Tubo de ensayo / Rene Delios

Ya la sabemos, de siempre pasa lo mismo, en los abusos e incumplimiento de ofertas con esto del llamado «Buen fin», una serie de manipuleo al usuario que cada año cae irremediablemente en las ofertas abusivas de las cadenas o tiendas o lo que sea.
La cosa es que la idea del entonces presidente Felipe Calderón se volvió a aplicar, y que en realidad no es nada nuevo y sí una copia a los vecinos del norte que por éstas fechas lanzan al mercado lo que allá sí es tradicional y que se conoce como venta del «black friday» o viernes negro.
Contrario a «aquel lado», en éste el buen fin no representa una oportunidad para los consumidores, menos cuando el motor de este fin de semana promocional es en su mayoría la oferta de meses sin intereses y el crédito.
Para esto se adelanta el aguinaldo en un país cuyos salarios son raquíticos; esto es que se les compromete lo que era para diciembre, para la familia, como tampoco es un detonante de la economía: es un programa solo para beneficio de los comerciantes.
¿Qué caso tiene endrogarse con el Buen Fin?
Ya escuchamos que el presupuesto es acorde a la realidad nacional de pobreza y miserias acumuladas, que los abusos en los precios no son sancionados como se debe por la Profeco, que nada se puede hacer con consorcios como Soriana, Chedraui, Sam»s Club, Suburbia, Sanborns, Liberpool -por decir cadenas-, en caso de ser denunciados, porque no son cerrados, y la verdad la liberación del sueldo mínimo como medida de multas a esas empresas comerciales, no las espanta.
Sus gerentes ya están templados para esos casos en que individualmente, un consumidor se enfrenta a eso monstruos adinerados, y nadie los organiza para actuar en conjunto en ncontra de esos abusos, ante la vista miope o a conveniencia de la Profeco, quie solo dice «hubo determinadas demandas en contra de…» ¡pero individuales ni al caso!
No es presión y al siguiente año, otra vez, como en ésta ocasión, la misma vaina.
Insistimos: es sólo crédito y más meses para pagar; esa es la oferta miserable del Buen Fin, cuando en el llamado viernes negro gringo, son en verdad ofertas que venden artículos con rebajas reales al 60 por ciento incluso, anunciados a los cuatro vientos y por todos los medios disponibles, y no como acá que venden lo rezagado e incluso defectuoso.
Luego la procesión para que entreguen un artículo nuevo, empaquetado, pues en una de esas se ponen en la terca de mandarlo a reparar.
No, éste Buen Fin no es más que otra de las tantas manipulaciones que permite el gobierno para que la desigualdad se acendre en México: los ricos más ricos, los pobres igual de explotados, por una clase dominante y apapachada por el poder y sus instrumentos.

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