En la Mira / Hector Estrada

Se construyen ya las alianzas de alternancia en Chiapas

La reciente visita de Margarita Zavala a Chiapas y la elección de Alejandra Barrales como dirigente nacional del PRD dejan entrever las posibles alianzas que ya se cocinan en los hornos electorales de Chiapas, con miras a la contienda de 2018 para la que «los suspirantes» chiapanecos ya se encuentran tejiendo sus amarres políticos.
El discreto arribo de la ex primera dama mexicana a Tuxtla Gutiérrez no fue un asunto gratuito. Los relevos sexenales previstos para 2018 están en marcha y en la entidad chiapaneca también se jugarán posiciones políticas, con la enorme posibilidad de la salida del actual partido gobernante y con ello la alternancia en el poder.
La llegada de Alejandra Barrales a la dirigencia nacional del PRD representa, en gran medida, la continuidad del proyecto iniciado por Agustín Besave, quien fue uno de los principales orquestadores de la alianza entre el PRD y el Partido Acción Nacional (PAN) que arrebató varias gubernaturas al PRI durante las pasadas elecciones.
Barrales representa también vínculos directos con personajes de la política chiapaneca que durante los últimos años han estado muy activos en la agenda mediática y las críticas públicas contra el actual gobierno estatal. Por eso no resultó sorprendente ver en las asambleas nacionales perredistas a personajes ajenos a ese partido como Francisco Rojas Toledo.
La presencia del panista, con todo y corbata amarilla, ofrece lecturas obvias sobre los intereses evidentes en la construcción de una posible candidatura al gobierno de Chiapas. Los opositores a la actual alianza PRI-PVEM-PANAL que gobierna la entidad saben que las condiciones están dadas para la alternancia y sólo una gran alianza partidista podría elevar las posibilidades de éxito.
Hoy parece irreversible la candidatura de Margarita Zavala a la presidencia de la república por el PAN y por ello su visita también deja entrever las posibilidades electorales en Chiapas. Su reunión privada con Francisco Rojas y el equipo cercano a este popular personaje podrían estar adelantando el escenario electoral para dentro de dos años, aunque hoy parezca una aseveración muy prematura.
La alianza política gestada desde las pasadas elecciones estatales de 2015 no es un tema que deba darse por muerto. Ahí se encuentran personajes ya perfectamente identificables como Zoé Robledo Aburto, Francisco Rojas Toledo y Rómulo Farrera, entre otros menos populares, que saben de la gran oportunidad gestada por la indignación ciudadana postelectoral y seguramente no la van a desaprovechar.
Por eso los amarres parecen estarse haciendo con tanta premura. Porque la experiencia ya ha dejado claramente demostrado que, por más control estatal que se quiera ejercer sobre las dirigencias estatales de los partidos políticos, las candidaturas al gobierno de Chiapas siempre se han decidido desde las cúpulas nacionales, con todo y los berrinches de los caciques locales.
Si las negociaciones y alianzas a nivel nacional no cambian de sentido durante el próximo año, seguramente en la entidad chiapaneca se estará repitiendo la fórmula electoral que ya derrocó al PRI y sus aliados en otros estados, donde las condiciones sociales de insatisfacción eran muy similares y los partidos de oposición decidieron usarlas para consumar los votos de castigos que terminaron por hacer posible una alternancia que al inicio del actual sexenio parecía muy complicada.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *