En la Mira / Hector Estrada

Veracruz, el presagio electoral de Chiapas

Lo sucedido en las elecciones de este domingo donde la alianza PRI-PVEM sufrió la peor derrota de los últimos años, avizora en mucho el posible futuro para otras entidades gobernadas por los mismos partidos políticos que también enfrentarán sus respectivos relevos sexenales justo en dos años.
El fracaso electoral de la alianza PRI-PVEM en estados como Veracruz y Quintana Roo representa consecuencias que van más allá de los comicios. Son entidades envueltas por una serie de escándalos, conflictos y graves escenarios de ingobernabilidad ligados directamente a la ineficiencia y prácticas arbitrarias de sus gobiernos.
A lo anterior se suma la deteriorada imagen del Gobierno Federal y su presidente priista, Enrique Peña Nieto, quien desde el inicio de su gestión ha tropezado una y otra vez con decisiones nada acertadas que han enemistado a varios sectores sociales con su administración. Y así las facturas electorales parecen haber comenzado a cobrarse.
La alianza PAN-PRD, que parece salida del sueño más bizarro, se ha dado cuenta del campo de oportunidad que significa la nutrida indignación y hartazgo social con respecto a los actuales regímenes priistas y ha decidido usarlos a su favor. Junto a Morena, el PAN y el PRD realmente no necesitaban mucho para atraer el voto de castigo en las urnas.
Los veracruzanos, quintanarroenses y habitantes de otros estados que hicieron a un lado al régimen priista ya estaban hartos, sofocados y enardecidos por la situación interna que pocas cosas positivas ha dejado a sus entidades. Y frente al tumultuoso voto de castigo, a la alianza PRI-PVEM no le alcanzó el voto duro, ese que se consigue con las viejas prácticas de acarreo y compra de sufragios.
El mismo escenario se ha construido a pulso en Chiapas durante los últimos años. El hartazgo y la convulsión social son más que evidentes, por lo que seguramente eso se convertirá en combustible puro para los partidos de oposición, a los que el Instituto Nacional Electoral (INE) les ha entreabierto la puerta para el 2018 con los resultados de los comicios recientes.
No deberá sorprender que en Chiapas comiencen desde ahora a consumarse las alianzas prematuras rumbo al 2018. Las condiciones están dadas para repetir fórmulas que en otros estados ya fueron exitosas. Porque aunque algunos creen poder operar las candidaturas el Gobierno de Chiapas desde el interior del estado, la realidad es que esas decisiones siempre terminan decidiéndose desde cúpula nacional.
Veracruz podría ser sin duda el presagio electoral de Chiapas para 2018 con una inminente alianza entre el PAN, el PRD y uno que otro más; un candidato de Morena en solitario; y un PRI y PVEM muy posiblemente dividido por la confrontación interna de egos y protagonismos, donde los partidos engendrados por el actual gobierno (PCHU y MCH) terminen arropando a la formula verde. Así la cosas.

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