En la Mira / Hector Estrada

En Chiapas, primero el Papa y luego el Zika

Mientras las autoridades de salud en Chiapas se desviven en los planes para atender posibles emergencias durante la visita del Papa Francisco, la epidemia del Zika en la entidad avanza sin contratiempos, amenazando un escenario similar al vivido con el virus de la Chikungunya que cobró la vida de varias víctimas fuera de los reportes oficiales.
Y es que, aunque las cifras de las secretarías de salud, tanto estatal como federal, sólo reportan 13 casos confirmados en Chiapas, el reporte de personas con los síntomas característicos del Zika se ha vuelto cada vez más común en distintos municipios de la geografía chiapaneca.
Al igual que el virus del Chikungunya, el virus del Zika no es un asunto que deba tomarse a la ligera, pues ha demostrado ser un padecimiento con graves consecuencias para la salud, principalmente en personas con enfermedades hepáticas crónicas y mujeres embarazadas.
Ya los ministerios de exteriores en países como Gran Bretaña y Francia han emitido alertas a sus ciudadanos para considerar sus viajes a México, sobre todo a las regiones del sur mexicano como el estado de Chiapas donde la vulnerabilidad a los posibles contagios es mayor. En el caso de las embarazadas, los gobiernos europeos definitivamente han recomendado reagendar sus viajes.
Pero actualmente para las autoridades de salud, por lo menos en Chiapas, parecen haber asuntos «más importantes» que atender la contingencia que apenas comienza. Los programas para la eliminación de cacharros y abatización lucen casi inexistentes en ciudades como Tuxtla Gutiérrez donde los contagios de Chinkungunya se propagaron con mayor fuerza.
Aquí parecen más preocupados en terminar la habilitación especial de uno de los hospitales más importantes de la capital chiapaneca para la atención exclusiva del Papa Francisco y su numerosa comitiva, en caso de presentarse alguna urgencia médica durante su visita programada para el próximo 15 de febrero.
Se trata de 10 camas del Hospital de Especialidades «Vida Mejor», instaladas en el área con dispositivos de oxígeno, servicios médicos y de enfermería, así como dos salas con equipos para «trauma» y «choque», a las que se integran dos ambulancias para atender urgencias de reanimación cardiopulmonar. Además de la suspensión del servicio médico para el resto de los derechohabientes durante el día de la visita papal.
Porque para este tipo de eventos mediáticos es evidente que las autoridades no están dispuestas a escatimar recursos o esfuerzos, mientras las verdaderas contingencias salubres cobran cara factura con la población más vulnerables que hoy está lejos de las preocupaciones gubernamentales e indefensa ante la amenaza de epidemias como el Zika.
Con estas premisas, no cabe duda que el panorama a futuro se vislumbra nada alentador. Las condiciones vaticinan un escenario similar a lo vivido con el virus del Chinkungunya donde los enfermos «no oficiales» abundaron en las ciudades, ejidos y comunidades de Chiapas, lejos de la atención obligada por los sistemas gubernamentales que claramente fueron sobrepasados por la contingencia.

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