Los avances tecnológicos no han logrado destronar al «rey». Este servicio sigue siendo tan eficaz para comunicarse tal como lo era hace dos décadas
Lucero Natarén / Aquínoticias
«A todo el público en general, la señora Benigna Cueto les está ofreciendo las ricas tlayudas y hamburguesas, pueden pasar desde estos momentos, o hacer su pedido al número (…) serán muy bien atendidos».
Estas son una de las voces que se escuchan durante las mañanas, tardes, noches o en ocasiones especiales. Ondas que viajan a través del aire entre las casas y llegan a los ávidos consumidores. Una melodía es la antesala a un anuncio, la señal para prestar atención.
En las comunidades de Chiapas, usar el perifoneo es una práctica no sólo no obsoleta, sino común, que a pesar del tiempo y los avances tecnológicos, está tan vigente como hace 50 años. Y no es una cuestión de nostalgia, sino que es un medio de comunicación eficaz y económico –los costos por anuncio pueden oscilar entre los 10 y 20 pesos, en comunidades costeras, por ejemplo-.
El perifoneo sirve para anunciar servicios, productos, comunicados comunales y hasta decesos, en casos más extremos, ha llegado a servir para reunir a la comunidad en situaciones de emergencia, tales como aprehender a ladrones.
Según don Melecio Serrano, en la colonia Veinte de Noviembre en el municipio de Tonalá, Chiapas, lugareños frustraron el robo de cable de cobre y ahuyentaron a los ladrones gracias al oportuno aviso a través de este servicio, donde los comuneros corrieron con palos y machetes, listos para linchar a los delincuentes.
En otras comunidades, este servicio ha tenido un mayor impacto a la hora de comunicarse, incluso por encima del teléfono y el internet, pues hay déficit de infraestructura de dichos servicios en territorio chiapaneco.
Este tipo de comunicación no es exclusivo de comunidades rurales, tal es el caso de Terán y San José Terán, Plan de Ayala, Copoya y El Jobo, colonias de Tuxtla Gutiérrez, las cuales se caracterizan por no perder su «esencia». Aún se puede escuchar la difusión a través de megáfonos direccionados hacia el «corazón» de la localidad.