MVC, entrampado con su sucesin

El mandatario chiapaneco ha puesto fin a su estrategia de rompimiento con el PRI, los intereses nacionales se imponen y ahora se ve obligado a «democratizar» el proceso de selección de candidato a gobernador entre verdes y rojos; la idea de ir con candidato propio se disipa y uno parece seguir siendo el rival a vencer

Omar Flores Penagos / Portavoz

[dropcap]M[/dropcap]anuel Velasco Coello dio por terminada su estrategia de amago contra el PRI y, de paso, acabó con la especulación de que ambos partidos irían separados en la elección de gobernador del próximo año.
Sin necesariamente pretenderlo, el mandatario chiapaneco envió varias señales con la reciente reunión a la que convocó a seis aspirantes (tres del PRI y tres del Verde) a la primera candidatura de esta alianza que se antoja tanto natural como forzada.
Una fotografía filtrada a la prensa desató los comentarios políticos: abrazados y sonrientes, de izquierda a derecha: Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor, William Oswaldo Ochoa Gallegos, José Antonio Aguilar Bodegas, Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, Roberto Armando Albores Gleason y Luis Armando Melgar Bravo.
Una primera señal de sus intenciones es que Velasco Coello muestra en público —por primera vez como aspirante— a quien los círculos políticos y analistas consideran «el tapado» en este proceso de sucesión: al alcalde de Tuxtla Gutiérrez.
Una segunda evidencia es que detrás del proceso de desgaste en contra de Albores Gleason y del PRI, siempre ha estado el propio gobernador a través de su «Caballo de Troya»: su secretario del Campo.
Una tercera evidencia es que Manuel Velasco no termina de aceptar al senador Roberto Albores y aprovechó la oportunidad para meterle dos cuñas: Willy Ochoa y Aguilar Bodegas.
En el caso de Luis Armando Melgar —se especula— fue convocado y aceptó para no hacer enojar a Ricardo Salinas Pliego y desatar sus represalias televisivas contra el gobierno de Velasco, como sí lo hace ahora Televisa con el tema de salud.
Manuel Velasco está entrampado con su sucesión. Trató infructuosamente de romper la alianza con el PRI para estar en libertad de jugar con candidato propio pero se impusieron los intereses nacionales.
Aún así insiste en impulsar a su candidato, Eduardo Ramírez, pero nadie más que él sabe que la candidatura a gobernador no se construye en Chiapas sino en la capital del país. Incluso, la candidatura de Pablo Salazar, que es el producto local más acabado, la tuvo que ir a construir a la Ciudad de México.
Por ello, pretender jugar en lo local sin atender la agenda nacional y los intereses de Presidencia de la República, del PRI y de su partido, el Verde, es jugar con fuego, sobre todo cuando le han puesto el dedo en materia de auditorías.

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