La potente voz de las madres buscadoras / Claudia Corichi

María Herrera Magdaleno continúa la búsqueda de sus cuatro hijos desaparecidos. A Jesús Salvador y Raúl se les vio por última vez en 2008 en Atoyac, Guerrero, y en 2010 a Luís Armando y Gustavo se les perdió el rastro en el norte de Veracruz. Una historia similar se repitió años después. Alejandro Guadalupe fue desaparecido en 2015 en Los Mochis, Sinaloa, y Marco Antonio en el estado de Sonora en 2019, ambos hijos de Cecilia Patricia Flores. enfrentando

Desde entonces ambas mujeres han emprendido una cruzada para encontrarlos en varios estados, resistiendo la indiferencia de autoridades de seguridad y procuración de justicia; gracias al acompañamiento que han hecho de otras familias y su conocimiento en la creación de colectivos, han sido reconocidas fuera de México.

En 2022 la cadena británica BBC nombró a Ceci Flores líder de la Asociación Civil Madres Buscadoras de Sonora, como una de las 100 mujeres más influyentes, y hace una semana la revista Time incluyó a María Herrera en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo. El 25 de mayo del año pasado en El Vaticano el Papa Francisco saludó y escuchó el testimonio de Doña Mary.

En ese mes, la Comisión Nacional de Búsqueda reportaba que el país había alcanzado la cifra de 100 mil personas desaparecidas, un número que se ha multiplicado en las últimas dos décadas, igual que los colectivos de familias en búsqueda de desaparecidos (existe una red nacional con 160 organizaciones), que han recorrido los territorios más inhóspitos y agrestes, pueblos y cerros para excavar en la tierra y encontrar indicios de sus seres queridos. Pero esa es la labor de campo, porque también han conocido las entrañas de la burocracia y la ausencia de solidaridad al acudir a ministerios públicos, hospitales y morgues.

Las madres buscadoras se han capacitado en investigación penal y aprendido técnicas de expertos forenses para identificar restos humanos en medio de constantes amenazas de muerte, algunas de las cuales se han consumado: Marisela Escobedo fue asesinada en pleno día frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua en diciembre de 2010; Miriam Rodríguez fue ultimada en 2017, el día de las madres, frente a su casa en San Fernando, Tamaulipas (su historia inspiró la película La Civil) y en agosto pasado Rosario Rodríguez, líder de las madres buscadoras en Sinaloa fue hallada muerta en el municipio de Elota. La impunidad debe parar.

Son familias revictimizadas, rotas y agraviadas que lanzan una potente voz para llamarnos a la acción, la solidaridad y la empatía con su causa que me conmueve y debemos encontrar la manera de que mueva a todo el país.

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