Condenan criminalizacin de la marcha de 28S

Durante toda la jornada del 28 de septiembre hubo criminalización y señalamiento por parte de mujeres funcionarias contra el movimiento feminista

Angélica Jocelyn Soto Espinosa / Cimac Noticias 

Ciudad de México. La represión contra la protesta feminista que se vivió este 28 de septiembre, Día por la Despenalización y Legalización del Aborto, no inició en las calles del Centro capitalino, cuando miles de policías encapsularon por cerca de seis horas a decenas de jóvenes manifestantes. Esta agresión sólo fue el colofón de una larga jornada de criminalización y señalamientos por parte de mujeres funcionarias contra el movimiento feminista.

Todo empezó al mediodía, durante la conferencia de prensa mensual de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para informar los avances del Grupo Interinstitucional de Estrategias contra las Violencias (GIEV).

FOTO: Cortesía de Segob

En el mismo tono que ha usado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al señalar que el movimiento feminista está coptado por grupos de derecha, la titular de la Unidad de Apoyo al Sistema de Justicia de la Secretaría de Gobernación, Paulina Téllez Martínez, aseguró : «por desgracia nos hemos encontrado con algunos de estos grupos, que hemos dado cuenta tanto al subsecretario como a la secretaria, que hay personas que cobran, cobran 3 mil pesos porque la Secretaría de Gobernación acepte sus casos, y pues son cosas que no lo entendemos, estos mismos grupos».

Al cuestionarla respecto a qué grupos se refería, la funcionaria dijo que prefería reservarse los nombres pero aseguró que «ahora este mismo grupo que se llama feminista, que estuvo afuera de Palacio Nacional, ahora está tomando la caseta de Tlalpán, está boteando».

La liberación de casetas ha sido por años una forma de protesta de los movimientos sociales; en los meses recientes, distintos grupos feministas han recurrido a ellas para hacer escuchar sus demandas. La protesta social es un derecho que no puede castigarse, sin embargo, la criminalización de las manifestaciones en las casetas de cobro es frecuente. En junio pasado, el Estado de México vinculó a proceso a la defensora feminista Kenia Hernández por su presunta participación en estas protesas; para detener a Kenia, la Fiscalía la acusó sin pruebas del robo de 500 pesos y utilizó información de espionaje de una empresa concesionaria de estas casetas.

Manifestantes no son «víctimas reales»: Sánchez Cordero

En la conferencia de ayer, la secretaria de Gobernación respaldó la posición de Téllez Martínez y marcó una diferencia entre el movimiento de víctimas y el movimiento feminista, quienes históricamente se han acompañado para alcanzar justicia en casos particulares y para demandas generales, como la prevención y erradicación de la violencia feminicida que sigue a la alza en todo el país. De acuerdo con datos presentados ayer, de enero a agosto de 2020 hubo 2 mil 551 muertes violentas de mujeres; esto representa un aumento con respecto a 2019, cuando el dato fue de 2 mil 16.

La exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, detalló que el gobierno federal respalda a «quienes verdaderamente son las víctimas», pero «no se vale que algunas de ellas manejen el dolor de estas verdaderas víctimas y promuevan ciertamente estas protestas».

La funcionaria, que se ha autonombrado feminista a lo largo de su trayectoria en el servicio público, incluso aplaudió un confrontamiento que se difundió en redes sociales entre un padre cuyo hijo fue asesinado y unas manifestantes feministas. En el video, afuera del Palacio Nacional, se observa cómo el hombre le grita a una manifestante y cuestiona las formas de protestar de las mujeres. Al respecto de este vídeo, Sánchez Cordero expresó «es un video muy demostrativo de que efectivamente quienes han sido las víctimas reales de violencia, (tienen) nuestro respeto más irrestricto a su dolor, y nuestra empatía y acompañamiento, (contrario) a quienes por otro lado están manejando este dolor», señaló.

A estas acusaciones, la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) –también presente en la conferencia– sumó un nuevo mensaje: las llamadas de emergencia al 911 por delitos relacionados con volencia contra las mujeres se dispararon a 178 mil 31 de enero a agosto de 2020; sin embargo, precisó, esto fue consecuencia de una efectiva campaña de comunicación del gobierno federal pero no refleja que la violencia contra las mujeres haya aumentado durante la pandemia, toda vez que las instituciones encargadas de atenderlas «hasta el momento no reportan de manera concluyente un aumento de este tipo de incidentes».

De señalamientos a la represión 

CIMACFoto: Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Al cierre del evento de Sánchez Cordero, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, difundió información y fotografías «encontradas en redes sociales» de una ciudadana que apoyó a los grupos feministas que tomaron las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

La jefa de gobierno vinculó a María Beatriz Gazca Acevedo, quien hasta ayer se desempeñaba como vicepresidenta de Recursos Humanos de GIN Grupo (empresa especializada en la administración de outsourcing e investigadas por fraudes fiscales), con empresarios ligados al poder político de la administración priísta pasada.

Sheinbaum no presentó pruebas para demostrar que el apoyo proporcionado por Gazca Acevedo vino directamente de la empresa en la que trabajaba o de partidos políticos; al contrario, dijo que dejaría a consideración «de la opinión pública» estos datos y pidió a los medios de comunicación seguir investigando.

Este señalamiento público propició un par de horas más tarde que la empresa GIN Grupo se deslindara de los actos de Beatriz Gazca y la despidiera por apoyar al movimiento feminista. También dijo que la empresa la investigará para determinar si en efecto «ha apoyado de alguna manera cualquier manifestación violenta o contraria a la legalidad».

Tras ventilar también que las agrupaciones feministas que tomaron la CNDH tienen diferencias entre sí, la jefa de gobierno lanzó el cuestionamiento: «cómo es que (protestan) mujeres que se tapan el rostro, que luchan por la despenalización del aborto en una ciudad que tiene 13 años de tener este derecho, contra la represión policial en una ciudad en la que, al contrario, lo que estamos haciendo es cambiar a los cuerpos policiales para que no haya un cuerpo represivo, sino sencillamente apoyo a la policía y contención civil».

Pero este mensaje no sería más que el preámbulo de una de las jornadas más largas de represión contra las protestas feministas en la Ciudad de México durante la actual administración.

Cinco horas encapsuladas 

Como lo advirtió Sheinbaum, esta tarde decenas de mujeres se dieron cita en diferentes puntos de la capital para protestar por la despenalización del aborto en todo México. Uno de los contingentes, de no más de 100 mujeres, salió del Monumento a la Revolución con dirección al Hemiciclo a Juárez.

Al punto de las tres de la tarde, minutos después del mensaje de la jefa de gobierno, se desplegó un operativo policial que se encontró con las manifestantes en la esquina de Paseo de la Reforma y avenida Juárez. Ahí, un cerco de, inicialmente, cientos de policías confrontó con gases a las feministas.

En minutos, los policías se multiplicaron y formaron una cápsula policial que encerró a decenas de manifestantes, formando un tapón que impidió por al menos tres horas que el contingente continuara su paso o que alguien más se uniera.

CIMACFoto: Angélica Jocelyn Soto Espinosa

«Déjenlas salir», «Déjenlas salir», era el grito común de la decena de manifestantes feministas que se formó tras las tres vallas policiales que separaban a las encapsuladas del resto del grupo. Al mismo tiempo, dentro del encapsulamiento las consignas se escuchaban con fuerza: «hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar este sistema patriarcal».

Con la mirada nerviosa, una hora después, las policías dejaron de dar la espalda a las manifestantes que exigían la liberación de las encapsuladas. En una orden, una fila completa se puso de frente a las manifestantes de afuera y, luego de recibir gritos y consignas, lanzaron gases verdes picantes para dispersarlas.

CIMACFoto: Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Contrario a lo que pasaba en la realidad, la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX aseguró en ese momento en un tweet que «mujeres policías de esta Secretaría no utilizan gas lacrimógeno, ni gas pimienta para dispersar manifestantes; solo están equipadas con equipo de protección personal y extintores para mitigar cualquier incendio».

Cimacnoticias también presenció cómo un grupo de mujeres policías compartió agua e indicaciones con un grupo de mujeres vestidas de negro y encapuchadas, quienes después se mezclaron con el resto de manifestantes.

Pese al intento de dispersar los contingentes, el grupo de feministas que quedó fuera del encapsulamiento se hizo más grande y avanzó hacia hacia el Hemiciclo a Juárez, donde las esperaban otros grupos feministas. A la par, un nuevo grupo de policías auxiliares y de tránsito formaron filas alrededor de la marcha.

A las 5:30 de la tarde, las feministas encapsuladas consiguieron avanzar con todo y el cuerpo policial que las tenía contenidas por enfrente, por sus dos costados y por la parte de atrás. Si bien la SSC reportó oficialmente un total de 620 policías desplegados, durante toda la protesta se observaron a miles de uniformados para contener a un grupo de no más de 300 manifestantes. Durante la marcha, el resto de contingentes avanzó con filas de policías intercalados, entre quienes se originaron pequeñas confrontaciones que se disolvieron rápido.

CIMACFoto: Angélica Jocelyn Soto Espinosa

A las 6:00 en punto, los contingentes se concentraron frente al Palacio de Bellas Artes y la Antimonumenta «Ni una menos». Ahí colocaron un templete en la avenida Eje Central sobre el que distintas víctimas de violencia narraron distintos hechos de impunidad e incluso persecución policial contra las mujeres en la CDMX. Las manifestantes expresaron que no se irían del lugar hasta que los policías despejaran por completo las salidas.

CIMACFoto: Angélica Jocelyn Soto Espinosa

Fue una hora de confrontación. Mientras las feministas cantaban consignas y gritos a las y los policías, éstos les lanzaban de manera intermitente gases rosas y verdes. Luego de replegarse para evitar la picazón del polvo, las mujeres respondían con botellas de agua, de vidrios y de pintura.

Con la noche cerca, las y los policías se retiraron de a poco a poco en pequeñas filas. Una vez liberadas las salidas, las manifestantes decidieron irse juntas en dirección a Garibaldi y ahí dispersarse. La avenida Juárez quedó sola en menos de 10 minutos. 

El reloj de la Torre Latinoamericana marcaba las 7:30 de la noche y la última manifestante aún daba vuelta a la esquina, cuando personal de limpieza capitalino ya se movilizaba detrás de ella para limpiar inmediatamente cada una de las consignas que las feministas habían querido dejar como huella de esa protesta: «el aborto para todas», decía la última que borraron.

CIMACFoto: Angélica Jocelyn Soto Espinosa

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