En la Mira / Hector Estrada

Economía chiapaneca se hunde junto a su gobierno

La sensación social de que la economía en Chiapas se está hundiendo junto al actual gobierno estatal no sólo se trata de una percepción superflua, tiene sustento sólido en las recientes cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) donde se revela que durante el 2015 la entidad chiapaneca no sólo no creció económicamente, sino que presentó el segundo mayor desplome nacional en la materia.
De acuerdo al Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) realizado y publicado por el principal organismo estadístico federal en México, durante los últimos meses del año pasado la actividad económica en Chiapas cayó 3.11 por ciento, seguido por Tabasco, con 1.36 por ciento y Michoacán, con 0.23 por ciento.
El desplome económico de la entidad fue por mucho el peor a nivel nacional para un estado que no depende directamente de la actividad petrolera. Y es que, aunque Chiapas sólo fue superado por Campeche con una caída del 7.38 por ciento, a esa entidad peninsular se le atribuye su desplome exclusivamente a la crisis petrolera registrada de los últimos meses.
Chiapas es una entidad que depende directamente de actividades económicas como el comercio interno, las inversiones gubernamentales, la burocracia y el turismo. Ahí es donde tiene explicación de la decadente situación que vive el estado. Con un bajo poder adquisitivo entre la población y un constante cierre de pequeñas o medianas empresas.
Esa es, en cifras, la sensación que usted siente todos los días. Los comentarios recurrentes en el trabajo, el transporte público o las pláticas entre amigos. La situación económica aquí realmente está mal y no parece componerse al menos a corto plazo.
En palabras simples, con fundamento en lo publicado por el INEGI, en Chiapas las políticas de atracción a la inversión privada y la generación de empleos, los programas de estímulo al comercio interno y la capacidad salarial simplemente no han funcionado. No sólo han sido insuficientes, han sido un desastre.
Ya ni hablar de la derrama en obras y proyectos gubernamentales. A la vista de todos este importante rubro se ha vuelto prácticamente inexistente, indetectable, invisible. En Chiapas no hay obras de gran impacto, ni proyectos de magnitud que por lo menos generen esos tantos empleos temporales que bien sirven a la economía local.
Las dependencias estatales funcionan hoy para simples actividades administrativas, porque los presupuestos de ejecución se han esfumado entre discrecionalidad y la incredulidad de muchos. No hay dinero, es el argumento recurrente entre los funcionarios, mientras las campañas de culto al mandatario estatal se mantienen sin freno.
Y aunque atribuir gran parte de la situación a la derrama gubernamental parece simplista, es una realidad añeja en Chiapas. No se ha descubierto aquí «el hilo negro» de nada. Chiapas se está hundiendo junto a su gobierno, que evidentemente ha fracasado en la administración de todos los recursos, generando no sólo una crisis económica, sino también social… Y los ejemplos sobran.

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