Público y Privado / Édgar Hernandez Ramirez

Foto: El Heraldo de Chiapas

La renuncia de Mateo Gómez Gómez a la alcaldía de San Juan Chamula por amenazas de muerte y presupuesto insuficiente, es una prueba contundente de la descomposición política y social que corroe a ese municipio indígena. A su antecesor lo mataron a garrotazos y a balazos en la plaza pública, frente a la alcaldía. Mateo duró poco más de dos meses en el cargo y no se va solo, también dimitió el Cabildo. Un Estado fallido en micro.
La abdicación en bloque también evidencia el fracaso de la Secretaría de Gobierno –y de otras instituciones involucradas– en la reconciliación y en la preservación del orden público. La mesa plural a la que convocó el gobernador Manuel Velasco con senadores, diputados federales y locales chiapanecos para atender el problema, se convirtió en un acto publicitario más porque no hubo una iniciativa concreta de trabajo. Tampoco funcionó la figura de comisionado especial a cargo de Fortino Vázquez Pérez, en quien recaía parte de la responsabilidad de sanar las diferencias entre adversarios para poder implementar los programas del gobierno «y que sus resultados sean más efectivos para dar solución a los rezagos en todas las comunidades».
La estrategia del secretario de Seguridad, Jorge Luis Llaven Abarca, resultó ineficaz en el municipio porque no pudo prevenir la retención del edil Mateo Gómez por parte de grupos opositores que lo encerraron en su casa y donde fue objeto de amenazas contra su integridad física.
En este contexto, resultan completamente fuera de lugar la declaración del secretario de Gobierno, Juan Carlos Gómez Aranda, de que Chiapas «es tierra de libertades y de respeto a las leyes», expresada en un evento oficial el mismo día de la renuncia del alcalde.
¿La elección de un nuevo alcalde traerá la paz duradera a San Juan Chamula? Difícilmente si no se le atiende con seriedad y se combate a los poderes fácticos que se han apoderado de la economía y el poder político del municipio.

Te lo digo Javier para que lo escuche Manuel.- Por vía indirecta llegó el mensaje desde Chihuahua a Palacio. El remitente, Zoé Robledo. El senador chiapaneco acudió a la toma de posesión del gobernador Javier Corral y ahí planteó al mandatario norteño panista –férreo impulsor de la transparencia– cuatro propuestas: uno, combate decidido a cualquier modalidad y nivel de corrupción; dos, una efectiva autonomía entre los tres poderes, que permita un mejor funcionamiento de las instituciones, una adecuada procuración de la justicia y un trabajo legislativo plural; tres, eliminar el fuero del que goza la clase política y que crea mexicanos de primera y de segunda categoría; y cuatro, la erradicación del culto a la imagen del gobernante a través de la presencia de su imagen en todas las oficinas del gobierno estatal. Luego las redirigió a una geografía casi mil 900 kilómetros al sur del país, pero que llegaron más rápido que si viajaran en avión. «Todas estas acciones pueden replicarse en un estado tan urgido de soluciones como el nuestro», dijo el legislador chiapaneco. ¿Por qué el símil con Chiapas? Quizá porque el exgobernador de Chihuahua, César Duarte, dejó una deuda de 40 mil millones de pesos, por las múltiples huellas de corrupción y por el delirante culto a la personalidad con cargo al erario del estado. Veremos si el gobernador «verde» se da por enterado y si da acuse de recibo. Aunque a decir verdad, difícilmente habrá una respuesta sobre esos asuntos de la mayor importancia. Más que buscar una reacción positiva, la intención del mensaje quizá fue exhibir al gobierno de Manuel Velasco.

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