Tubo de ensayo / Rene Delios

Pues inicia el tercer año de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.
Aún no se logra dilucidar si es positivo o negativo que a la mitad del camino, desde hace varios sexenios, estemos -y sobre todo la clase política- pensando en los sucesores, cuando al final del día, las cosas siguen sin cambiar de sustancialmente.
Después del tercer año de Vicente Fox, se hablaba ya de un cambio de rumbo ante lo opaco de su administración frente a lo prometido en campaña; por esas fechas ya se señalaba a Andrés Manuel López Obrador y se discutía quién sería el que le hiciera competencia al tabasqueño desde el PAN.
El PRI seguía destrozado y pocos pensaban que alguien pudiera superar la popularidad que entonces tenía López Obrador.
La historia siguió su curso, destrozo el final de la administración Fox, el conflicto postelectoral, un resultado incierto y Felipe Calderón en la Presidencia desde 2006 y hasta 2012, alborotando al crimen organizado, pulverizando sus células y provocando miles de muertes que él no carga en su conciencia.
Terminados los tres primeros años de Calderón, sumidos en una guerra contra un fantasma llamado narcotráfico, otra vez Andrés Manuel López Obrador se vislumbraba como candidato.
La televisión impulsaba al gobernador Enrique Peña Nieto, aun cuando él no manifestó entonces su intención por ser el candidato, pues tenía tiburones enfrente: Fidel Herrera, Manlio Flavio Beltrones, Enrique Jackson.
¡Uff!
Pero sus cercanos ya veían al mexiquense en Los Pinos, y obvio –como ahora- otros a López Obrador y el PAN todo era incógnita.
La mediana administración de Felipe Calderón quebró al PAN, y lo mandó a la tercera posición, además de una mala propuesta electoral a la presidencia.
Sabemos que Enrique Peña ganó con amplia ventaja y López Obrador obtuvo una cantidad de votos que nadie hubiese creído, la neta.
Pero ya está a la mitad de su administración y no se ve claro.
El cierre decembrino de 2015 fue austero, sin crédito, sin dinero, avasallado en critica.
Y es que las cosas no están nada bien y de nueva cuenta –¡Oh coincidencia!-, ya se está señalando la sucesión. En la que se menciona a tantos en las cuatro principales fuerzas políticas pues, sin duda, tenemos que incluir a Morena en esta escala. Y desde luego a Andrés Manuel López Obrador por la tercera, en sus propias siglas políticas ya con registro.
Así que tenemos en el escenario al señor López; los panistas coquetean a su militancia con Margarita Zavala -esposa de Felipe Calderón-, Rafael Moreno Valle, el saliente gobernador poblano, Gustavo Madero, el ex líder de ese partido, el PRD pues con Miguel Angel Mancera, descalabrado Emilio Ebrard, pero ¿Y el PRI?.
La administración dominante ventila el nombre del otro Miguel Angel, el secretario de gobernación: Osorio Chong; pero la clase política no ve mal al sonorense Manlio Fabio Beltrones, a quien recientemente vinculan con el narco desde EU.
Pobre intento de la Casa Blanca; incluyó un editorial en el New York Times, descalificando la pobre o poca rendición de cuentas del gobierno de Peña Nieto.
Ni se enteró de eso el pueblo de México, y menos lo usó López Obrador a sabiendas que la critica gringa a México, de siempre es sospechosa y mal vista.
Pero regresando al punto: tres años, y nada.
Por enésima vez tenemos un gobierno que no alcanza las promesas hechas por su candidato en campaña.
El hecho es que no mejoran las cosas en el país y seguimos desde la llegada de la tecnocracia en 1982, esperando que el siguiente llegue a arreglar lo que por décadas no se ha hecho y se sigue acumulando.
La verdad los políticos siguen explotando la pobreza que les ha dado mucha permanencia y dividendos.

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