Tubo de ensayo / Rene Delios

Hemos visto desde 2012 cómo la llamada alternancia en los estados ha servido con mucho para perseguir al gobernante que se va por parte del que entra, y eso sucede otra vez en el caso de los gobernadores electos de Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, Miguel Angel Yunes, Javier Corral y Carlos Joaquín –todos panistas-, respectivamente, en contra de los aun gobernadores Javier Duarte, César Duarte y Eduardo Borge –todos priistas-, generando mucha polémica e imagen para los triunfadores.
Eso mismo que se ve ahora, sucedió en 2012, cuando una vez dado el cambio de poderes en Tabasco, se ejerció acción penal en contra del priísta Andrés Rafael Granier Melo, quien fue detenido y hoy todavía sufre prisión domiciliaria, tal cual lo prometió el perredista Arturo Nuñéz Jiménez. Pero ese año solo fue él; los otros once gobernadores entrantes no hicieron nada, incluyendo el otro perredista, Graco Luis Ramírez Garrido, sobre el panista Marco Adame Castillo, su predecesor en el gobierno de Morelos y señalado de abusivo.
Por otro lado, en Jalisco, estado que también vivió alternancia con el triunfo del priista Jorge Aristóteles Sandoval por sobre el panista Emilio González Martínez, señalado durante largo tiempo por una serie de abusos, no mereció nada en su contra, y lo mismo sucedió en Chiapas, otra alternancia, con la victoria del Partido Verde sobre el PRD. Manuel Velasco Coello decidió no actuar en contra de Juan José Sabines Guerrero, señalado por abuso, enriquecimiento, endeudamiento.
Tres años más tarde se eligieron nueve gobernadores, con resultado de cinco para el PRI, dos para el PAN, una para el PRD y una anulada, ganada después por el PRI en elección extraordinaria. Ese año de 2015 se produjeron alternancias en Michoacán, Guerrero, Nuevo León, Sonora y Querétaro y todo igual en San Luis Potosí, Campeche, Baja California Sur y hasta en Colima.
De los cinco estados con alternancia, en Nuevo León y Sonora, las campañas de los opositores se enfocaron en el tema de los abusos de los gobernadores y sus familiares, lo que los favoreció en el cambio de siglas. De esta manera Jaime Rodríguez Calderón –El Bronco- y Claudia Pavlovich Arellano –la única mujer gobernadora- les ganaron al priista Rodrigo Medina de la Cruz y el panista Guillermo Padrés Elías, respectivamente.
Pero el llamado Bronco no ha cumplido, ni porque se convirtieron en un escándalo de medios –como ahora Duarte de Ochoa- los abusos y denuncias en contra del entonces gobernador neolonés, Rodrigo Medina de la Cruz, de su padre y demás familiares. Tampoco lo ha hecho Claudia Pavlovich Arellano en Sonora, pues no ha pasado de funcionarios menores, aunque se sigue el litigio en contra del ex gobernador panista Guillermo Padrés Elías, y a un año de gobierno, y aun el escándalo de la represa de 80 metros de altura y 120 metros de ancho sobre aguas federales para beneficiar tierras de su rancho, y construida a costo del erario, no hay nada.
Guerrero es de escándalo: aun los sucesos negros por la muerte de 43 normalistas de Ayotzinapa, el priísta Héctor Astudillo Flores no ha iniciado nada en contra del perredista Ángel Heladio Aguirre Rivero, quien le entregó una entidad en manos del crimen organizado. Michoacán es el reverso del espejo, solo en las siglas porque es la misma violencia: en esa entidad el PRD le quitó el mandato al PRI. Silvano Aureoles Conejo fue el ganador, pero tampoco inició nada en contra de su antecesor Fausto Vallejo Figueroa, que fue de notorio escándalo por tener en su gobierno y familia a gente con nexos con el narcotráfico.
También hubo alternancia en Querétaro, pero Francisco Domínguez Servién, del PAN, solo anunció que revisaría todas las acciones del gobierno de José Eduardo Calzada Rovirosa. Es la fecha en que no hay nada.
Así que aun los escándalos que han protagonizado los gobernantes en funciones de Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, gobiernos renovados en las elecciones de éste año, es posible -dado los índices mostrados en las alternancias mismas de 2012 a la fecha-, que no todos los que integran ésta terna de corrupción, sean molestados.