Jaguares de Chiapas, el lujo en un estado pobre

Desde su llegada, la franquicia ha causado más dolores de cabeza que satisfacciones; reiteradamente, el gobierno del estado ha sido señalado de sostener con recursos públicos al equipo en lugar de gestionar sus ingresos; por si fuera poco, la afición felina protagonizó, recientemente, hechos violentos en el estadio Víctor Manuel Reyna; en medio de la crisis por la que atraviesa la economía local, vale la pena preguntar: ¿sigue siendo viable la manutención de un equipo de futbol de primera división? Para muchos la respuesta es no

Julieth Rodríguez/Portavoz

[dropcap]»[/dropcap]Nadie podrá probar absolutamente jamás que un peso del erario salió para financiar a Jaguares», al menos no durante su administración, dijo en entrevista el exgobernador de Chiapas, Pablo Abner Salazar Mendiguchía, hace unos días. Para el periodista deportivo Hans Gómez Cano, en video documentado y difundido en internet, habló acerca de cómo se gestó este proyecto deportivo, ahora a punto del descenso y en la mira de la prensa nacional por los disturbios que su porra ocasionó.
El político relató que la idea de traer un equipo de primera división a Chiapas, uno de los estados más pobres entonces y ahora, surgió debido a que a pesar de lo denominó «policromía» de expresiones sociales, culturales, religiosas y étnicas en la entidad, la realidad era que estas diferencias dividían a la ciudadanía; el plan era, por medio del deporte —emulando a Mandela, en Sudáfrica—, unificar a los chiapanecos.
El sábado, los integrantes de la porra del equipo chiapaneco, unificados para la destrucción, saltaron la seguridad perimetral de la cabecera norte del Estadio Zoque «Víctor Manuel Reyna» —según la Fiscalía General del Estado de Chiapas—, tratando de agredir a los jugadores. Generaron disturbios por los que incluso la circulación en el Libramiento Norte del estado se vio entorpecida; por los hechos, se detuvo a 26 personas.
«La publicidad» que el equipo de la selva genera no es precisamente por su desempeño, es de la mala. Lejos se ve la época de aquella temporada excepcional con José Luis Trejo, cuando la escuadra estuvo a un punto de romper el récord de más puntos logrados en un torneo corto. Ahora lo ostenta el América, con 43 puntos. Jaguares hizo 42.
Lo que sí es verdad es que ha resultado un negocio redondo para los empresarios que han estado implicados en su administración; incluso lo fue para Juan Sabines Guerrero, durante su administración. Se especuló desde su conformación, que el proyecto ha sido financiado con dinero público; su socio mayoritario es, de hecho, el gobierno del estado.

Empresarios

Salazar Mendiguchía admitió que el uniforme del primer equipo era más bien «un periódico» a causa de todos los anunciantes que adornaban la casaca. Dijo, ellos eran la fuente de manutención del proyecto Jaguar. En 2002, de las gestiones para traer el combinado futbolero y de los patrocinios, se encargó el gobierno en turno —»Yo un gerente de ventas de lujo»â€”, pero el propietario legal de los Jaguares de Chiapas era el Grupo Pegaso, del empresario Alejandro Burillo Azcárraga y su socio, Antonio García, dueño de la fábrica de artículos deportivos Garcis.
Lo confirma el ensayo «Chiapas: futbol y modernidad», del investigador Andrés Fábregas Puig, de la Universidad Intercultural de Chiapas. Ahí explica que el club Irapuato cambiaría de franquicia para irse al puerto de Veracruz, en donde se convirtió en los Tiburones Rojos. «Resultó que los «Tiburones Rojos» de la primera división de ascenso ganaron el campeonato en 2002, con lo que no era posible la existencia de dos equipos con el mismo nombre en la Primera División. Fue así como una franquicia quedó libre».
Estaba la oportunidad pero los empresarios fueron honestos, se requerían alrededor de 80 millones de pesos anuales para la manutención de un equipo de primera división. Con García, es con quien Salazar trató esta cuestión, en el Palacio de Gobierno.
Frente al empresario, Salazar comenzó a efectuar las llamadas que le permitirían consumar la transacción. Empezó con Ricardo Martín, el presidente de Soriana, quien se convertiría en el principal anunciante; Lorenzo Zambrano, de Cemex, fallecido hace tres años y otros potenciales anunciantes de gran envergadura.
«Hablé hasta con el presidente de la República, para pedirle que siendo Chiapas un estado productor de petróleo, nos ayudara para que Pemex se anunciara en el equipo; Pemex se anunció (…) en esa sentada logramos conseguir 100 millones de pesos», confesó el exmandatario. Entonces el valor del dólar era de casi 12 pesos mexicanos.
La empresa de Antonio García tiene 56 años en el mercado deportivo. Su dueño ha hecho carrera en el ámbito futbolístico como tradición familiar. Su padre compró el Atlante al Instituto Mexicano del Seguro Social y en 1995 le vendió la mayoría de las acciones al empresario mexicano Alejandro Burillo —según EFE—, pero su hijo, Antonio, continuó como presidente directivo y en 2011, estaba en gestiones para adquirir el club español Real Oviedo.
La carrera de Alejandro Burillo Azcárraga es aún más prolífica en el terreno deportivo pues no ha limitado su injerencia al futbol, ya que incluso ha sido organizador del Abierto Mexicano de Tenis.
Ricardo Martín ha extendido la presencia de Soriana a diversos puntos del estado. En un principio, a la llegada de la empresa a la entidad, se le dieron «facilidades» pues prometió generar mil 500 empleos. «Eso era una razón suficiente para que el Estado aportara lo que tuviera que aportar en infraestructura urbana y Ricardo nos apoyó», dijo Salazar a Cano.

