La casa del jabonero / Enrique Romero

La mano que mece la cuna ¿de quién es?

«En política todos los perros tienen dueño»

[dropcap]T[/dropcap]odo apunta a que lo ocurrido el pasado martes 7 en Palenque es un movimiento político para generar desestabilización en la lucha por el poder, de cara al 2018, que se aprovechó de las marchas del sector salud y la magisterial, ajenas al vandalismo que se atribuye al MOCRI, pero que se reduce a un grupo de encapuchados, armados con palos, machetes y hasta un lanza cohetes, de los que ya se ha deslindado esa organización. Entonces, como diría Chico Ché, ¿De quén chon?, porque en política todos los perros tienen dueño.
En ese aciago martes, quienes presenciaron los hechos, confirmados por cientos de fotografías y videos compartidos en las redes sociales, tienen claro que las auténticas luchas sociales del Magisterio y los trabajadores del sector salud, no participaron en el vandalismo e incluso buscaron separarse del grupo de MOCRI, para evitar ver contaminada su manifestación. Por otro lado, se ve en las fotografías que en el grupo del MOCRI van mujeres sin capucha con las mantas de esa organización, y detrás de ellas en grupo compacto los encapuchados en actitud desafiante, atrás otros miembros del MOCRI, también sin capucha.
En Chedraui los trabajadores en la salud, identificados con playeras rojas, al ver la actitud del grupo porril reanudaron su marcha, lo que obligó a los vándalos a retirarse y no iniciar el saqueo, pero una cuadra más adelante, al ver policías llegar, desactivaron la cámara del C4 y quemaron tarimas del supermercado, además de quitarle la cámara y el celular a un compañero reportero, mismos que los del sector salud auxiliaron a que se los devolvieran.
Hicieron algunos destrozos en la fuente Maya y se dirigieron a Palacio Municipal, al parecer su verdadero objetivo para el saqueo y la quema de documentos. Nuevamente fueron los encapuchados, en número de 14, los que penetraron a la fuerza y comenzaron a sacar documentos, equipos de cómputo y mobiliario de áreas sensibles como lo son Obras Públicas, Sindicatura, Tesorería, Hacienda Municipal, Recursos Humanos, y Presidencia, entre otros, quemando frente al Palacio muchos expedientes, situación que generará el atraso en el inicio y ejecución de muchas obras públicas, conforme lo externó el edil Carlos Morelos.
El daño a la ciudadanía ya está hecho y el objetivo fue el Ayuntamiento, instancia que nada tiene que ver con los temas de la lucha que reivindica el sector salud y el magisterio, este último, con dos previos plantones en los que no cometió vandalismo e incluso está en buenos términos con la administración municipal. Entonces, ¿cuál era el afán de vandalizar ahí y provocar retraso en el cumplimiento de las obras del gobierno de Carlos Morelos?
De ahí los encapuchados se fueron a la delegación de Hacienda y también vandalizaron, sin que quede claro qué tiene qué ver hacienda con los temas de educación y salud. Diríamos que lo hicieron sólo porque les quedaba de paso. Lo extraño es que tanto el magisterio como trabajadores de la salud, que han criticado fuerte al gobierno del estado, no fueran a vandalizar a las oficinas de la subsecretaría de gobierno, instancia que representa al gobierno del estado y que se encuentra a dos calles de ahí. No, esa instancia no la tocaron, lo que es raro porque era una secuencia lógica. Luego regresaron por otro lado hacia el poniente de la ciudad y en el camino volearon y quemaron una patrulla de la policía municipal. Para esto ya mucha gente los seguía en su periplo de destrucción.
Y para cerrar con broche de oro, iniciaron el vandalismo y saqueo en Coppel y de ahí, mientras la gente saqueaba hasta calzones que ni de su talla era, se hicieron ojo de hormiga. Es claro que lo de Coppel fue la cortina de humo provocada por el grupo para desaparecer. Hay quienes señalan que al mercado de las artesanías, frente a la glorieta de la Madre Chol, donde llegaron, descendieron de lujosa camioneta. Igual hay quienes dicen que al salir de Coppel, aparentemente por la puerta de atrás, abordaron la misma camioneta y un compacto blanco. Nada que ver con los campesinos en la marcha, pertenecientes al MOCRI.
