Índice… / Ruperto Portela Alvarado

EL CHIAPAS DE LAS CONTRAPOSICIONES…

Oportunismo, rezago y violencia

Habría dicho que «nada es más fatal que el hambre, la pobreza y la muerte» y sin embargo en grado superlativo que «no hay nada que cueste tanto como ser pobre». O como dijera el escritor JOSÉ EMILIO PACHECO, «si los indígenas no fueran al mismo tiempo pobres, nadie utilizaría la palabra indio como insulto». Aunque hay que considerar que, «no hay peor cacicazgo que el del indígena sobre el indígena». En Chiapas sucede como una lucha de poder.
Los sucesos violentos y funestos que en últimas fechas se han dado en territorio chiapaneco responden a la falta de atención en tiempo y forma por parte de las autoridades y no solo como lo quieren constreñir a un asunto de dinero, política partidista o las manifestaciones en contra de una ley, cualquiera que esta sea. Van más allá de lo cotidiano y se remiten a lo histórico que no se ha analizado e investigado.
Los indígenas chiapanecos, en especial los de la llamada región de Los Altos de Chiapas, despertaron de su letargo a partir de la irrupción armada del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN y ya no caminan por la acera sino por arriba de la banqueta y sobre de quien ose quitarle ese derecho. Se acogen a las leyes tradicionales de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (cuando les conviene) y hacen valer sus leyes de (abusos) usos y costumbres en condiciones de ventaja.
El gobierno (federal, estatal y municipal) lo sabe y los utiliza como monedas de cambio por el voto electoral, figuras mediáticas-políticas y folclor. Ellos se dejan querer porque les es redituable económicamente. Hay una mutua complacencia entre unos y otros, por lo que no se pueden decir, alguno de ellos, engañados.
Unos dicen que la naturaleza del indígena es de sumisión y que los hay más agresivos y contestatarios, pero la mayoría conllevan a revalorar económicamente su situación de «originarios», como algunos les dicen, sacándole provecho a sus condiciones de vida. Resuelta esa parte de la relación complicada y cómplice del gobierno con los indígenas, queda estudiar el pensamiento de estos grupos étnicos para resolver sus controversias.

REZAGO HISTÓRICO Y ABANDONO…

Ha sido muy fácil para los gobiernos priistas o los del color que sea, dejar que persista el rezago social y el abandono aún a sabiendas de que existe marginación, atraso, pobreza que se ha ido incrementando y acentuando. No se puede negar que en estos pueblos originarios hay tradición y fuerza de los (abusos) usos y costumbres y que se han constituido en un «estado de excepción» con sus leyes no escritas que llevan al bandolerismo, a la exclusión y abuso de la mujer; a la confrontación entre hermanos por tierras, religión y hasta por la venta de aguardiente, refrescos de cola y frituras.
Allá por los años 70s, el Instituto Lingüístico de Verano, llegó a Chiapas e inició un cambio en la formación religiosa, jurídica y de participación social a los indígenas de Los Altos de Chiapas que se fueron convirtiendo al protestantismo. Y, aunque no es desde entonces, sino de manera ancestral, se intensificaron las confrontaciones «entre hermanos de raza» y enemigos por religión.
Un botón de ejemplo es el asesinato de MIGUEL GÓMEZ HERNÁNDEZ, conocido como «Miguel Caxlán», por el solo delito de despojarse de su chuj (cotón) que les identifica y vestirse como ladino para abrazar el protestantismo. Eso a las autoridades indígenas no les conviene económicamente porque dejan de cooperar para la celebración de las fiestas de sus santos patrones, el posh (aguardiente) y otras bebidas de cola y frituras.
Hacer «justicia por propia mano» ha sido una práctica cotidiana en estos pueblos. En el 2013 hicieron un juicio sumario de dos hombres de la comunidad Las Ollas de San Juan Chamula, a los que después de golpearlos les prendieron fuego. Los acusaron de secuestrar, torturar y violar a una mujer. Dos días después vendían el video con las imágenes de los incinerados que muchos de los asistentes grabaron. Se supo después que los dos incinerados estaban borrachos y no hubo forma de saber si participaron en el delito que les llevó a la muerte.
El 21 de septiembre de 2015, en San Juan Chamula fueron linchados e incinerados dos hombres a los que se les acusó de robo de una camioneta y, como siempre, la policía llegó casi cuatro horas más tarde a rescatar a los detenidos, pero solo encontraron sus cuerpos calcinados. Las investigaciones llevaron a que esos dos quemados a la luz del día, habían ido a cobrarle a un habitante del lugar el pago del vehículo, pero como no quiso hacerlo, gritó que se la estaban robando. Así de ese tamaño es el abuso de los usos y costumbres.
Se ha dicho hasta el cansancio que en Chiapas los pueblos indígenas son bastiones de voto cautivo para el PRI y que, a la sazón, con la conversión de «rojos a verdes», de PRI a PVEM, se le ha agregado otro ingrediente de confrontación postelectoral en estas regiones y municipios como Chenalhó, donde se fraguó la masacre de Acteal el 22 de diciembre de 1997 y recientemente escenificaron otro acto de barbarie.
El 25 de mayo de 2016, habitantes del lugar «secuestraron», amedrentaron y coaccionaron a los diputados OSCAR EDUARDO RAMÍREZ AGUILAR, presidente de la Mesa Directiva de la LXVI Legislatura y al coordinador de la fracción verde ecologista, CARLOS PENAGOS VARGAS, obligándolos a firmar un documento para la renuncia de la alcaldesa, ROSA PÉREZ PÉREZ.
Esas mismas prácticas de violencia y negociación fueron las que pusieron fuera de la alcaldía a MARÍA GLORIA SÁNCHEZ GÓMEZ, quien había sido alcaldesa dos veces con las siglas del PRI y ahora con las del PVEM; lo mismo a ROSA PÉREZ PÉREZ (PVEM) de San Pedro Chenalhó; de Tila, FABIOLA VÁZQUEZ ORTIZ (PVEM) y Chanal, OLGA GÓMEZ LÓPEZ, confirmando que los conflictos actuales son políticos, de partidos (PRI-VERDE) y por cuestiones de género en contra de las mujeres indígenas, a las que se les violentan sus derechos.

