En la Mira / Hector Estrada

México y Guatemala, realidades distintas

El sobresaliente logro alcanzado por la ciudadanía guatemalteca con el retiro de la inmunidad al presidente Otto Pérez Molina ofrece nuevas respuestas, más preguntas y otros puntos de análisis para la situación que enfrenta México, específicamente para entidades como Chiapas donde hoy se viven problemáticas similares de corrupción gubernamental e indignación social.
Guatemala se enfrenta actualmente a un proceso electoral para elegir al nuevo Presidente de la República cuyos comicios se realizarán el próximo 6 de septiembre. Lo anterior resulta un dato importante para entender mejor la creciente vulnerabilidad presidencial de Otto Pérez, con una administración federal que concluye ya en menos de cinco meses.
El mandatario guatemalteco fue acusado el viernes 21 de agosto por la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) de ser el líder de una red de defraudación aduanera conocida como «La Línea». La misma acusación por la que guarda prisión la ex vicepresidenta Roxana Baldetti.
Junto a las acusaciones muchos guatemaltecos han salido a las calles para pedir la renuncia de Pérez Molina. El jueves pasado fue la última protesta multitudinaria en su contra, cuando Guatemala amaneció con las calles ocupadas por miles de ciudadanos; unos 75 mil en el interior del país y otros 25 mil más en la capital.
Ante tanta presión social, el sábado 22 de agosto seis de sus 13 ministros y otros altos cargos renunciaron, dejando sólo «al jefe». Los primeros fueron el de Economía y los viceministros de Educación, Salud y Agricultura, quienes dejaron sus respectivas dependencias.
Un día después se sumaron los titulares de Finanzas, Comunicaciones y Secretaría General de Planificación. Además, el exministro de Defensa, Manuel López Ambrosio, y el de Interior, Mauricio López Bonilla, abandonaron el país rumbo a Panamá, Estado con el que Guatemala no tiene tratado de extradición.
La Corte Suprema de Justicia de Guatemala avaló pronto el juicio en contra del Presidente de la República, por lo que este martes el asunto llegó a su máximo nivel cuando el Congreso convocó a una sesión ordinaria en la que decidió levantar inmunidad al presidente Pérez Molina. 132 diputados votaron a favor de la medida, ninguno en contra y 26 diputados no asistieron a la sesión.
El caso Otto Pérez en Guatemala deja en claro notorias diferencias con la situación mexicana. Hace evidente las deficiencias de gobernabilidad que enfrenta México en materia de procuración de justicia. Porque allá los poderes y las instituciones sí han sido efectivas, pues respondido al clamor popular de justicia y la legalidad, por encima del poder presidencial.
En México el panorama no resulta tan sencillo. Aquí no hay un Congreso con verdadera oposición y, mucho menos, que represente intereses ciudadanos legítimos. En nuestro país las instancias del poder judicial, las instituciones y las figuras de representación legislativa parecen secuestradas por la figura presidencial, como cómplices, legitimadores y comparsas del máximo ejecutivo en turno.
Aquí parece no haber movilizaciones ciudadanas ni víctimas suficientes para autoridades sordas, dispuestas a ignorar casi cualquier escenario de convulsión social. Pero eso no debe ser pretexto para bajar la guardia y sumirse en la resignación. Guatemala debe ser ejemplo y aliciente para otras luchas en México que, sin duda, requieren de mayores esfuerzos pero son igual de posibles que la proeza guatemalteca.

 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *