No se necesita ser un especialista para ubicar a los narcoestados en México: Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y Veracruz; dos en el Pacífico, dos en el Golfo.
¿Por qué?
Mera logística, y en ese sentido se deberían atender.
Desde luego que la secretaría de gobernación ya descartó dos: Michoacán y Tamaulipas, aunque para la gente de esos estados las cosas siguen igual y la zozobra se mantiene entre la población.
La cosa es que en ambos lados de la costa mexicana éstas entidades colindan, y tampoco es una coincidencia. Es obviamente estrategia clave como parte de la actividad delictiva.
Desde luego que esto lo saben los que combaten al narco, esto es las autoridades, que por algo no le entran con todo a esas entidades cuyos gobernadores han estado todo el tiempo cuestionados precisamente por esos índices delictivos, destacando Guerrero y Veracruz, el primero por ser escenario del caso Ayotzinapa y el segundo por ser la entidad en dónde más periodistas han asesinado según esto, ese crimen organizado.
Son cuatro estados.
Pero eso no deja fuera otras entidades colindantes, como Jalisco en el Pacífico y Nuevo León hacia el norte de la vertiente del Golfo, otra vez ambos litorales.
Jalisco ya llamó la atención por el armamento visto entre los narcos que derribaron un helicóptero militar hace unos meses, con un arma de guerra que no cualquiera sabe utilizar –según especialistas en el tema-, pero que apareció ahí, y hasta se habló de narcoterrorismo, lo que no se ha dado. Nuevo Léon por incendios a antros y loos narcobloqueos.
Veracruz es hoy un stand by, con eventos de ajusticiamientos entre maleantes; el caso de la Narvante en la ciudad de México no parece estar vinculado al narco jarocho, pero sí dio de lleno en la imagen de su gobernante, Javier Duarte.
Michoacán vivió elecciones sin problemas como Guerrero; en el primero ganó el PRD sobre el PRI y en el segundo el PRI sobre el PRD. Ninguno de los candidatos perdedores fue llamado a nada, salvo Beatriz Mojica Morga, la guerrerense que perdió ante el priista Héctor Astudillo, que fue designada como secretaria general del CEN del PRD.
En Tamaulipas la política está adormecida, en Veracruz es efervescente, ante las posibilidades de un revire o al menos un susto por parte del PAN. Y más que el nuevo líder priista –con serias diferencias con el panista Miguel Angel Yunes- pidió a sus consejeros que las mujeres que contiendan tendrían que presentar un certificado de no gravidez, en una pérdida de brújula que le generó una critica despiadada por parte de las mujeres organizadas.
La toma de posesión de Astudillo pasó sin novedad aun días antes junto al restauran que cenaba el gobernador electo, estalló un artefacto que según esto no iba dirigido a él, y en Michoacán solo se empañó la toma de posesión por el error de Mujica Morga de viajar en la aeronave gubernamental con el entonces gobernador de Guerrero, Ortega, andando en campaña.
La actividad política en esas entidades no se contamina con la del narco, pero eso no excluye a los nuevos gobernantes del Pacífico de la enorme responsabilidad que tienen enfrente. El gobernador Duarte de Ochoa de Veracruz ya se va; hay elecciones al poder ejecutivo en 2016; en Tamaulipas hasta el 2018.
Veremos cómo se comportan las cosas en esa entidad jarocha de siempre clave para introducir ilegalmente de todo.
Matraz
Una de las corporaciones más señaladas de corruptas por la ciudadanía en especial los automovilistas son los agentes de tránsito. Esto es indistinto entidad o ciudad; no tienen buena reputación, la verdad.
Por eso no es fácil la labor de Carlos Esquinca Cancino; no pasa día sin que esos compas hagan de las suyas, y aun las denuncias en las redes, se complica sansionarlos pues no es mentir que no son pocos los conductores que comenten todo tipo de faltas al reglamento, más por ignorancia que por ganas de violarlo.
Los que sí son un pendiente urbano son los colectivos, en especial a las horas pico en que salen personal y alumnos de centros de trabajo y escuelas.
Vuelan a riesgo de los usuarios; ahí para frenar eso Esquinca Cancino tiene primera mano.