LOS NUEVOS TIEMPOS DE CHIAPAS…

Dijo el hoy Gobernador MANUEL VELASCO COELLO en sus inicios como Senador de la República y acariciando la posibilidad que finalmente le llegó y detenta: «lo mejor está por venir», haciendo una mezcolanza con aquello que decía el ex gobernador, PABLO SALAZAR MENDIGUCHÍA: «qué venga lo que tenga que venir» y su sucesor y apadrinado, JUAN JOSÉ SABINES GUERRERO lo metió a la cárcel.
Estos son los nuevos tiempos de Chiapas y «lo mejor está por venir». Ya no podemos hundirnos más en la pobreza y el subdesarrollo que ha sido carta de presentación de Chiapas y los chiapanecos. El movimiento magisterial ha prohijado muchas otras corrientes de descontento que llevan a la violencia, al rezago y el oportunismo de políticos que ven en la ignorancia y pobreza, un voto para sus aspiraciones. Saben a qué y a quienes me refiero; valientes defensores de las causas y depredadores del erario público.
A la par con los maestros de la CNTE, los indígenas y otros, se han colgado de la situación de «desmadre» que priva en la entidad. Pero retornando al asunto de los indígenas y particularmente de los habitantes y autoridades de San Juan Chamula, se tienen que ampliar los criterios de análisis, porque los sucesos últimos dan cabida en una forma particular de pensar de esos chiapanecos. Hay que recordar la irrupción violenta en Tuxtla Gutiérrez el 13 de agosto de 2015, de un grupo de habitantes de San Juan Chamula en protesta en contra del candidato del PVEM, DOMINGO LÓPEZ GONZÁLEZ sobre el abanderado del PRI, MARCELINO GONZÁLEZ LÓPEZ.
Desde entonces ya era un conflicto postelectoral, político y por el poder en San Juan Chamula donde DOMINGO LÓPEZ GONZÁLEZ ya había sido alcalde en el período 2008-2010 con la bandera del partido tricolor. Acusaron entonces que el candidato del Verde, había ganado con el apoyo del Gobierno del Estado y con la compra de votos a 500, mil y mil 500 pesos.
Por eso es muy corto el entendimiento cuando se quiere convencer de que la conflagración entre «hermanos indígenas» la mañana del sábado 23 de julio fue solo por la exigencia de obras y el reparto del presupuesto de 50 millones de pesos que supuestamente había otorgado el Gobierno del Estado al Ayuntamiento de Chamula.
Esta confrontación que cobró cinco vidas (algunos dicen que son más de veinte y muchos lesionados), incluyendo al Presidente Municipal, DOMINGO LÓPEZ GONZÁLEZ; el Síndico NARCISO LUNES HERNÁNDEZ; regidor quinto, MIGUEL LÓPEZ GÓMEZ; el conductor de un vehículo del ayuntamiento, ERNESTO PÉREZ PÉREZ y un habitante de la comunidad de nombre SILVANO HERNÁNDEZ DÍAZ, puede ser, como algunos la califican, «parte de su idiosincrasia», hacer justicia por propia mano. Ya había un antecedente y no se atendió el problema en tiempo y forma.
No se puede desvincular el caso de San Juan Chamula y la muerte del alcalde, el síndico, un regidor y dos personas más del acto de desalojo de maestros de la carretera, kilómetro 46, San Cristóbal de las Casas-Tuxtla Gutiérrez el pasado miércoles 20 de julio donde se acusa la participación de habitantes de esa municipalidad e inclusive del alcalde DOMINGO LÓPEZ GONZÁLEZ.
Dicho lo anterior y detenidos por la Procuraduría General de Justicia del Estado, presuntos responsables, ¿qué queda por hacer? Los muertos no reviven y los «abusos» de los usos y costumbres, se seguirán imponiendo mientras el Estado de Derecho y la gobernabilidad sean letra muerta y estén ausentes…// Y como dice el Presidente del Congreso del Estado, OSCAR EDUARDO RAMÍREZ AGUILAR:»Chiapas no necesita de actitudes protagónicas de quienes nunca se han interesado en sus históricos problemas. Necesita de solidaridad y sensibilidad humana para resolver sus conflictos»…//Se acabó el mecate… Y ES TODO…
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