Qué más pue… / Carlos Coutiño

No más fiestas tradicionales

Bajo el apasionamiento loco de muchas personas, el próximo 9 de noviembre se conocerá si procede o no, el evitar colocar nacimientos y arbolitos de navidad en edificios públicos y parques, bajo el argumento que ofende a quienes no son católicos.
La idea viene de una persona que tiene una doctrina religiosa que muestra su odio hacia el catolicismo, y pidió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se pronuncie en contra de la puesta de esto, que no tiene nada de religioso, sino más bien de un atractivo turístico con visión de derrama económica.
Sin embargo, eso no se entiende, porque creen que poner estas estatuas en espacios públicos, incita a creer en algo, cuando son solo figuras que no representan ningún sentido de fe, es exactamente como el arte sacro, estas son solamente para exposición y admirar el arte.
Los protestantes que no saben cómo sacudirse el catolicismo de encima, han buscado afanosamente tirar todo lo que huela a religión, lo que no sabe, es que muchos presidentes municipales son protestantes y también lo hacen, ponen estos adornos, porque saben de lo que significa económicamente.
Pero el problema no se acaba ahí, esto dará pauta para dejar precedente, que pasará en el caso de Chiapas donde la fiesta más grande religiosa, social, cultural y comercial, que es en Chiapa de Corzo se presenta algo similar.
Es decir que para no ofender a los no católicos, deciden que se cumpla aquello de que no haya expresiones religiosas en las calles, o que se sienten agredidos, discriminados y demás calificativos, que terminará por sacar de Chiapas y del país, toda expresión con sincretismo.
Es decir, también está en riesgo la idea de conmemorar a los fieles difuntos, la Semana Santa, la Virgen de Guadalupe, San Judas y otros santos que son el alma de la fiesta de cada uno de los pueblos, porque según esto, somos un país laico, pero que esos laicos bien que ganan con cada acto religioso, donde se emborrachan, gritan, ríen y llevan a sus familias.
El argumento también dice que, lo que se gasta en un nacimiento por ejemplo, puede servir para la construcción de un aeropuerto, una autopista de una entidad a otra, 4 clínicas de 50 camas cada uno y 30 escuelas de nivel universitario, la verdad no es increíble, simplemente es estúpido escuchar eso y que se exponga en la máxima tribuna judicial, es peor.
Se podrá entonces decir que la bandera que también es un símbolo se deje de respetar, que se quiten de los espacios públicos, porque es un gasto del mal gusto, porque a alguien puede no gustar los colores, llamarlo trapo y hasta decir que no se siente mexicano.
Será que también podemos los ciudadanos decir que la SCJN se le cancele los sueldos, después de todo es discriminación que no ganemos como ellos, que no piensen como nosotros y que sus ideas y opiniones vayan en contra de la mayoría, lo cual es eso, discriminación, odio social y hasta cultura y de identidad.

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