Concentra Chiapas el 34 % de especies de viboras; 20 son txicas

En la Sierra Madre de Chiapas las serpientes venenosas más comunes son la nauyaca de frío, la nauyaca bicolor o adornada, la nauyaca saltadora y el coralillo

Ana Liz Leyte / Aquínoticias

En la depresión central de Chiapas las especies que abundan son el coralillo de canutos, el cantil y el cascabel tropical. Asimismo, en la zona costa se encuentran las especies de coralillo, la nauyaca real y la nauyaca chatilla.

Mientras que en la Sierra Madre de Chiapas las serpientes venenosas más comunes son la nauyaca de frío, la nauyaca bicolor o adornada, la nauyaca saltadora y el coralillo.

Sin duda, las serpientes son de los reptiles más atractivos que concentra México por su extensa cantidad de especies; 250 son diversos tipos de culebras, existen 44 diversos tipos de víboras, 15 especies de coralillos, serpientes marinas, serpientes ciegas delgadas, dos tipos de boas, dos serpientes ciegas y una chatillo.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) destaca que en el país existen 322 especies, que representan poco más de la quinta parte de los géneros del mundo y casi el 50 por ciento de especies exclusivas de nuestro territorio.

De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), en Chiapas existen alrededor de 110 especies de serpientes (34.16 por ciento) de las cuales, 20 son consideradas venenosas.

Dentro de las 20 serpientes, la Comisión precisa que 14 corresponden a la especie de nauyaca, cinco a la especie coralillos, una de la especie de víbora, una de la especie de cantil y una de especie marina.

Cabe destacar que en la zona de Selva Lacandona es donde habita la mayor cantidad de serpientes venenosas, pero que también pueden encontrarse en la zona norte, bosques, costa, frailesca y metropolitana de Chiapas.

Por ello, la Semarnat considera como necesario hacer conciencia sobre la importancia ecológica de las serpientes en los ecosistemas, ya que benefician de manera directa e indirecta a los humanos, al ser depredadoras de pequeños mamíferos, como ratones o ratas que pueden afectar los cultivos, por lo que su presencia disminuye el riesgo de contraer la enfermedad de Lyme, además son dispersoras de semillas y a su vez son presa de felinos y aves rapaces, y su veneno ha sido utilizado para la elaboración de diversos medicamentos, como algunos anticoagulantes.

La Semarnat refiere que estos reptiles son temidos por su capacidad de inocular veneno, o de asfixiar a sus presas por constricción, pero que también son perseguidas por coleccionistas extravagantes que propician el tráfico ilegal para mantenerlas cautivas, y acosadas por el avance urbano en que son las primeras especies en morir asesinadas.

Asimismo, expone que alrededor de estas enigmáticas y atractivas criaturas se han tejido muchos mitos que las colocan en los listados de peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de la NOM 059-SEMARNAT-2010.

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