Comentando la noticia / Alfonso Carbonell Chavez

¡Lo que hay que ver!

Perdón de inicio, pero cómo encabrona ver tanta miseria humana y tanta podredumbre en el gobierno pero no exento sectores sociales que en aras de su bienestar se presten, ignominiosamente, a agredir a sus propios paisanos. Y a quién o quiénes les quede el saco, pues que se lo pongan. Pero no entraré al desgaste de la sociedad misma o más bien no abonaré ni siquiera con la mención porque entonces sí, ya no tendríamos precisamente como sociedad, asideros ciertos, fuertes y creíbles. Pero lo antes comentado lo advierto como una provocación a lo que los medios de comunicación que sin generalizar, hoy muchos en sus miedos y peor aún, atrapados en sus estúpidas canonjías y prebendas sabedores, que los emporios construidos tienen orígenes ilícitos que resultan ser verdaderas mentadas de madre para un pueblo harto y cansado de tanta depredación y de tantos silencios cómplices; ¡Uta! ahora ciertos personajes nos vienen a vender falsas esperanzas sobre todo sabedores que entre el mundo del periodismo muchos sobreviven y están en pie por el orgullo y la dignidad de ser chiapaneco, decía, se atreven a inventar operadores «mediáticos» que consideran en su cálculo (ya lo dije con que calculan) que podrán, otro perdón, como si fueran a echarse un pedo, que los periodistas críticos ante un cañonazo de 50 mil (¿?) caerán rendidos a los pies de quienes han robado y traicionado al pueblo al que le merecen respeto. Creo que se equivocan estúpidamente en su cálculo, no es ese el procedimiento ni la estrategia. Aunque no omito manifestar que habrá muchos quienes sucumban ante tal perversidad. Sin caer en patrioterismos ni falsos romanticismos es menester lo advierto, que cada ciudadano y en este caso cada comunicador honesto, valiente y con dignidad, reflexione ante la posibilidad de vender su alma al diablo. Sé y de cierto, que hay muchos compas que toda su vida se la han pasado de perros y hoy que conviven y con beben con los personajes del poder (incluso algunos ya AA) se sienten abrumados (y apendejados) por tantas lisonjas y sobres amarillos que reciben por doquier sin saber, esos sí ni lo suponen, que son como los cubiertos de una mesa de postín que les sirven a los poderosos para deglutir sus alimentos voraces. ¡Pinches crédulos! Habría que verlos como departen el vino y los grandes filetes con personajes (no generalizo) que los miran de reojo. Sí esos que en sus casas tienen piscina casi del tamaño de sus casas de interés social. ¡Qué oso! Pero en fin. Es más pobre aquél que no teniendo nunca nada lo tiene y después lo pierde, que aquél que siempre tuvo y lo pierde. Se entiende o empiezo a sacar las manzanas. Será menester, lo sé.
Y así la vida de un pueblo que se niega a aprender la lección de la elección, ahí está en la oscuridad de sus temores mascullando sexenio tras sexenio la mísera vida a la que se han condenado. ¡Ah eso sí! elección tras lección no aprendida, ahí andan colgándoles guirnaldas al más pueril y descastado candidato del color que fuere aceptando, conscientemente lo afirmo, su trágico destino y condenando a los suyos a más de lo mismo. No tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre. (Dixit Chenalhó.) La verdad y les comparto mi tribulación; ¿hasta dónde chingados vamos o queremos llegar con este gobierno que no atina ni con diana a diez metros a dar soluciones creíbles y efectivas? ¡Me cachis me cae! Mientras los policías reprimen a mujeres y hombres del magisterio pero igual una bomba de gas se incrusta en un comercio o una casa lastimando a sus moradores, el que dice que gobierna, se dispone a cortar listones inaugurales de una calle en algún municipio que clama igual que los maestros diálogo y justicia valiéndole, literal, ¡madres! que resulten heridos, detenidos o incluso muertos. Chiapanecas y chiapanecos a los que sexenio tras sexenio, lo he dicho ya aquí, no solo les roban sus recursos sino hasta el más mínimo hálito de esperanza. Sus sueños. Sé que si Manuel Velasco se va, no será la solución al menos no inmediata a la problemática que hoy afecta a Chiapas. Pero lo que sí sabemos es y tres años y seis meses lo confirman, que no es con su permanencia como podrán encontrarse causes de solución. Abonemos; de que si cambió al corrupto secretario del transporte Fabián Estrada de Coss sí ¿Y? el pirataje, la venta de concesiones y otros actos más de corrupción se van a resolver. Déjeme por lo pronto ponerlo en sobrada duda. De que si el recién nombrado secretario de Transporte Carlos Mario Culebro Velasco puede ser la solución, déjenme también de menos darle el beneficio de la duda. Es un experimentado político y ha mostrado arrestos que lo avalan. Su enfrentamiento contra Pablo Salazar siendo presidente del Congreso a su asunción, es un evento que lo avala. El tiempo pasa y los hombres cambien. Espero que para bien. En tanto a la secretaría de Salud que regenteaba un tal Javier Paniagua, desde su encargo y posterior ratificación dio muestras de debilidad y rápidamente fue cooptado por los millonarios intereses del sector salud. La compra de medicamentos y otras adquisiciones, principal filón e invitación a la corrupción. De uno de sus antecesores del gobierno anterior James Montes (mejor conocido en el bajo mundo como James Bond) y de los millonarios desfalcos hoy, el pueblo sigue esperando que le expliquen. Ahora llegó al relevo un joven galeno Paco Ortega Farrera, quien despachaba en el Seguro Popular. A este chaval lo conozco desde que era pichi y a su hermano también. Su padre Don Mario, fue mi amigo y sé, de cierto lo sé, que pertenece a la cultura del esfuerzo y aunque las secretarías ni sus titulares son un programa de complacencias, si hago votos porque el joven doctor secretario haga honor a su nombre y a su palabra. Hasta aquí dejo el tema de los cambios.

