En la Mira / Hector Estrada

El sospechoso actuar de Morena en Chiapas

La forma tan «conveniente» en que el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) juega sus cartas en Chiapas despierta sospechas lógicas sobre su papel como verdadero partido de oposición en la entidad chiapaneca y la congruencia de sus dichos que lo auto-asumen como un organismo político «diferente al resto».
La extraña prudencia política con la que se condujo dicho partido durante el pasado proceso electoral, tan lleno de ilegalidad documentada, dista mucho de las formas acostumbradas por su militancia y su propia dirigencia nacional.
Fueron pocos y reservados los pronunciamientos de Morena ante la injerencia directa de Manuel Velasco Coello sobre las contiendas electorales municipales. Su inconformidad no pasó más allá de denuncias mediáticas fugaces, uno que otro proceso de inconformidad ante el árbitro electoral y la participación acusatoria de su representante frete el IPEC.
Aquí Morena no hizo el «alboroto» acostumbrado ante jornadas electorales tan anómalas como la vivida en Chiapas. Después del 19 de septiembre el partido pareció caer un cómodo silencio de conformidad tras colocarse como el tercer partido con mayor cantidad de votos, obtener sus diputaciones plurinominales y hacerse de una que otra alcaldía.
En casos emblemáticos de fraudes electorales tan importantes como el de Tuxtla Gutiérrez la dirigencia nacional de Morena simplemente decidió hacerse de la vista gorda, marcar distancia y abandonar a una nutrida ciudadanía agraviada que se movilizaba y reclamaba en las calles el respeto a la voluntad electoral.
Ni Pío López Obrador y mucho menos Andrés Manuel López Obrador tomaron partido sobre uno de los más escandalosos fraudes electorales que se hayan vivido en la historia de Chiapas, específicamente en Tuxtla Gutiérrez. No hicieron nada al respecto y callaron sospechosamente, dejando prácticamente solo a su ex candidato a la alcaldía de la capital chiapaneca, Víctor Manuel Ancheyta Bringas.
Sin embargo, el hecho de mayor cinismo al interior de Morena se registró apenas hace unos días cuando el Comité Ejecutivo Nacional anunció la suspensión y posible expulsión de Ancheyta Bringas, bajo el número de investigación CNHJ-CHIS-220-15, por haber reconocido el triunfo del ex candidato panista Francisco Rojas Toledo.
Haber contradicho los resultados preliminares del Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) que otorgaba el triunfo del candidato oficial y reconocer la victoria de otro candidatos de oposición (según sus propias actas de casilla) se convirtió el principal delito de Manuel Ancheyta para ser sometido a su posible expulsión de Morena en Chiapas, en un asunto que parece más un tema de revancha que de justicia partidista.
La actitud asumida por Morena en el Caso Tuxtla no sólo resulta sospechosa, también deja de manifiesto su postura ante el flagrante fraude electoral del pasado 19 de julio que contradice todos los argumentos casi canónicos de su dirigencia nacional que definen al partido como un permanente «defensor de la democracia».
En caso de consumarse la expulsión de Víctor Ancheyta el Movimiento de Regeneración Nacional estará emitiendo un mensaje de evidente contradicción a sus dichos, pero sobre todo estará dando sustento a los señalamientos de aquellos adversarios que han asegurado la permanente cercanía y negociación de los hermanos López Obrador con el gobierno de Manuel Velasco para acceder a sus respectivas cuotas de poder.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *