En Resumen… / Pascual Cruz Galdamez

Chiapas vuelve a ser protagonista

En su historia contemporánea, como en algunas otras ocasiones las cuales se encuentran registradas en los libros, Chiapas ha sido la sede de escenas protagonizada por sus habitantes en contra del sistema que nos gobierna. Esos pasajes, algunos más cruentos que otros, han captado la atención de propios y extraños, de medios locales, nacionales y extranjeros, que desnudan ante los ojos del mundo el hartazgo de un pueblo hacia sus gobernantes; un gobierno que se ha mofado, que ha engañado y robado vilmente y que, por si fuera poco, lo mantiene en los primeros lugares de rezago en cualquier rubro que quiera revisarse, siendo Chiapas la entidad que ocupa los más altos índices de marginalidad y pobreza extrema, pero que a la vez contamos con la desgracia de tener personas en el poder público que no ven, no sienten, mucho menos escuchan el clamor de un pueblo que se cae a pedazos, cuya gente se está matando entre sí por una porción de tierra como medio para producir y sobrevivir.
La visita del presidente Enrique Peña Nieto hoy, como muchas otras veces, sólo representa una burla para el pueblo chiapaneco, pues nada hay que festinar, mucho menos si se trata de conmemorar a los pueblos indígenas, pues son los grupos étnicos los que más han resentido el olvido y el saqueo gubernamental. Son los indígenas quienes han regado con su sangre la tierra, producto de las luchas por el poder que mantienen las clases dominantes, basta recordar al pueblo Chamula, a Oxchuc, a Chenaló, entre otros municipios indígenas donde la voracidad y el hambre carroñera de poder por parte de algunos políticos, han propiciado enfrentamientos entre hermanos de raza con resultados fatales que, no podríamos decir llevarán en la conciencia muchos porque creo carecen de ella.
Lo ocurrido en la colonial Chiapa de Corzo, por cierto lugar que fue escogido por las autoridades para hacer un show de la visita del presidente de la república por estar más cercano a la capital y no a las zonas indígenas donde el conflicto está más a flor de piel hoy que antes, es la cosecha de lo sembrado en lo que va del sexenio, les salió más caro el caldo que las albóndigas, pues Chiapa de Corzo es un pueblo civilizado pero cansado y harto de las arbitrariedades oficiales, que ayer se hizo escuchar, y vaya forma en que lo hizo, y, aunque ningún tipo de violencia se justifica, tampoco se justifica que Manuel Velasco Coello y Enrique Peña Nieto, conocedores y parte ambos del saqueo indiscriminado de los recursos, vengan a burlarse en las narices de los chiapanecos en lugar de hacer justicia por todo el dinero que se han robado la gavilla de funcionarios, algunos hasta de tercer nivel, creando fundaciones y partidos políticos, los cuales han sido la vía para saquear el dinero que debió ser destinado para salud, educación, obras y demás, pero que en lugar de eso, lo han destinado para sus campañas de proselitismo con miras a seguir enquistados en el poder.
Para nadie es un secreto que ni la federación mucho menos el estado han tenido la delicadeza de atender a tanta denuncia por desvíos de recursos, denuncias que han sido plenamente probadas, tampoco es un secreto que no hay medicamentos en los hospitales, que no hay ni para el papel de baño en las oficinas gubernamentales, que no hay recursos para los gastos de operatividad de los programas; y lo peor, que no hay con quien quejarse, que tanto Peña Nieto, sus compinches enquistados como titulares en las dependencias federales, el gobernador de Chiapas, los órganos de control, léase Contraloría General, Órgano de Fiscalización Superior, sirven únicamente para darle chamba a familiares y amigos; por mencionar un par de ejemplos de la imperante corrupción maquinada desde el propio gobierno federal, y todavía se atreven a decir que el recibimiento del lunes al presidente fue un acto vandálico.

Suele ocurrir…

Dicen por ahí que Enrique Peña Nieto, en el evento hizo un gesto de desprecio al presidente del Congreso del Estado de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar; apreciación que no comparto, pues en este tipo de actos un gobernador, como titular del poder ejecutivo, se hace acompañar siempre por los titulares de los otros dos poderes, legislativo y judicial, para recibir a una visita de tal envergadura, por lo tanto se saludan sobremanera antes, por lo que no hay necesidad de saludarlos a cada rato. Claro, es una apreciación muy particular, pero de eso a adivinar lo que Peña Nieto pensaba en ese momento, se necesitaría ser sabio.
Por hoy es todo, nos leemos en el próximo En Resumen…

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