Si sacaste «muñequito, lleg el dia de pagar los tamales

Aunque es una tradición que ha perdido fuerza en el estado, aún hay familias que continúan festejando esta fecha con ricos tamales elaborados por manos chiapanecas

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]E[/dropcap]n Chiapas, aún existen pueblos y barrios que tienen la costumbre de celebrar el Día de la Candelaria y organizar una cena familiar en la que todos los que tuvieron la fortuna de sacar un muñequito en la Rosca de Reyes, obsequian tamales y atole a los comensales.
Sin embargo, cada vez son menos quienes conservan esta tradición, aseguró la jefa del departamento de Desarrollo Cultural del Instituto Tuxtleco de Arte y Cultura, Martha Alaminos Arévalo, quien señala que en gran medida depende de que en la familia todavía haya una persona mayor, pues las nuevas generaciones están olvidando las raíces y el orgullo de ser mexicanos.
«Debemos aprender a ver hacia nuestra tierra, hacia lo que somos pero hemos notado que por lo menos en nuestro estado, esas tradiciones están quedando atrás, los jóvenes no disfrutan de esta fiesta a menos que sus abuelos o algunos padres se los inculquen», agregó.
En este sentido, destacó la importancia de realizar acciones y eventos para dar a conocer los significados e importancia de las tradiciones y culturas mexicanas; en el caso de la capital, anualmente, en el marco del Día de la Candelaria, se lleva a cabo el Festival del Tamal Tuxtleco el cual reúne a un aproximado de 30 expositoras.

Riqueza de sabores

Chiapas es uno de los estados más ricos en variedad de sabores de tamales en todo el país, y aunque la elaboración de este alimento ha ido evolucionando con el paso de los años no ha perdido su esencia: el maíz.
De acuerdo con Alaminos Arévalo, el tamal se ha convertido en un alimento dinámico puesto que con el tiempo se han buscado alternativas que le permitan permanecer dentro del gusto de las nuevas generaciones, incluso incorporando la gastronomía de otros estados y de otras partes del mundo.
«No podemos pedir que las cosas sean estáticas, si bien hay que conservar las tradiciones debemos saber que éstas van a tener variantes pero seguirán teniendo el mismo significado; en el caso del tamal pasa exactamente lo mismo, hay variedad de sabores pero todos tienen el mismo fin en el Día de la Candelaria», refirió.

Consume local

Además de preservar las tradiciones, esta fecha también es un buen pretexto para apoyar a las personas que se dedican a la elaboración y venta de este platillo.
El puesto de Claudia Urbina Camacho es uno de los más conocidos por la población capitalina; se ubica sobre la principal acera del Mercado «Gustavo Díaz Ordaz» y diariamente de 4:30 a 11:00 de la mañana recibe la visita de cientos de comensales que combinan los tradicionales tamales con un café o atole.
Doña Claudia, quien desde hace 20 años se dedica a la elaboración de tamales, considera que la tradición de festejar con tamales el Día de la Candelaria ha perdido fuerza en los últimos años, sin embargo, asegura que hay familias que tratan de conservarla, por esa razón, lleva varias semanas preparando el cuerpo para las horas que tendrá que pasar elaborando los tamales suficientes para este día.
«A pesar de todo sigo vendiendo muy bien el 02 de febrero, las ventas suben al doble sobre todo por los oficinistas, ellos son los que desde dos días antes o más vienen a hacer sus pedidos, y la mayoría me pide de mole», relató.
Pero, para que doña Claudia pueda satisfacer el paladar de los consumidores, es necesaria una tarea pesada, agotadora. Desde varias horas antes, esta joven tamalera y sus dos ayudantes preparan los tamales desde las 12:00 del día a 7:00 de la noche; alistan la hoja, el pollo, las salsas y los moles; deben dejar todo listo para que en punto de las 4:00 de la mañana, el olor de los tamales despierte el hambre de quienes, muy de mañana, cruzan por el conocido pasillo de los tamales en la capital.
Al día, vende alrededor de 200 tamales, una tarea poco sencilla, pues además de pasar varias horas sin dormir, es necesario permanecer parada durante la elaboración y venta del producto.
«Hay que hacer mole de olla y el mole chiapaneco, para eso tengo a dos señoras que me ayudan pues yo sola no podría hacerlo, tengo que vender más de 150; al día vendo 200 tamalitos, nos desvelamos un poco y es muy cansado tener que hacer un tamal de una cosa, y otro de otra pero me encanta y lo disfruto».
Los tamales de doña Claudia son todo un éxito; de acuerdo con uno de sus clientes que desde hace varios años pasa para comer un tamalito antes del trabajo, el sazón es inigualable y el servicio siempre es bueno.
Además de la tradición, los tamales envuelven costumbres y supersticiones; los mayores cuentan que quien hace los tamales de mal humor corre el riesgo de dejarlos crudos, así que Claudia, es muy cuidadosa, deja atrás los problemas y tristezas para disfrutar de la elaboración de sus famosos tamales tuxtlecos.
Sin duda, el tamal ha estado presente en la tradición y cultura con el paso de los siglos, y a la fecha sigue siendo el platillo típico de cada 02 de febrero, Día de la Candelaria.

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