Tubo de ensayo / Rene Delios

Ciertamente el alza de gasolinas obedece a una cuestión económica mundial de esos productos.
Pero la pregunta es ¿Son necesarios?
Al unísono de que se habla del encarecimiento mundial de los combustibles, se difunden las energías alternativas. Ya sé que se ha hablado de que la definición es inexacta, pero se dijo lo mismo cuando Clair Patterson investigó los efectos del plomo en el planeta por el uso de combustibles fósiles con esa sustancia a finales de los cuarentas. Tenía razón, tanto que hoy no tienen plomo.
Se buscó la tecnología necesaria para su sustitución en las gasolinas y se evitaron envenenamientos en la sangre en millones de seres -no solo humanos- en el mundo.
¿Porque entonces ahora con más tecnología y el conocimiento de que es posible, no se pueden sustituir los combustibles fósiles?
Ya tiene treinta años que se habla del cambio climático y el calentamiento global; sobre eso hay diversas opiniones encontradas en lo económico, político y social, pero los avances son nimios, esa es la verdad. El calentamiento global sigue elevándose aun a riesgo de la vida en la tierra y eso es un suicidio en aras del lucro, o sea, una estupidez.
¿O hay otra definición?
El problema es que ese cambio de referencia cambia las condiciones del habitad natural, y repercute en la calidad de vida de los seres vivos animales o vegetales en cielo, mar y tierra, y es causado por una sola especie: los seres humanos que se supone son los sapiens., que son los que están aumentando antinaturalmente la temperatura de la atmósfera terrestre que se ha estado observando desde finales del siglo XIX.
Hay desde luego cambio climático natural, regional o global, provocados por efectos como variaciones en la energía que se recibe del Sol, erupciones volcánicas, circulación oceánica, procesos biológicos.
Pero otra cosa es el llamado efecto antrópico, que es la intervención humana, como lo es la emisión excesiva de CO2 y otros gases que atrapan calor, o la que tiene siglos de suceder, como es la acción de deforestar para uso de la tierra en producción agrícola o ganadera que abona a la falta de oxigeno en el planeta y el proceso natural de eliminar CO2 a través de la fotosíntesis.
Hoy se habla de un cambio climático que comprende el aumento de temperatura en un aproximadamente de 0.8 ºC desde que se realizan mediciones confiables.
Los datos en frío ahí están en miles de organizaciones mundiales que lo denuncian, pero 180 países establecidos hacen poco para resolver el problema, en una confabulación estúpida entre políticos y empresarios de petroleras, gaseras, carboneras, energía nuclear.
El problema es que ese calentamiento afecta la capa de ozono y produce efecto invernadero que, ya sabemos, es un fenómeno «natural en el cuál la radiación de calor de la superficie del planeta, es absorbida por los gases de la atmósfera y es reemitida en todas direcciones, lo que resulta en un aumento de la temperatura superficial», y el principal remitente de eso es el CO2, o bióxido de carbono, que es el que la humanidad en su consumo de recursos ha aumentado a niveles nunca vistos.
Desde luego que hay forma de contrarrestarlo para no empeorar ese efecto, como lo son la energía eólica, energía de la olas, la energía solar, la energía hidráulica, la energía geotérmica, la energía biomasa, entre tantas que pudieran ser utilizadas pero no se impulsan, porque la industria de los hidrocarburos domina el mercado de consumo.
Pero la tecnología ya está, para ser utilizada de manera global.
¿Por qué no se usan entonces?
Porque es una verdadera irresponsabilidad de que en aras de que los actuales empresarios sigan ganando dinero para su bienestar macroeconómico, los seres vivos del futuro padezcan consecuencias irreversibles y hasta mortales.
Es por ahí, por ese camino por dónde los activistas del mundo, no de un solo país o región, deben unir causas, después de todo es la única común: la vida en la tierra.

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