En Resumen… / Pascual Cruz Galdamez

El tema por demás repudiable es el acarreo, pero, ojo, todos lo hacen

No solamente Roberto Albores Gleason es quien violenta flagrantemente las leyes habidas y por haber, ese es el tema que realmente debe tocarse, pues el acarreo de personas a eventos políticos, sobre todo de mujeres, niños y ancianos, es a diario y de la manera más vil y descarada se utilizan los programas sociales como las despensas y el AMANECER. Lucrar con la pobreza y necesidad de las personas afiliadas a algún programa gubernamental es el mecanismo más fácil que la mayoría de los políticos y de todos los partidos utilizan para llenar las plazas cuando organizan sus actos. La inmensa mayoría de los asistentes van en contra de su voluntad, coactados, y lo peor es que los operadores de dichos programas cumplen con sus amenazas de quitar de las listas a quienes no asisten a engordarles el caldo a los insensibles y voraces buitres que a como dé lugar buscan seguir colgados de la teta presupuestal oficial.
Sólo un acto de la divina providencia podría calmar la avaricia de políticos como Albores Gleason, Enoc Hernández, por mencionar a un par de los que gustan de arrastrar multitudes para hacer creer que tienen muchos seguidores, pero que como ya ha quedado al descubierto, esos escenarios únicamente servirán para cocinar el posible fraude electoral que ya se ve venir, pues a esos eventos siempre llegan las mismas personas, que son utilizados de manera inhumana mismas que tienen que asistir por el temor de que les sea retirado el apoyo que reciben periódicamente.
Tristemente, la frase de los defensores de Gleason, está llena de razón; «todos lo hacen». Efectivamente, la enfermedad de querer hacerse del poder aunque no cuenten con la aceptación ni siquiera con los de su propio grupo político, es la razón por la que el pueblo tendrá que seguir viendo y soportando estos escenarios como los que se vivieron el sábado en el estadio de futbol de la capital chiapaneca. En donde para variar se presentaron otros incidentes que le pegaron a Roberto Albores Gleason una especie de gancho al hígado. Sin embargo valdría la pena preguntarse; ¿realmente le importa a este remedo de político lo sucedido y la forma como sus operadores arrastraron casi a la fuerza a las personas? Yo, particularmente creo le importa un soberano cacahuate.
Los mecanismos utilizados por los políticos de ahora, dan respuesta a la interrogante del por qué a la clase política en México le interesa que cada vez existan más pobres; simplemente porque una pueblo necesitado y pobre será un pueblo sometido, una sociedad ignorante y con hambre es la materia prima perfecta para lograr esos aviesos intereses.
Quizá por eso a Gleason, Enoc y otros tantos más, no les preocupa lo que se diga en los medios masivos y mucho más en las redes sociales, pues a esta clase cínica, que ya encontró en el acarreo y la coacción, la manera más fácil de hacerse de «seguidores», no hay una autoridad que los pare, pues todos emanan del mismo pútrido sistema en el poder. Así que como dijo aquel, «El que sigue».

Nos leemos en el próximo En Resumen…

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