Galimatías / Ernesto Gómez Pananá

Niñeces

Hace pocos años, en 2018, la ONU decretó el Día Mundial de La Bicicleta, y se conmemora cada tres de junio.

No obstante, los días 19 de abril también son un día dedicado a este aparato fantástico de acero y caucho -o de aluminio o de fibra de carbono-. La historia es curiosa:

El 19 de abril de 1943, el científico Albert Hoffman realizó pruebas con un fármaco que estaba probando en su laboratorio. Al volver a su domicilio -en bicicleta-, notó que la sustancia que había ingerido si provocaba efectos cómico-mágico-musicales: el trayecto a casa se convirtió en un muy divertido y lúdico viaje psicodélico. Acababa de descubrir el LSD.

La fecha se instituyó en 1985 y en el Galimatías de hoy la traigo a cuenta porque combina de manera perfecta con la conmemoración de hoy 30 de abril: el Día de La Niñez o las infancias -para expresarlo de formapolíticamentecorrecta- y los momentos divertidos que la bicicleta ha dado a miles de niñ@s, incluido el que escribe.

Crecí en una familia de recursos moderados, los juguetes llegaban solo en navidad y en los cumpleaños y de entre aquellos especiales recuerdo el muñeco Kid Acero -como una Barbie pero barraco y para “barraquitos- y el Helicóptero Madelman -una locura de detalles realistas- pero nada se compara con la bicicleta verde que me regalaron cuando cumplí once años.

La instrucción parental era manejar siempre sobre la banqueta, no obstante que la bici era grande y yo, aunque de once años parecía de 14.

Poco a poco, la bici verde pasó de ser solo un juguete para convertirse en medio de transporte, o más bien yo me convertí en el mensajero de Rappi de mi casa: en la bici iba a los mandados de mi madre y de mi abuela, al mercado, a la modista, a la farmacia o la ferretería, al supermercado. También a comprar materiales a la papelería. Además, un domingo al mes se organizaban paseos matutinos por toda la avenida central. Decenas de muchachitos -y muchachitas- pedaleando bajo el sol, echando carreritas con una botella de frutsi atorada en la llanta para “sonar como moto”. Eran los mejores domingos. Como dicen ahora en los memes, éramos felices y no lo sabíamos.

Escribió Nietzsche que la madurez del hombre llega cuando se ha vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño y creo que tiene razón: la emoción, la alegría al montar bicicleta hoy, emula aquella experimentada en mi bicicleta verde a los once años.
Desde este Galimatías me subo al tren y abrazo al niño que fui. Sigamos rodando por las calles de Tuxtla, con libertad y con alegría.

Oximoronas 1. Checo Pérez se alza con la victoria en Azerbaiyán. Un grande. Un guerrero.

Oximoronas 2. No. Azerbaiyán no es lo mismo que Tayikistán.

Oximoronas 3. Tuxtla es la capital política de Chiapas pero El Soconusco y Tapachula son su locomotora económica. Mención especial para sus mangos: Ataulfo, Paraíso, Manila, Piña o Tommy. Los mejores del mundo.

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