Texto de Rosy Urbina*
El ejido Miguel Alemán, municipio de Suchiate, Chiapas, es un referente de resiliencia y organización para todo el país.
Desde sus orígenes, que se remontan a 1945, cuando campesinos de la finca San José Morelia exigieron tierras y resistieron por más de 20 años, hasta que en 1966 recibieron la dotación para constituirse en ejido, la visión y la tenacidad de los fundadores trascendió: actualmente el ejido es ejemplo de cómo el cooperativismo y la comunidad pueden sostener el bienestar económico y la armonía de una localidad.
Miguel Alemán cuenta con una cooperativa en la que las familias del ejido participan trabajando en colectivo e implementando prácticas de agricultura sostenible. En sociedad, los productores lograron negociar mejores precios y mejorar sus ingresos, lo cual no sólo impactó positivamente a sus familias, sino a toda la comunidad. Por esos beneficios derivados de la unidad, la cooperativa forma parte de la Asociación Agrícola de Productores de Plátano del Soconusco.
En mayo, tuve la oportunidad de conocer, de la mano de Enrique Díaz Zúñiga, gerente de producción del ejido, las prácticas sostenibles y las certificaciones internacionales de calidad que distinguen su producto en el mercado y lo hacen exportable a otros países. En esta visita también aprendí cómo la buena organización y los valores comunitarios permearon la vida en sociedad del ejido, volviéndolo “el rincón más limpio de la frontera Sur”.
A pesar de la buena organización, Miguel Alemán está siendo afectado por la falta de agua, el cambio climático y la falta de financiamiento. De estas situaciones que afectan a empresarios de la frontera sur, así como de algunas propuestas de solución hablaré en la Cumbre Empresarial de Líderes que organiza la CONCANACO SERVYTUR la siguiente semana en Nayarit, estén pendientes.
*Diputada federal por Morena
@RosyUrbinaTap