Cambio de administración

Las marcas de Garcis y Soriana no figuran más en la casaca felina que ahora luce más límpida. Se debió a los cambios en la administración luego que en 2004, la franquicia fuera adquirida por Antonio Leonardo Castañón, propietario de la cadena nacional de Farmacias del Ahorro, Comercializadora Farmacéutica, S.A. de C.V.
De acuerdo con una investigación periodística de Isaín Mandujano, el empresario reveló que en realidad fue propietario al 100 por ciento del equipo al concluir el mandato de Salazar, en diciembre de 2006.
«Sin estar previsto en el presupuesto de egresos, Salazar invirtió millonarios recursos para terminar de construirles la cueva a los jaguares en ese 2002», se lee en el reportaje. El mismo exgobernador lo reconoció en sus declaraciones aportadas en el video. «Lo que no se puede negar es que invertimos en el estadio —que es del estado—, en aquel entonces, 50 millones de dólares para la ampliación; y el Coruco Díaz costó 500 millones», compara Salazar.
El «Víctor Manuel Reina» quedó bajo comodato sin costo adicional, para Leonardo Castañón, afirma Mandujano en su trabajo.
Hubo cambio de administración también en el gobierno del estado. A su llegada al poder, Juan José Sabines Guerrero —mediante decreto— creó el Fideicomiso para la Inversión y Administración para la Promoción y Desarrollo del Deporte Profesional y la Instrumentación de Programas y Proyectos Deportivos Especializados en la Entidad (Fideporte).
A través de este adquirió el 51 por ciento de las acciones de Jaguares, convirtiendo al gobierno del estado en el socio mayoritario; y también gestionó diversos eventos deportivos, a tal grado que en la Cuenta Pública de 2009, Sabines reportó un gasto ejercido de 187 millones 860 mil pesos por medio del Fideporte.
«El 22 de abril de 2010, Sabines compró la totalidad de las acciones, es decir el otro 49 por ciento, adquirió pues Showmex S.A. de C.V., para el gobierno del estado. Para ello, el gobierno de Chiapas pagó 50 millones de pesos a Leonardo Castañón por ese 49 por ciento de las acciones. Pero sólo 10 días duró la propiedad total de Jaguares de Chiapas en manos del gobierno local», consigna el periodista en sus líneas.
La firma del administrador de Showmex S.A. de C.V., Manelich Clemente Guerrero, presunto primo de Sabines, aparece como vendedor en el contrato de compra venta de la franquicia, en el que signó como comprador Javier Alberto Botello Reed, representante de Interticket, S.A. de C.V., empresa de Nuevo León, propiedad del Grupo Salinas.
De acuerdo con la información reproducida por el semanario, el primer contrato era por 289 millones de pesos; luego fue elaborado otro por un monto de 154 millones 482 mil 567 pesos. En cualquiera de los casos, debieron reportarse ingresos a las arcas del gobierno chiapaneco; Proceso no los encontró pero sí detectó un gasto en la cuenta pública de 2010 por 166 millones 185 mil pesos ejercido a través del Fideporte.

Los jugadores

Para este equipo —valuado en 38 millones de dólares, según Forbes—, también se han invertido millones en los jugadores. Salazar comentó que en sus inicios, se valieron de una estrategia eficaz para hacerse de jugadores buenos y «baratos», en Centroamérica.
Habló del caso concreto del brasileño Everaldo Vergne de Assis Barbosa, quien costó 150 mil dólares en compra. Así, otros jugadores centroamericanos se sumaron a las filas del futbol mexicano vía Jaguares de Chiapas, como el también brasileño Sebastião «Didí» Pereira do Nascimento; y el paraguayo Salvador Cabañas Ortega.
Cuando Interticket adquirió la franquicia, de acuerdo con Proceso, se conocieron los precios millonarios de los futbolistas: Danilo Veron, 25.9 millones de pesos; Nery Cardozo, 25.1 millones; Ignacio Fonte, 10.4 millones de pesos; y Jackson Martínez, 20.8 millones de pesos. Éste último fue vendido en 2012 por 11 millones de dólares al Porto de Portugal.
Hay quienes apenas y pisaron el plantel, fueron cedidos, como Iván Bella que se fue al Puebla. No obstante, la FIFA —mediante comunicado emitido hace meses— advirtió al equipo de la selva que pagaría 728 mil 500 dólares por la contratación de este futbolista.

Sobre el erario

A decir del exmandatario Salazar Mendiguchía, es equivocada la estrategia en la que los gobiernos estatales tienen tal injerencia en los equipos de futbol, que se valen de los recursos públicos para su manutención. «Tomando dinero del presupuesto público, eso no es», el papel del gobierno debe ser de gestor y «sigue siendo la fórmula, los patrocinadores fuertes».
«Yo no favorezco la idea de que los gobiernos tomen del presupuesto público para financiar equipos de futbol, no es esa la tarea, sobre todo en estados con gran necesidad como el nuestro (…) Insisto en que el modelo ideal de un gobierno en el futbol debe ser ésta, la de un gestor de negocios, un gestor de ingresos para el equipo», declaró.
A respuesta expresa de si ve ahora consolidado el proyecto, contestó: «Sí, lo veo sólido; el gobernador está siguiendo este modelo, está gestionando apoyos para el equipo».
A 14 años de su llegada a Chiapas, Jaguares pertenece al empresario constructor Carlos Hugo López Chargoy, a quien la propia Liga MX le ha pedido que ponga en venta el equipo, tras escándalos de adeudos con los jugadores y cuerpo técnico (129 controversias); está a punto del descenso y la «policromía» conjuntada en su afición se ha deformado en una porra violenta y antideportiva.

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