Tubo de ensayo / Rene Delios

Ricardo Aguilar Gordillo, el secretario de educación en la entidad, ha llevado -guste a los pocos, reconozcan los muchos o visceversa- un serio programa de trabajo en una dependencia cuyo desenvolvimiento es un noventa por ciento problemas con y entre el magisterio, y un diez por ciento gestión y desarrollo educativo.
Dicen dentro de la dependencia que dirige, que la mayoría de las cosas son problemas no de normatividad; cosas administrativas casi absurdas, acumuladas por no haber sido atendidas como se debió en su momento y que se han logrado sacar sin mayores problemas., conforme a derecho y sin tráfico de influencias.
Porque el magisterio no pide su salida, pelea con la federación y la aplicación de un examen a modo, cuya duración es de ocho horas promedio, pero que no ofrece materia de razonamiento.
O sea es mero trámite.
Un trámite para una nueva modalidad de relación laboral, es decir, adicionalmente serviría para elaborar un dictamen sobre la situación educativa en el país, pero su principal finalidad es completamente laboral.
Esta situación ha provocado movilizaciones serias por parte de la CNTE, principalmente en cuatro entidades de manera intermitente, con sucesos lamentables no solo en vidas como en Guerrero y Chiapas, sino también para civiles y empresas que han tenido pérdidas por saqueo o quema de unidades, a la vez que han atentado en contra de instalaciones oficiales.
Las pérdidas han sido millonarias en estos casi tres años, y cada afectado se las ha tenido que arreglar solo para «recuperar» los daños.
¿A ellos quien les hace justicia?
La CNTE se ha movilizado desde que se dio el anuncio de la reforma laboral primero y educativa después. Desde 2013 ha mantenido una constante movilización que ha significado -sumando días de paros-, meses de clases perdidas que más que la verdad no se recuperaron, pero que se justifican según esto por su derecho a manifestarse.
A esto, la sociedad ha perdido credibilidad en el magisterio; no porque su causa sea justa o no, sino porque se suman al vandalismo existente en México.
Hablar de un paro magisterial es tener ya en cuenta la posibilidad de disturbios, y así sucede.
La evaluación llegó para quedarse, dijo el secretario Aguilar; y es que es ya norma requerida, faltará ver que de provecho es para la educación básica tan cuestionada, y que desde luego comprende a las propias dependencias del ramo, atascadas de recomendados sin el perfil para los cargos, pero que forma parte también de un modus operandi que no ha cuestionado la opinión pública que, huelga decirlo, está tan desinformada tanto de lo que contiene la reforma como de las torceduras en dicho sector educativo.
Toda esa descomposición ha generado lo que vemos, y hasta lo que en algunas localidades padecemos, por los excesos o abusos tanto del magisterio como de quienes los repelen.

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