A Juan para que lo lea Pedro / Rodrigo Yescas

Opacidad en la Coparmex Chiapas

Revuelo y polémica causó en las esferas políticas y empresariales del estado el texto de algunos días de Héctor Estrada sobre los malos manejos en la más reciente sucesión presidencial de la Coparmex Chiapas.
Grosso Modo expone toda la turbiedad con la que un consejo electoral sin legitimación (no existen en esta nueva confederación patronal ex presidentes con los suficientes años de antigüedad que dictan los estatutos para formar parte de dicho grupo) usó y abusó de información confidencial para denostar la reputación de un candidato, sino que además cayó en la ilegalidad al obtenerla y, como cereza de este pastel, eligió al abogado de las empresas del consejero electoral más interesado en que quedara el actual presidente para que hiciera las veces de juez, y claro está, de parte.
Desde entonces, febrero de este año, decidí alejarme de la Coparmex Chiapas, donde fui consejero durante 3 años y socio fundador, por cuestiones meramente de congruencia.
Cuando en 2013 recuperamos la COPARMEX de donde la tenían (El Centro Empresarial que poseía el derecho de uso de la marca incurrió en las mismas irregularidades en las que hace meses cayó este Centro Patronal) luego de un pleitazo a nivel nacional, confié en los dos proyectos de unidad que la presidieron en un inicio, y por ello acepté ser consejero de la mesa directiva y apoyar lo decidido en consenso como lo más conveniente para el empresariado estatal. Luego, cuando llegó la hora de que un proceso democrático la legitimara y consolidara, el dinosaurio despertó y se le fue a la yugular a uno de sus miembros sólo por el hecho de tener intención de presidirla, con bajos, arteros e ilegales golpes que harían ver a la antigua Coparmex como un juego de párvulos y que hoy la hace regocijar al ver en esta nueva a su igual. Toda una pena.
Decidí no ser un convidado de piedra más de esta injusticia, porque creo en la honorabilidad de las personas y, sobre todo, en que cuando se pierde la vergüenza ya no hay vuelta atrás. Además, nada le garantiza a nadie que los dueños de la pelota (que en este caso sería de otro deporte, porque en la nueva Coparmex todos debimos empezar de cero) vuelvan a atacar y difamar el prestigio y la honra de otro socio que aspire un día a ser su presidente.
Me había quedado callado porque al final del día no es fácil aceptar lo que de una y otra manera también es culpa de uno, pero una vez destapada la cloaca era hora de orear los trapitos y, sobre todo, dejar bien claro un punto muy importante, porque ya veo a los de enfrente celebrando el yerro ajeno.
Si hoy en día la nueva Coparmex está mal, esto no justifica tampoco y ni en lo más mínimo el proceder de la antigua; no porque mi vecino mata entones yo robo.
Al final del día todos estos desaguisados dejan varias lecciones, algunas tristes y algunas muy valiosas, como saber que en el fondo la vieja escuela empresarial chiapaneca trae el mismo cobre en su ADN, sin importar el color de la camiseta que porte, que pertenecer a ellas sólo sirve para engordarles el caldo a los mismos de siempre; que el servilismo tiene más peso y poder que la incidencia y, sobre todo, que permanecer firmes y dignos da una tranquilidad y satisfacción muy grande, así como la objetividad para poder escribir estos renglones y saber que mejor estar solos que mal acompañaos. Nos vemos…

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *