En la Mira / Hector Estrada

El millonario fraude de las aulas prefabricadas

[dropcap]E[/dropcap]l fraude de más de mil millones de pesos que significó el programa para la construcción de aulas prefabricadas en Chiapas durante el gobierno de Juan Sabines Guerrero podría ser uno de los temas por el cual el ex mandatario chiapaneco o sus funcionarios sean llamados a rendir explicaciones.
Bajo el nombre «un aula cada tres horas» Sabines Guerrero lanzó durante la segunda mitad de su gobierno un programa para la construcción de más de dos mil salones de clases con elementos prefabricados que –aseguró- se convertiría en la «estrategia extraordinaria» para solucionar el rezago en materia de infraestructura educativa física.
Para el «ambicioso programa» se destinó presupuesto de mil 119 millones de pesos y la asignación de 214 contratos a diversas empresas constructoras que se encargarían de armar y habilitar 7.26 aulas por día con costo unitario de medio millón de pesos.
En total se construyeron poco más de dos mil aulas durante el gobierno pasado que fueron entregadas (a medias) a la nueva administración gubernamental de Velasco Coello con evidentes anomalías que terminaron por exponer en cuestión de meses sus graves deficiencias de armado y materiales de fabricación.
Hoy, a menos de cuatro años de haber sido entregadas, el 80 por ciento de esas aulas (alrededor de mil 600) ya están colapsadas. Son inmuebles prácticamente inutilizables cuya vida útil ni siquiera rebaso los dos años en la gran mayoría de los casos.
Las aulas que aún quedan en pie generan ciertas dudas sobre la seguridad para los estudiantes y docentes. No hay condiciones que garanticen su resistencia, por lo que se mantienen como inmuebles de alto riesgo, tomando en cuenta los alarmantes ejemplos de las otras estructuras colapsadas.
Son más de mil millones de pesos que fueron tirados a la basura o al bolsillo de la corrupción en obras evidentemente mal ejecutadas, con graves deficiencias de calidad en los materiales usados y dudosas licitaciones que hoy se encuentran ya en auditoría a través de la Secretaría de la Función Pública en Chiapas.
El propio Instituto de la Infraestructura Física Educativa del Estado de Chiapas (INIFECH) ha reconocido ya la situación y aportado la documentación necesaria para las auditorias respectivas. Y es que no se necesita ser un experto en la materia para asumir que se trata de un programa turbio y lleno de descaradas anomalías.
De manera similar a lo sucedido con las decadentes Ciudades Rurales y otros tantos programas gubernamentales del sexenio pasado, el programa de aulas prefabricadas en Chiapas huele a corrupción pura, a un irregular uso de recursos y ejecución de obras con deficiencias que no pueden perdonarse.
El caso ha estado en manos de la Secretaría de la Función Pública en Chiapas por más de dos años, por lo que el tiempo de respuestas se agota. Las auditorias deberán pronto estar fincando responsabilidades y llamando a la rendición de cuentas, pues de lo contrario nuevamente se estaría dando un claro mensaje de complicidad entre la actual y la pasada administración estatal que ya no puede pasarse por alto.

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