Público y Privado / Édgar Hernandez Ramirez

La inmoralidad política de Enoc

A su estilo, bastante desapegado a las normas y protocolos institucionales, Enoc Hernández Cruz anunció a principios de agosto vía Twitter, su regreso al gobierno de Manuel Velasco; en específico, volvió a la Dirección General del Instituto de Capacitación y Vinculación Tecnológica de Chiapas (Icatech), lugar del que realmente nunca se fue. El control de la dependencia lo dejó a sus incondicionales y colocó muy bien en la nómina a varios de sus familiares; en la actualización más reciente del directorio de la institución, su esposa Dulce Gallegos Mijangos, aparece como directora de la Unidad San Cristóbal.
Para guardar las apariencias y dedicarse de tiempo completo a Mover a Chiapas, proyecto político que engendró desde las estructuras del Icatech, Enoc renunció como director y al poco tiempo fue nombrado dirigente estatal de aquel partido. Luego de las elecciones del 2015, anduvo «planeando» sobre el gobierno, tratando de influir en los juegos palaciegos. En junio se daba por hecho que arribaría como titular del Instituto de Comunicación Social pues, «en representación del gobernador», se anduvo placeando y promoviendo ante las organizaciones de periodistas con el pretexto de la celebración del «Día de la Libertad de Expresión».
En ese papel de «presunto», intentó desmentir en las redes sociales el creciente rumor del relevo de Sonia Rincón por Roberto Domínguez en la Secretaría de Educación. Lo que quiso negar, dos días después fue un hecho consumado. Enoc no pudo ver materializada su vieja ambición de llegar a un alto puesto en el gabinete de Manuel Velasco. Esta vez ni la protección de doña Leticia Coello –con fuerte influencia en el gobierno—pudo hacer realidad su deseo.
En su anuncio vía redes sociales, Hernández no informó si deja la dirigencia de Mover a Chiapas, y tal vez no lo hizo porque piensa mantener el jugoso mimetismo entre el gobierno y la vida partidista. Es muy probable que su retorno al Icatech sea para seguir fortaleciendo a su partido con recursos públicos con miras a las elecciones del 2018, o bien emprender otro proyecto similar. Bajo esta lógica, no es gratuito que quien haya sustituido por un tiempo a su esposa en la Unidad San Cristóbal sea Víctor Hugo Domínguez Hernández, uno de sus principales operadores políticos que en el 2015 se dedicó a ofrecer al mejor postor las candidaturas del oficialista partido morado.
Pronto veremos las señales de las intenciones políticas de quien fuera alcalde de San Cristóbal, diputado local, y frustrado aspirante a gobernador y a secretario de gabinete. La primera pista a seguir es la asociación civil «Yo quiero tener un millón de amigos», la cual fue constituida el 27 de agosto y cuyo presidente estatal es Enoc Hernández y la dirigente municipal en San Cristóbal… su esposa.

Baches para siempre

Hay en el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez un programa denominado «Reporta tu bache», cuyo objetivo es involucrar al ciudadano para que mande una foto del agujero y la dirección donde se encuentra para gestionar su arreglo. Si localizar un bache en Tuxtla fuera algo poco probable, se entendería la pertinencia de esa iniciativa, pero cuando eso es lo más común en la capital chiapaneca, pareciera que se trata de una broma o de una ociosidad del tamaño del río Sabinal; porque además, se supone que hay un programa de mantenimiento de vialidades que debiera hacer ese trabajo de manera permanente. Si a eso le añadimos que el encargado de «Reporta tu bache» es el coordinador de Relaciones Interinstitucionales, se podría pensar que Jorge Alcázar no tiene gran cosa qué hacer en ese puesto o bien quiere bajarle la chamba al director de Obras Viales de la Secretaría de Obras Públicas. Para qué distraer tiempos y recursos de otras áreas cuando el problema de los baches es tan generalizado que, si llevas un camión volteo con chapopote, el material se termina en tres cuadras. Ahora que si la idea es darse a conocer con fines electorales, pues qué mala estrategia, porque al final del trienio el problema persistirá y el efecto político podría ser contraproducente. El asunto de los baches en Tuxtla es algo serio como para andarlo jugueteando, pues sabemos que el trasfondo de las calles destrozadas está en la pésima obra pública que se ejecuta en la ciudad y que las autoridades municipales toleran por los beneficios económicos que les reditúa. Así que a ese programa se le augura longevidad, como el lema utilizado en años pasados en la construcción de calles: «para siempre».

publicoyprivado2016@gmail.com

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