Hoja de apuntes / Enrique Alfaro

Finanzas, sucesión e impunidad

En México las finanzas públicas están íntimamente ligadas a la sucesiones y es en estas dónde los políticos ganan o pierden impunidad. Los gobernadores simpatizantes de candidaturas presidenciales del tricolor se han destacado por su aportación de fondos a las mismas. Eso explica las complicadas realidades financieras que enfrentan muchos entidades federativas.
El ejemplo más evidente es el uso electoral que se le dio a los fondos obtenidos del endeudamiento del estado de Coahuila que le garantizó a Humberto Moreira llegar al liderazgo nacional priísta y, posteriormente, gozar de impunidad, encubrimiento y vergonzosa defensa del gobierno de Peña Nieto, cuando el ex gobernador fue detenido en España.
En el caso de Chiapas, el ex mandatario Juan Sabines garantizó su vigencia política luego de aportar recursos a las campañas del 2012, de la que resultaron ganadores los actuales mandatarios Peña y Velasco. Posteriomente, como premio a la contribución efectuada, Sabines ganó inmunidad diplomática, al nombrársele consul en Orlando, Florida.
Los recursos que se pusieron a disposición de la campaña peñista, se deduce, se dispusieron de los múltiples préstamos que se autorizaron en la recta final del sexenio local pasado, empréstitos que contaron con el aval de la Secretaria de Hacienda Federal.

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Hoy, Chiapas enfrenta una situación adelantada, con condiciones un tanto diferentes. Aceptada la inviabilidad de la candidatura presidencial del actual gobernante y reducidas las posibilidades de conseguir nuevos créditos sin que se conviertan en escándalo, la bolsa de recursos para aportar a una candidatura presidencial no puede salir de otra parte que del presupuesto de las instituciones públicas.
Efectivamente, luego de invertir cuantiosos fondos en la promoción de su imagen en toda la república, Manuel Velasco ha renunciado, por ahora, al sueño de la candidatura a la Presidencia de la República y se ha sumado, como han registrado destacados medios, a las aspiraciones del actual Secretario de Gobernación, Manuel Osorio Chong, para garantizar su vigencia política en el sexenio venidero.
Pero en política, la mejor manera de demostrar compromiso con una apuesta electoral es la aportación de fondos. Y en caso de Chiapas, estos recursos sólo pueden salir del presupuesto de las instituciones, tanto para resolver la apuesta de la sucesión federal como de la estatal.

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¿Qué interés tan poderoso puede mover a un político para privar a la población de los servicio tan importantes como salud y educación, sueldos y aguinaldos, pagos de servicios prestados, etcétera?
¿Qué puede motivar que se racione el presupuesto de instituciones del estado, universidades, gobiernos municipales e, incluso, otros poderes?
¿Qué razón puede existir para no dignarse a ofrecer una explicación de la falta de presupuesto para toda las estructuras de gobierno?
Las razón no puede ser sólo el beneficio personal, sino también el deseo de participar e influir, de algún modo, en la sucesión presidencial y local y, finalmente, ganar impunidad.

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Excepto la clase política, la población entera resiente la falta de circulante, las afectaciones que provocan la escacez de presupuesto de las instituciones. La realidad ha demostrado que a los gobernantes de la entidad no les importa el sacrificio al que someten a los chiapanecos ¿Porqué no les importa?
Porque no pasa nada; porque no existe en la entidad un movimiento ciudadano capaz de articular reclamos por las condiciones actuales de las instituciones; porque el gobierno cuenta con todos los medios suficientes para desgastar toda inconformidad.
Sólo el movimiento de empresarios que exigen pago de sus deudas ha evidenciado un poco la triste realidad de las dependencias del gobierno del estado y por esa misma razón han sido atacados, incluso, por otras agrupaciones civiles que han jugado un triste papel de esquiroles.

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El gobierno tiene un cálculo bien hecho. En nuestra entidad, la inconformidad de los «ciudadanos libres» en tiempo de elecciones no representa mayor peligro delante del inmenso poder del aparato coorporativo que manejan los gobiernos federal y estatal, precisamente con los recursos públicos que ejercen antes y durante los procesos electorales.
La clase política «opositora» se ha vuelto dócil, la mayor parte del movimiento social ha sido mediatizado, los órganos electorales se han desprestigiado lo que desmotiva la futura participación del electorado libre.
Mientras, los fondos para la próxima sucesión están siendo recaudados. Creer lo contrario sería profundamente ingenuo. Además, existen elementos para creer que la apuesta del mandatario es con Osorio; sin embargo, hay quienes creen que «no se pondrán todos los huevos en una misma canasta»… y por eso se está reuniendo lo más posible.

alfarosantos@hotmail.com / @EnriqueAlfaroS
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