La maxima autoridad el dia de la jornada electoral, las y los funcionarios de casillas

Sin su trabajo sería imposible la realización de las elecciones. Estas personas son las que dedican más de un día para capacitarse y convertirse en una pieza clave el día de la jornada electoral

Lucero Natarén / Liz Leyte / Sandra de los Santos

Aquínoticias

Sin su trabajo sería imposible la realización de las elecciones. Estas personas son las que dedican más de un día para capacitarse y convertirse en una pieza clave el día de la jornada electoral. Las y los funcionarios de casilla son ciudadanos y ciudadanas que deciden ofrecer su servicio a la democracia del país.

En cada casilla son la máxima autoridad, su trabajo va desde armar las urnas hasta decidir sobre los incidentes que se dan en la jornada electoral pasando por el conteo de votos y el traslado de estos. El trabajo que realizan es voluntario y pueden negarse a ejercerlo.

En Chiapas para las 6 mil 652 casillas se necesita la participación de 59 mil 868 personas como funcionarios y funcionarias, pero se logró que 129 mil 691 aceptarán ejercer este cargo, es decir, poco más del doble.

La participación de las y los ciudadanos como funcionarios de casilla es lo que ayuda a dar certeza a la ciudadanía de la jornada electoral, ver a personas conocidas que probablemente tienen filias y fobias partidistas-electorales distintas.

En la jornada electoral del 2018, en la casilla instalada en el parque 5 de mayo un grupo de choque intentó robarse las urnas. Roberto Marín, un joven que fungía como funcionario de casilla lo impidió y organizó a la ciudadanía para que protegiera las urnas.

Armaron una valla humana para cuidar  la casilla y se lograra la contabilidad de cada uno de los votos que se iban diciendo en voz alta. La tarea, que se impusieron los propios ciudadanos y ciudadanas para dar certeza,  terminó hasta las primeras horas de este lunes.

Las historias por las que las personas aceptan ejercer este cargo por un día son diversas como también por las que se han tenido que negar. En este trabajo, compartimos algunas de esas experiencias.

«Dije que sí, por compromiso»

Juan Daniel Cabrera Aguilar, fue seleccionado al azar para formar parte de las y los funcionarios de casilla y quien, pese a su resistencia, prefirió aceptar la encomienda para dar un ejemplo de empatía y participación en sociedad, a sus padres.

Juan Daniel, es un joven de 28 años de edad, que vive en la colonia Infonavit Grijalva de Tuxtla Gutiérrez, a él no le interesa participar en política, capacitarse en temas electorales, ni destinar un día completo el próximo domingo 6 de junio, pero asumió el compromiso y por ello ha acudido a dos capacitaciones y asistirá a una última, en donde él y sus compañeros simularán el día de las elecciones.

«La verdad en la casa mi hermana y yo quedamos seleccionados, nos preguntaron si queríamos participar como funcionario de casilla, ella dijo inmediatamente que sí, pero yo no quería, la verdad lo hago por mi mamá, pues sé que a ella le gustaría que nosotros formáramos parte de esta actividad», señaló.

El contraste de edad entre Juan Daniel y sus compañeros de casilla, es lo que más ha dificultado su experiencia  según relata, pues la mayoría de las y los funcionarios son personas mayores que él, quienes, a su parecer, son muy estrictos y doblemente responsables de lo que él es.

Su primera capacitación fue un día domingo, sin embargo, Juan Daniel, un día antes había acudido a una fiesta en donde bebió, se divirtió y regresó a dormir a escasas horas de iniciar con esta actividad.

«La verdad me sentía muy mal y mis compañeras, querían que la capacitación se hiciera puntual, no quisieron tomar el receso que el personal del INE nos estaba dando y todo con la intención de acabar pronto. Yo también quería acabar pronto, bueno, la verdad, quería no estar ahí», explicó.

Pese a esta primera experiencia, Juan Daniel ya se encuentra listo para su última capacitación y espera que su participación el próximo 6 de junio contribuya a que las elecciones se lleven de manera organizada y sin ningún inconveniente, ya que, aunque no sea de su interés el tema político, está consciente de que la participación ciudadana es vital para estos procesos.

«Viéndolo de otra manera, es bueno, que personas que no tienen mayores intereses por ocupar espacios, ciudadanos como nosotros pues, participen en estos procesos y quizá en un futuro, ya hasta sea yo quien decida inscribirme por cuenta propia», concluyó.

En la costa tonalteca, ser funcionario de casilla no es para todos un «honor»

Si bien el ser funcionario o funcionaria de casilla puede considerarse un «honor» al convertirse, aunque sea por toda la jornada de elecciones, en una autoridad electoral, para los habitantes de algunas colonias cercanas a Puerto Arista, Tonalá, Chiapas, puede ser un distractor de las actividades diarias, mismas que proveen a sus hogares o ya meramente un sacrificio muy alto.

«Fui funcionaria de casilla, presidenta para ser exacta. Desde la mañana hasta la noche estuve pendiente de las actividades propias de las elecciones. No nos dieron de comer. Fue estresante. No es una actividad que quisiera repetir», narra Reina López, habitante de una comunidad cercana a Puerto Arista.

Lo anterior no quiere decir que no entiendan la importancia del voto, por el contrario, según las personas consultadas, el votar es un derecho, una forma de ejercer la opinión propia y ser partícipe de las decisiones de México, Chiapas y principalmente de su comunidad, sin embargo, las elecciones nunca serán más importantes que sus propias familias a quienes deben de llevarle alimento diario. Más aún cuando literalmente, a través de actividades pesqueras, consiguen llevar comida a sus hogares.

Hace algunos años, fui elegido como suplente de funcionario de casilla, pero tenía trabajo que hacer, por lo que decidí no asistir. De hecho, ni siquiera me asomé a ver qué había pasado al final de la elección. No se trataba de que mis superiores no me permitieran salir, sino que de no ir a pescar no podría llevar alimento a casa, donde me esperaban mi esposa y mis tres hijos. El hambre no sabe de elecciones, expresó  Arnulfo, pescador local y obrero.

Por otro lado, así como hay quienes piensan que el ser funcionaria o funcionario de casilla fue en su momento un «trago amargo», para otros fue una oportunidad de ser el vigilante de que las decisiones que tomara su comunidad iban a ser respetadas y visibilizadas, sin que hubiera injerencia de parte de nadie, ni siquiera de algún partido.

Fue un sacrificio el haber participado en las elecciones, más aún cuando no hay pago, pero también fue el momento en que pude ser un líder y vigilante de que no nos jugaran «chueco».  En esa ocasión ganó una persona distinta a la que apoyábamos en la colonia, pero al menos fui testigo de que fuera de manera «limpia». No nos vieron la cara, pues, refirió don Melecio Serrano, dedicado a la ganadería y agricultura desde muy joven.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *