Que mas pue… / Carlos Coutiño

Prostitución, morir al servicio del ayuntamiento

[dropcap]L[/dropcap]a denuncia de cinco prostitutas muertas en Tuxtla Gutiérrez, nos remite rápidamente a Thomas Neill Cream; el médico asesino que su miedo u odio a ellas, lo llevó a asesinarlas sin escrúpulo alguno, se convirtió en un ser despreciable pero también en una leyenda posteriormente.
La diferencia entre el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez y el médico de aquel entonces, está en tiempos y lugares distintos, en la forma en que ocurrió y que el doctor lo hizo a voluntad, mientras que el ayuntamiento solo se convierte en cómplice.
La similitud, radica en que son 5 las muertas, que son prostitutas y que ambos tienen el mismo sentimiento de menospreciarlas por su trabajo, del cual se sirven los perversos de la carne.
Cipridofobia, es lo que Carlos Morales, el tesorero, la policía, los de la Zona Galáctica, entre otros; presentan al escuchar solamente la palabra «puta», como si fuese una agresión personal, (aunque quizá si lo sea y por algo será); pero ellas son seres humanos y valen exactamente igual que cualquier otro.
Qué diferencia hay entre la palabra prostitución y corrupción; en realidad es lo mismo, aunque en acciones distintas, por eso debe ponerse un alto a la muerte de las sexo servidoras como en cualquier mujer, niño, hombre, indígena, estudiante, campesino, homosexual; porque todos son seres humanos.
Es importante, ver que es lo que orilla a una persona asesinar; en el caso del doctor Neill, se graduó en Montreal Canadá, bajo su teoría del cloroformo, el cual por esa idea del sexo fácil, terminó embarazando a su novia, con quien se casó y eso provocó en su mente una confusión que casi logra quitarle la vida al lograr el aborto. Y finalmente buscó otros métodos como el veneno para asesinar.
Tuxtla Gutiérrez, no presenta la misma saña, pero termina en la muerte de mujeres sexo servidoras; no importa la forma, sino la culminación del hecho; que pecado en realidad tienen las prostitutas para ser asesinadas; si nos remitimos a la Biblia, son perdonadas, ¿por qué entonces en la capital de Chiapas, hay que asesinarlas?
Tenemos que necesariamente recordar al asesino de Londres que cuando mató a las prostitutas Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly, siempre apareció esa frase escalofriante «Cuidado, hay dos mujeres que quiero, son bastardas y quiero tenerlas, soy Jack el Destripador».
Me parece que no, porque remitir la mente en esa frase y esa época, son momentos que tenemos que entender la importancia de la vida, la relevancia que cada uno da a la humanidad por más sencilla que esto sea, hoy no es ese hombre, sino todo un Ayuntamiento que aterroriza a las señoras de la mal llamada vida galante.
Cuantas veces no se ha dicho es «un hijoe puta», a quienes nos gobiernan, ¿será eso lo que les incomoda por eso las matan o no hacen nada ante su muerte?, no lo sabemos, pero si es cierto que, ponen al margen la muerte de una persona, como algo normal.
Me recuerda esto también, aquel cuento de León Tolstói, que habla de Jesús y el perro; retomo parte de ello:
«Jesús llegó una tarde a las puertas de una ciudad e hizo adelantarse a sus discípulos para preparar la cena. Él, impelido al bien y a la caridad, internose por las calles hasta la plaza del mercado.
Allí vio en un rincón algunas personas agrupadas que contemplaban un objeto en el suelo, y acercose para ver qué cosa podía llamarles la atención. Era un perro muerto, atado al cuello por la cuerda que había servido para arrastrarle por el lodo. Jamás cosa más vil, más repugnante, más impura se había ofrecido a los ojos de los hombres.
Y todos los que estaban en el grupo miraban hacia el suelo con desagrado.
–Esto emponzoña el aire -dijo uno de los presentes.
–Este animal putrefacto estorbará la vía por mucho tiempo -dijo otro.
–Mirad su piel -dijo un tercero-; no hay un solo fragmento que pudiera aprovecharse para cortar unas sandalias.
–Y sus orejas -exclamó un cuarto- son asquerosas y están llenas de sangre.
–Habrá sido ahorcado por ladrón -añadió otro.
Jesús les escuchó, y dirigiendo una mirada de compasión al animal inmundo: ¡Sus dientes son más blancos y hermosos que las perlas! -dijo.
Entonces, quienes somos nosotros que no podemos hacer algo similar, porque ver la muerte de personas como algo insignificante, porque ser como esos del grupo que veían al perro muerto; porque no ser distintos simplemente y sentir el dolor ajeno de esas familias de las mujeres muertas.
Lo que si es necesario poner atención, es que debe salvaguardarse la vida de las sexo servidoras, cambiar a los funcionarios de la zona de tolerancia y tener una estrategia que permita tener una mejor condición de salud, de vida, seguridad y respeto para con ellas.
Lo dicho por Alicia Martínez, de la brigada callejera de apoyo a la mujer, expuso que se ha pedido el apoyo y hasta el momento, no hay respuesta de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos ni de la propia administración municipal, pero si se permite que se cometan acciones contrarias a derecho.
Este es otro asunto que tiene que verse pronto, sobre todo porque las amenazas continúan, no hay que esperar a que se de una muerte más, sea de la zona galáctica o de cualquier otra ciudadana, las mujeres están en un alto riesgo en todo Chiapas, pero Tuxtla es un punto especial.
En el caso de las sexo servidoras, se comenta que los policías y una meretriz, que se han adueñado a nombre según del Ayuntamiento, para explotar sexualmente y económicamente a las 120 mujeres que se dedican a esta actividad.
Finalmente, vale la pena mencionar, ¿dónde están las feministas, donde están, aquellas que piden respeto a las mujeres, donde quienes son del grupo homosexual, pues finalmente también se habla de sexo?

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