Ya de salida

¡Lo que hay que ver! y sí, ésta afirmación más bien debiera transmutar a una interrogante sobre lo que pasa en Chiapas y así uno preguntarse ¿qué nos falta por ver? Y entonces sí empezaríamos a preocuparnos y más a ocuparnos de lo que se vislumbra en el mañana y futuro de Chiapas para que ya no sea más de lo mismo. De lo que hoy pasamos y todo apunta seguiremos viviendo: Más confrontaciones entre hermanos, más sin razones ¡más corrupción e impunidad! Más medios y periodistas vendidos. Más traidores a la patria chica; ¡más y mayor podredumbre humana extendida como cáncer que se propaga en su metástasis que invade todo el cuerpo social y lo destruye! Créanmelo a veces dan ganas de ya no comentar ni criticar ni arriesgarse a que un pendejo queda bien me tope, me agreda o quizá me mate. Y sé que el mundo seguirá rodando y a los muertos les seguirán llorando y no pasará nada. No crean que me quiero poner de víctima sería tan estúpido como aquél que quiere, sin querer, voltear los reflectores hacia su persona para que le devuelvan su programa de radio, tv o su espacio en un medio. Qué güeva. Lo que sí les digo a mis dos lectores (dixit Arcadio Acevedo) que uno no se puede estar inventando cada sexenio ni mucho menos cada trienio. Que quienes apostatas de la pluma se han infiltrado entre el gremio periodístico para saciar sus intereses pero nunca pensando en el colectivo social (¡ah cabrón!) sépanlo que aunque el ceniciento vaya a bailar con el príncipe en turno, a las 12 de la noche del reloj de la verdad y dignidad, sus carrozas se les convertirán en ¡calabaza! Sí quizá esperando a que el próximo príncipe, no se equivoquen, les vaya a calzar la zapatilla para que vivan siempre felices. ¡Hasta creen!…// ¡Me queda claro! Salu2 ya en el ombligo de la semana. Je.

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