A mi manera / Rodrigo Yescas Núñez

Foto: papelrevolucion.com

CNTElandia

Mañana era el día. La nueva República centroamericana festejaba su primer año como independiente y el presidente daría el correspondiente informe a la joven nación. Desayunaba y leía hojas en fotocopias de comunicados del Comité Central, donde aseguraban que todo iba de maravilla.
Se alistó y salió de la Residencia Oficial de la Vista Hermosa rumbo a su trabajo. Antes, se metió a dos oficinas que no eran la de él, pero pues era la falta de costumbre. De hecho era la segunda vez que llegaba a despachar ahí en lo que iba del año.
Enseguida entró su Secretario de Gobierno. No lo aguantaba por molestoso. Todo el tiempo quería hablar con él de supuestos problemas que vivía CNTElandia. Había tenido éxito evitándolo y canalizándolo con sus compañeros del Comité Central para que lidiaran con él. Ya bastante había logrado independizando a Chiapas de México como para tener que vérselas con un pesimista como Gutierritos.
«Cómo no se fue con la mayoría de profesionistas que decidieron permanecer en México en lugar de vivir los logros independentistas», pensó al verlo entrar a su despacho con el rostro de preocupación.
Puso sobre el escritorio del presidente una tarjeta informativa. ¿Cómo, esto es el informe?, preguntó el mandatario, incrédulo.
Sí, jefe. Las cosas no están tan perfectas como dice el Departamento de Propaganda del Comité Central. La gente está descontenta, siente que el movimiento independentista la traicionó. Argumentan que sólo los afiliados al magisterio gozan de buenos sueldos y apoyos. Además se quejan que no hay dinero circulando.
-¿Pues entonces hay que reactivar la economía, hay que hacer carreteras, escuelas, hospitales…
-Señor, ya no recibimos los cientos de miles de millones de presupuesto de la Federación, no tenemos dinero para ello.
-¿Pero y la venta de energía eléctrica de las presas hidroeléctricas?
-Apenas deja para sostener a la nueva burocracia. Además al usted proclamar el subsidio local al interior, elimina toda posibilidad de recuperar dinero.
-Bueno, bueno, ¿pero qué pasó con nuestros recursos naturales?
-Se vende un poco de papaya y plátano, porque la producción de café está en cero al no poder enfrentar el problema de la roya por falta de recursos.
-Me lleva… pero entonces hay que meterle mano a lo que nos deja el turismo, ¿no?
-Señor, el turismo no deja nada. En este año cayó casi 80% la visita de extranjeros. Se quejan que hay menor infraestructura y servicios que antes, y que les cobran varias veces las entradas a los centros turísticos; una los de la Secretaría, otra los del ejido, otra los del ejido de enfrente, y otras según se les vaya ofreciendo.
-Entonces subamos los impuestos a la industria, Gutierritos.
-¿Cuál? Fueron los primeros en salir despavoridos del entonces estado. Aquí todo depende de la burocracia y magisterio. Vivir fuera del presupuesto ya no es vivir en el error, es no vivir.
-Tampoco se pase Gutierritos. Entonces hagamos recortes y creemos fuentes de empleos.
-No es mala idea, pero fíjese que a la gente ya no muy le gusta trabajar. Estaba muy acostumbrada a los apoyos al campo y a madres solteras que daba México, y ahora ya se quejan que cómo es posible que tengan que trabajar para tener un sueldo. Le digo, todos quieren ser del magisterio.
-Bueno, y esos de México, ¿qué dicen?, ¿hay algún tratado comercial?
-Pues fíjese jefe que México como que no le pensó mucho a eso de nuestra independencia ¿eh?. Ahora están a punto de entrar al primer mundo. Ya no tienen altos niveles de pobreza, ni de marginación, y su nivel educativo se ha elevado milagrosamente. Les hemos estado llame y llame por teléfono pero no contestan.
-Híjole Gutierritos, sí que eres pesimista. Nada te gusta, todo te puede. No ves nada de lo bueno. ¿A poco no tenemos hospitales de primera?
-Sí señor, ahora nos faltan los equipos de primera. Y los doctores. Y la verdad, de no ser por el dinero que entra por el narco, ya los hubiéramos tenido que cerrar hace varios meses. El problema es que ahí nos ponemos de pechito para una intervención de los gringos y que se agandallen nuestro petróleo, lo que no estaría tan mal, porque allá bajo tierra sin ser explotado tampoco sirve mucho que digamos.
-No Gutierritos, ni lo digas. Nuestra soberanía se basa en eso. Bueno, ¿y qué fue de las empresas gringas que se quedaron en el país? ¿No producen dinero?
-Y bastante señor. Lo malo es que el encargado de economía no leyó las letras pequeñas de los contratos y permitió que no pagaran impuestos durante 20 años.
-¿Qué? ¿Cómo ocurrió algo así?
-Pues ya sabe jefe. Con trabajo sabe leer, ya ni se diga escribir. Y pues se le fue.
-¿Y cómo es que alguien analfabeto puede ocupar esos puestos?
-Pues usted lo nombró, que porque nadie encabezó más bloqueos y plantones que él.
El presidente exhaló y se hundió en su sillón, sintiendo que el mundo se le venía abajo. Le dio las gracias a Gutierritos y llamó por teléfono a su compadre el gobernador de Tuxtla, capital del país. Le explicó el asunto y cuando más deprimido estaba, le alegró el día:
«Usted no se me preocupe señor presidente. Exalte un par de cosas referentes a que vamos por buen camino y que ya somos independientes y la gente se lo va a festejar y aplaudir, como le festeja y le aplaude todo lo que inventa. Si antes el chiapaneco pensante no se quejaba, ahora que sólo se quedaron los que apoyaron al movimiento, menos».

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