Se sabe que hubo la participación de algunos hondureños, que viven en la colonia Pakal-Ná, en el grupo de encapuchados. ¿Qué interés puede haber en centroamericanos para reclamar sobre las reformas de Peña Nieto, y además hacerlo con actos vandálicos? Solo se puede entender en el contexto de una revelación del munícipe, ante medios de comunicación, luego de los destrozos, de que hay gente en comunidades que ha informado que había ofertas de pago para venir a cometer vandalismo. Es decir, porrismo a la carta y pagado ¿Por quienes? Eso deberá establecer la Procuraduría Estatal, porque el daño social y económico a Palenque y al Estado, no es poco y ha casi paralizado la actividad turística y comercial.
Claro que también había gente de comunidades, no sólo de Palenque, sino de Ocosingo, Salto de Agua, Benemérito y Marqué de Comillas entre los del MOCRI. Pero sorprende el dato que aportó el compañero Nicolás Guzmán, al que le quitaron la cámara, de que reconoció a uno de los encapuchados que llevaba machete, y que ese individuo era agente municipal en la comunidad El Chinal, durante la administración municipal de Alfredo Cruz Guzmán. No obstante se sabe que no hay presencia del MOCRI en esa comunidad. De hecho esa organización casi no tiene presencia en el municipio de Palenque. O sea no era gente del MOCRI. ¿De quién entonces?
En otros municipios se han registrado también este tipo de movimientos que buscan la polarización, que acuden a los infiltrados para calentar los ánimos y provocar la violencia. ¿Es una acción orquestada a nivel estatal para provocar la salida del gobernador? ¿Lo de Palenque, manejado en medios nacionales (con la absurdidad de López Dóriga de atribuir a la Coordinadora el vandalismo) forma parte de este plan maestro?¿O es simplemente el oportunismo de sátrapas locales que ven en el rio revuelto su ganancia para ir mermando a su adversario político para el 2018?
Lo que sea, Palenque y Chiapas no merecen ser arena sangrienta de la lucha encarnizada por el poder, ni padecer las consecuencias negativas de esas reyertas. De ahí que el mensaje del Senador Melgar resulte de interesante lectura: «La historia nos ha enseñado que en Chiapas los conflictos sociales se han visto mezclados y alterados por grupos radicales que sólo buscan violentar y desestabilizar, hasta llegar a los niveles donde el daño se convierte en un problema de seguridad nacional y afecta la imagen de nuestros país en el exterior». Así debe verse en este estado fronterizo, como un asunto de seguridad nacional con repercusiones para todo el país.
Por ello, al igual que su homólogo perredista, hace un llamado urgente al diálogo «para detener la afectación que todos los días daña la economía de las familias chiapanecas y la sana convivencia de la sociedad». El problema es que todos, hasta el gobernador, han llamado al diálogo urgente, y es obvio que es necesario, pero el cómo, cuándo y dónde siguen sin definirse, mientras la economía y la paz social de los chiapanecos se sigue desmoronando.
Que en el análisis de la situación no haya maniqueísmo. No se trata de ver en blanco y negó, de malos contra buenos, de gobierno contra sociedad. Hay una amplia gama de grises que se deben percibir y sopesar para llegar a escenarios reales. Pero en este escenario también es urgente detectar y detener a quienes apuestan y provocan el caos para obtener lo que por la vía democrática no alcanzarán jamás. Ellos representan el mayor peligro porque son la mano que mece la cuna y se mantienen encubiertos.
Nos leemos a la otra, si nos dejan.. Abur!!

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *