Eduardo Ramirez, el senador que se contradice en la paridad de genero

Sandra de los Santos / Aquínoticias

El senador chiapaneco y ahora presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Eduardo Ramírez Aguilar fue uno de los que tomó la tribuna cuando, el 14 de mayo del 2019, se aprobó la reforma conocida «Paridad en Todo», la cual ahora está en discusión por las mismas personas que la aprobaron.
Hace 18 meses, el senador aseguró: «Esta etapa de la vida pública en México tiene que ser un antes y un después. Viene una nueva etapa. Hoy vamos a votar un tema trascendente no solamente para las mujeres, va a cambiar la concepción de la vida pública, no se trata solamente de garantizar el punto de partida, vamos a garantizar el punto de llegada».
Su discurso no se quedó ahí, prosiguió: «Es una propuesta radical, incluso, sí, que atenta contra los derechos políticos de quienes estamos del lado del género masculino, también es cierto, pero así es nuestra democracia. Decidimos jugar en este rol del sistema político mexicano, pero hoy las reglas ya no están claras, y hoy las reglas van a cambiar en beneficio de las mujeres». Aunque, en esta segunda parte del discurso se deja ver que el legislador no termina de entender lo que significa la paridad de género, ya que no es algo que atenta contra los hombres, sino es una medida afirmativa necesaria para garantizar la participación política de las mujeres, quienes han estado relegadas en los asuntos públicos del país. Sin embargo, el punto del senador era que apoyaba la paridad en todo, es decir, que la mitad de todos los puestos de decisión sean ocupados por mujeres.
El Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó los criterios para aplicar la reforma del legislativo y ordenó a los partidos políticos que en ocho de las 15 gubernaturas que se disputarán en el proceso electoral del 2021 las candidatas deberán de ser mujeres. En la misma sesión del Consejo General del INE que se discutió este tema, los partidos políticos señalaron su descontento. Después, por medio de la Cámara Alta se decidió impugnar la decisión.
Oscar Eduardo Ramírez Aguilar, quien aseguró que el interés del Legislativo era «defender siempre los derechos de las mujeres». Ahora, como presidente de la Mesa Directiva del Senado, presentó el recurso de apelación en el Tribunal Electoral alegando que no se trata de ir en contra de la paridad ni de las mujeres, sino de defender la Constitución y el federalismo.
Para aclarar su posición, el 11 de noviembre Ramírez Aguilar dijo a los medios que «ojalá que en las 15 entidades federativas» las mujeres encabezaran el cambio en todos los partidos políticos, pero remarcó que la impugnación se presentó a nombre del legislativo: «No es una discusión en contra de las mujeres. Al contrario, solamente es una discusión de carácter constitucional, porque no se pueden invadir esferas de competencia».
En la impugnación en el Senado se aseguró que el INE invadió competencias y usurpó la tarea de legislar en materia electoral, algo que sólo les corresponde a senadores y diputados —y que paradójicamente omitieron realizar desde 2019—. Aunque los legisladores dicen no estar en contra de la paridad, rechazan una medida que en los hechos garantiza la participación política de las mujeres.
Históricamente los grupos en el poder, encabezados por hombres, crean argumentos para evitar que las mujeres tengan acceso real a los puestos de decisión. Pocas veces se atreven a decir, abiertamente, que a lo se niegan es que ellas lleguen y con ello ser excluidos. Los discursos que dan son tan diferentes como increíbles.
Después de la Revolución Mexicana lo que se dijo para evitar que las mujeres tuvieron derecho al voto es que ellas le iban a dar el triunfo a la derecha. En años posteriores se aseguró que eran las propias mujeres que no estaban interesadas en participar en la política cuando existían diferentes movimientos sufragistas.
Las cuotas de género fueron burlados en varios procesos electorales argumentando que los partidos políticos escogían a sus candidatos de manera «democrática», lo cual era solo una forma de evadir la obligación electoral.
Con la obligatoriedad de la paridad de género hemos tenido que ver diferentes formas que han encontrado los partidos políticos y los grupos en el poder para evitar que las mujeres tengan acceso real a los cargos públicos desde que son obligadas a renunciar hasta la simulación del ejercicio de los cargos.
Las reglas patriarcales en la política no han cambiado porque tampoco ha cambiado la sociedad, si bien, la obligatoriedad de la paridad de género está haciendo que el paso hacía ese cambio sea más acelerado también da cuenta de la resistencia que existe de parte de los hombres, inclusive, de aquellos que en el discurso se dicen aliados de la paridad.
La paridad de género en la política no termina cuando son presentadas las listas de candidaturas, tampoco cuando se concluye el proceso electoral. La paridad de género en una democracia es una forma de gobernar en donde se reconocen los derechos políticos de las mujeres en la toma de decisiones de manera permanente. No solo sólo se trata de números sino del ejercicio real del poder, ese que se niegan los grupos en el poder a soltar.

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