La caja de cristal / Eduardo Torres Alonso

Uno de los cuestionamientos más señalados hacia los gobernantes es su proclividad a la corrupción y a la opacidad en el ejercicio de sus funciones, incluido, por supuesto, el manejo del erario. Claro, ni todas las personas investidas con autoridad son corruptas ni todos aquellos servidores en la administración pública utilizan de mala forma el dinero de la sociedad.

Sin embargo, para desincentivar que algunos cometan actos de corrupción y otros empleen como suyos los fondos gubernamentales, se han ideado una serie de instrumentos, entre ellos, la presentación de informes periódicos, la comparecencia de autoridades ante órganos legislativos, la publicación de los gastos e ingresos en los portales de Internet y la creación de organismos que, sin formar parte de la estructura gubernamental, incentivan la transparencia en el actuar público y compelen a quienes reciben recursos públicos a presentar información sobre su manejo.

Los gobiernos deben ser una caja de cristal; es decir, cualquier persona puede enterarse sobre lo que ocurre en cualquier nivel de gobierno, poder del Estado u organismo autónomo. Quien defienda una administración opaca y discrecional no tiene una idea republicana, menos democrática, del poder político.

Así, la transparencia es constitutiva de la democracia en tanto que no basta saber qué acción ha tomado la autoridad con relación a un asunto, sino quién la decidió, cuáles fueron los argumentos que la justificaron, qué impactos directos e indirectos tendrá, cuál es su costo, en fin, públicos los procesos de gobierno deben dejar de ser invisibles a la sociedad en su conjunto. Es seguirle la pista a la decisión y al dinero. En este sentido, la transparencia (junto con la rendición de cuentas) legitiman al gobierno.

Con esta perspectiva sobre la transparencia, se le puede considerar como un valor social que hay que difundir y proteger ya que es un mecanismo de control hacia los gobernantes por parte de la ciudadanía y una característica de la gestión pública. Transparencia es igual a información, aunque la calidad de ambas depende del diseño institucional.

Hay que decirlo con claridad: si no hay controles –y la transparencia es uno de ellos– hacia los tomadores de decisiones (desde el Presidente hasta el comisario ejidal, pasando por los líderes de los sindicatos y de los partidos), ellos pueden mudar su piel y vestirse con ropajes autoritarios.

Compartir:

Un comentario

  1. Quiero hacer una denuncia por éste medio en contra del abogado Julio César Zamudio, ya que se ofreció a apoyarme con mi divorcio y para lo cual vino a mi lugar de residencia por mis documentos originales y copias, depositando mi confianza en ésta persona y para lo cual no ha trabajado en nada ni contesta mensajes ni llamadas. Temo haga mal uso de mis documentos. Qué puedo hacer?? Agradecería un consejo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *