Palestra / Rodrigo Ramón Aquino

Administrar el triunfo

Alejandro Magno, tremendo conquistador, cosa buena no fue. Cuando tuvo que mostrar crueldad, la mostró. En Tiro, por ejemplo, no dudó en cercarle un largo tiempo por negarse a abrirle las puertas y luego, sin más, prenderle fuego (mujeres, niños y ancianos incluidos), esto a pesar de que los fenicios exportaron el alfabeto a toda Grecia.

Pero cuando así le convino fue humilde, magnánimo, generoso. En su conquista del Imperio Persa dejó pueblos, creencias y liderazgos de esos pueblos y creencias para prosperar y consolidar un imperio. Dejó vivir para una transición tersa. Dejó vivir para alentar la lealtad y la aceptación. Dejó vivir por reputación y legado. Filosóficamente sabía que los regímenes perdurables son aquellos que no dependen de un solo hombre.

Guardadas las absolutas proporciones, estamos en Chiapas y lo que se vive aquí y ahora no es distinto a lo que, en otros lugares, en otras circunstancias y en otras épocas se ha vivido. Ganó Eduardo Ramírez Aguilar y prácticamente ganó la gubernatura. Entonces, administrar un triunfo tan anticipado dirá mucho de lo que le depara a Chiapas.

Y a la luz de todos los focos, la ruta parece no ser el sectarismo, la vanagloria y el revanchismo, y, por el contrario, el discurso y la acción están encauzados hacia la unidad y la reconciliación. Se hace bien. Hoy en Chiapas se tienen retos y desafíos más allá del orden jurídico e institucional que no tendrán solución si antes no se establece un legítimo punto de acuerdo.

Ya se reunió con todos. La reciente visita de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo a Chiapas le permitió a Eduardo Ramírez Aguilar tener la estampita que le hacía falta, la foto con la senadora Sasil de León Villard, además de su nombramiento oficial como el coordinador de los comités de la defensa de la 4T en Chiapas. Y aquí debemos reparar en algo: no solo es el precandidato ganador de Morena al gobierno de Chiapas, es también el Sumo Pontífice de la candidatura que quiera.

Se reunió también con las estructuras del Partido del Trabajo. Ahí, hay que decirlo, tenía mucho trecho construido a través de su leal interlocutor Mario Guillén. El PT se le cuadró incluyendo a su nueva generación progresista. El PT se le cuadró con su fichaje más llamativo: Roberto Albores Gleason. Llamativo porque siendo los dos cositías, cuando ERA dice que Comitán volverá a ser tierra de gobernantes, de algún modo el zarpazo pasa a rasgar al viejo Albores Guillén.

Corrillo

Eventualmente habrá que reparar en el papel que el exgobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, jugó en esta contienda. Se podrán hacer paralelismos con Eduardo, desde el claro hecho de ser elite emergente y ganar. Pablo parece decirnos que una vez domado el no poder, se puede volver a tener poder, de otro modo, de otro tipo. Ojalá que pronto podamos platicar con él.

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