Tubo de ensayo / Rene Delios

Se necesitó verdaderamente un gobierno tan impopular para enervar a los ciudadanos de la nación.
Deslicemos el caso de los actos vandálicos, como los oportunismos que son, tanto para abusar como para manchar la organización ciudadana, y nos concentremos en la conformación de esos contingentes ciudadanos, y en algunos detalles que no fueron reseñados en los medios electrónicos pero si en los muros de los usuarios de redes, que fue la intercomunicación de sociedad a sociedad si se quiere llamar así, y que ignoró completamente las versiones oficiales que ya son ahora, las que gritan solas en la loma.
Tenemos entonces que estudiantes universitarios, asociaciones ciudadanas, políticas, frentes populares, amas de casa, burócratas, empleados, chavos banda, empresarios, comerciantes, gremios campesinos o camioneros se manifiestan.
No podemos decir que se trataron de acarreados, no hubo torta, refresco, el camión por ahí estacionado.
Aquí no hubo sindicatos charros, adherencias partidistas, como tampoco disturbios ni pintas en autos y muros con insultos o graffitis; no hubo anarquistas reventando la protesta y recurrieron repito, a la inútil vía del saqueo para demeritar éste movimiento creciente a fuerza del hartazgo en los gobiernos cuanto ineficientes como corruptos; son una onda retro.
En éste país con éstos gobiernos desde hace un siglo -1917 a 2017; un siglo de promulgada la constitución- no avanzamos; sean las siglas que sean pues todas han sido gobierno incluyendo los estados de la República. Sus avances son cuanto lerdos como llenos de tráficos de influencias. Los beneficios de cobertura y calidad son muy caros como malos y explotando la pobreza; han padecido para esto clientelismo, corporativismo, paternalismo en detrimento de la democracia y la credibilidad en las instituciones por la manipulación de recursos públicos a cambio del voto.
Le agreguemos «moches» panistas en gobiernos de su dominio, e inseguridad perredista como en Tabasco y Morelos; antes Guerrero en dónde fue diez años gobierno.
Ya no se diga el PRI, en el hervor del cuestionamiento, del señalamiento popular, sin más: sociedad civil.
Ni el EZLN la pudo convocar de tal forma; el gobierno de Peña lo hizo, lo logró, en todos los estados sin excepción, pero en contra.
No faltaron los que trataron de montarse en ésta manifestación ciudadana sin líderes, bajo el argumento de que también son ciudadanos, pero son personajes públicos, políticos que capitalizan todo, más su imagen, la explotan, cínicamente; deberían marchar y ya, sin declaraciones a nadie, sin tomar el micrófono.
La organización ciudadana es una muestra de la voluntad pacífica para que en los tres niveles y poderes de gobierno reaccionen, se bajen de su nube; minimizar éstas cosas ha costado mucho en otros rumbos, latitudes, longitudes.
No será éste el primer gobierno que dice que sus determinaciones son las más saludable para la nación; no será el primero que se ha equivocado en su apreciación y ni en sus resultados: éste no es la excepción, es el peor.
Va de retro y en eso se lleva hasta a los que tienen el varo.
Y en medio de esto, de la inconformidad general, sus charros callaron, sus serviles se silencian, los oficiosos tratan de justificar lo injustificable y no les da el cable, la TV abierta, la Frecuencia Modulada, los impresos afines.
La red los borró.
La red ciudadana propone: «basta clase política; nos cansamos».
No se ven visos de cambio en esa superestructura que de siempre se ha beneficiado de los recursos públicos so pretexto de sus causas, demandas; no se aprecia que se dé un verdadero programa de austeridad de los mandos medios para arriba –hasta los gobernantes mismos-, que refleje en serio a una nación en crisis económica, porque la de credibilidad ya está fincada.
Desde el uso excesivo de autos y gasolinas, personal, gastos de representación, equipamiento, -hasta aviones y helicópteros-, seguridad desbordada por un solo jefe ¿Qué es eso? Ni en EU en dónde ya les mataron un presidente.
Bueno, acá un candidato a la presidencia, pero fue cosa interna del partido que criticamos: el PRI, el que nuevamente gobierna y vuelve a llevar al país a una crisis severa, a una corrupción sin precedente, a una demagogia exacerbada.
A una nación inconforme que se organiza y convoca sin los intermediarios de antes.
Tienen tomar en serio eso.

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