colectivo, se encuentran reseñadas todas las causas que lo alimentan como la corrupción, el hambre (precariedad), la impunidad y el abandono. Bueno hasta el abandono de los hombres de la iglesia. Les dijo a la alta jerarquía católica de nuestro país en Catedral.
No citaré aquí pasajes destacados de sus mensajes pastorales, que por otra parte muy bien sé la mayoría vieron y escucharon en estos últimos días y que sin duda son muy enriquecedores para el reforzamiento de la fe y la esperanza. Más allá aún, de la religión que se profese. Al fin de cuentas, a nadie le viene mal que le digan que sus almas (si aún las tienen) pueden tener salvación a través del perdón y la misericordia de Dios y de los hombres. El secreto, dijo el Papa Francisco al contar una anécdota de alpinistas a los jóvenes en Morelia, Michoacán; no está en no caerse sino en ¡no permanecer caído!, sino levantarse y seguir. Así entonces, si como sociedad estamos caídos… es hora de levantarnos y seguir luchando. Pero; qué nos ha dejado la visita de Francisco a los mexicanos, quizás la pregunta obligada que pudiéramos estarnos haciendo, bien nos merecería una respuesta individual, primero y luego compartida; respondería a estricto título personal que nada; sí nada tangible o que pudiera – hoy no pero mañana sí- hacerse sentir en la mejoría de nuestras propias condiciones personales y de comunidad. Es decir no creo que con tan digna presencia de este hombre de paz y buena voluntad, mi mesa de hoy (bueno hoy ya no fue je) ni de mañana, se vean multiplicados los peces ni el pan de mi cesta; ni mucho menos que mis proveedores estén llamando a las puertas de mi hogar para abastecerme de víveres o de «alguito» de efectivo. ¡Burpp! Perdón. No sé si me explico. Ahora por favor, comparta mi punto y ahora respóndanse a usted mismo al menos estos dos primeros acertijos de fe. Ciertamente que Dios dijo; ayúdate que yo te ayudaré. Puedo entenderlo. Lo que no muy estoy convencido de que nuestros gobernantes alcancen a entender esta proclama evangélica. ¡Ah qué pendeco! Sí ya caí. Ayúdate que yo te ayudaré… a robar, a ser corrupto, a… ¡Me queda claro!
Aclaro, no es que esté diciendo que Dios ayuda a los rateros y corruptos, como tampoco creo que Dios les tienda la mano a los jefes de los carteles de la droga, ni a los asesinos, ni a los delincuentes qué, finalmente, los que no caigan como el Chapo, sé que allá serán juzgados y sentenciados al infierno. (El de allá no el de acá). Sino que ante las dulces y sabias palabras del Vicario de Cristo sobre de estos flagelos sociales (infierno) del que advierte su existencia, nada podemos hacer cuando los demonios andan sueltos y realmente creo, por muy firmes que puedan resultar las palabras del Obispo de Roma, no podrán resistir el filoso filo de sus lenguas de fuego. O como diría el poeta oaxaqueño Álvaro Carrillo; «yo lo(s) voy a vencer con el recio puñal de mi orgullo». (De los políticos al Papa) Así pues, nada es de extrañarse que la visita del Santo Padre, no nos haya dejado nada en lo colectivo y sí acaso en cada uno de nosotros (me incluyo) en un momento de reflexión, de entrada paz. Y aunque fuera ya de salida y si hubiera alguien que les explicara a los indígenas, a los jóvenes ¡a las familias chiapanecas! sobre del alcance de sus palabras, de su mensaje que no es otra ni es otro que despertar la conciencia dormida de la sociedad y que ya es tiempo de que empecemos a tomar nuestra propia responsabilidad en la búsqueda de respuestas, pero no dé respuestas fáciles y a conveniencia sino que planteen soluciones duraderas, veríamos entonces que no hay ni secretos ni soluciones divinas a nuestros problemas. De que están en nosotros mismos pero que inconscientes e incapaces de afrontar nuestros retos, permanecemos escondidos tras de nuestros propios miedos. Así entonces, el Papa y quizá sin proponérselo como un objetivo en sí, bien sabía que sus palabras no iban dirigidas a los hombres del poder sino a las mujeres y los hombres de fe. Los políticos creo yo, calcularon con el… mal pues. Y si creen nuestros políticos que seis días de abstracción de la realidad les bastaría para nublar la memoria a los mexicanos de la realidad nacional, insisto calcularon mal. Porque si mucho me apuran e insisto apreciación personal, sin que la visita del Papa nos haya dejado nada tangible, sí creo que dejo sembrada la confianza en uno mismo y con la inspiradora sensación de que; «si se quiere se puede y si se puede se quiere». (Si me dices por quién oras te diré quién eres, si me dices quién eres te diré por quién oras») Si actuamos de la mano y en la plena confianza de unos y otros el cambio es posible. Así entonces la historia cambiará y lo que esté por escribirse se escribirá. «A Dios lo que es Dios y al Pueblo… ¡lo que es del Pueblo!

Ya de salida

Así entonces, no espere que el presidente Enrique Peña Nieto vaya a salir a confesar de que, sí existió conflicto de intereses en el caso de la «casa blanca»; o de que Humberto Moreira acepte con lágrimas en los ojos de que es culpable del endeudamiento y posterior desvío de recursos en Coahuila durante su gestión gubernamental. Ni mucho menos que Jesús Murillo Karam ex de la PGR salga a decir que la verdad histórica es en realidad la mentira histórica en el tema de los 43 de Ayotzinapa ¡No claro que no!…// Como tampoco espere que a los editores y empresarios de Chiapas les vayan a pagar sus adeudos en ICOSO. Ah y déjese ya estar pensando de que «El Güero» Velasco se va de la entidad. El Papa, no hace milagros…// Así pues, hoy será la última jornada pastoral del Papa Francisco, el argentino Jorge Mario Bergoglio (ahora sí lo escribí correcto je) que como latinoamericano, ¡está más cerca de nosotros! O de menos ha de haber entendido mejor lo que le queríamos decir. ¡Buen viaje!…// Así pues quedamos ¡Empapados! Me queda claro. Salu2

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