Tubo de ensayo / Rene Delios

Muchos son los temas deslizados con esto de la CNTE, las Olimpiadas, el crimen organizado entre otros temas que llaman al cuestionamiento público, deslizando –insisto- los medulares de esta nación como el hambre, el desempleo, la carestía de la vida –apoyada por incremento a energéticos- que impactan cada vez más en la precaria economía familiar, y ni se diga en la de los que menos tienen, que son más de 17 millones de mexicanos de acuerdo a estudios serios, como los del INEGI.
En medio de todo eso está la política, a la mexicana –mala y pervertida-, por supuesto, enmarañada de corrupción y tráfico de influencias, recursos demagogos como pedir perdón, o hacer como que no pasa nada, aun la situación social sea tensa y desventajosa para el estado de derecho, el que no se implanta en aras de no crear situaciones de posible represión y descrédito para los gobiernos, a riesgo de que cientos de miles padezcan las consecuencias, como sucede con los bloqueos, secuestros en centros comerciales y otras acciones de supuesta «lucha».
La política mexicana es no solo amorfa, sino elitista; se usa en usufructo del individualismo y no del colectivismo: cientos de nominados a puestos de elección popular por los partidos políticos son unos desconocidos de y en la política; obvio para las bases militantes: forman parte de clanes políticos e incluso familiares que salen de candidatos incluso plurinominales, para que las tengan segura, y así una serie de «quien sea» de pronto es figura pública en un sexenio gracias al impulso del mandatario en turno.
Eso es lo que sucede hoy en el PRI.
Otrora, en los tiempos de partido único no había problema. El que fuera nominado por el presidente era su sustituto de facto, pero tenía que tener nombre, consenso entre los cuadros distinguidos: el presidente cabildeaba con éstos, para ver quién sería el «destapado».
Así, al tomar la decisión, el mayor poder presidencial se ejercía en ese momento: elegir al sucesor, y así determinar la historia de un país por seis años.
Y así fue hasta 2000; la ciudadanía ya estaba despierta en eso de ejercer su voto y hacerlo valer, y la presencia de observadores internacionales ante una democracia evidenciada en el mundo, obligó a ello y todos dijeron que, al ganar el PAN, que la democracia se había instaurado en México.
En el sureste, pasaba el mismo fenómeno: en tierra de un caciquismo político heredado entre familias, en el que el PRI era eje central, perdieron ante una coalición extraña entre izquierda y derecha.
Hoy, en ese PRI, se ejerció lo de antes: nombrar desde Los Pinos y sin consenso ya no a las bases sino a «los cuadros distinguidos» de ese partido, a su dirigente nacional. Se vió manipulado y aun con eso se llevó a cabo, y en términos generales fue más transparente la elección en el PRD y en el PAN para sus dirigencias actuales.
El caso es que Enrique Ochoa Reza como presidente del CEN del PRI, no da una; se le acumulan los obstáculos para redireccionar al partido hacia la política científica, en especial por cuadros que aun practican modelos del pasado, incluyendo la nueva generación inexperta y altanera que al ver que las cosas se complican por intereses anquilosados, no tienen más que aflojar las presiones y regresar a las viejas cuotas para los sectores y poderosos jerarcas locales.
Como lo vimos recientemente en la reunión Velasco-Albores, que no es otra cosa que reactivar al PRI, al menos en lo local.
Es claro que Ochoa Reza no hace nada por atraer ya no las simpatías de los militantes o de los cuadros distinguidos, sino de coincidir como priistas en un bien político para esas siglas. Jaloneos torpes e inquinas palaciegas se dan en el nacional y en los estados, y eso les va a costar fragmentaciones, divisionismo, cuando no traiciones que de no suavizarse, podrían impactar desventajosamente en el priismo.
A mí me queda claro que la plática Velasco-Albores fue en el sentido, de no confrontaciones –que crecían- y sí coincidencias, que es el principio de no descarrilar el mismo objetivo: 2018 en Chiapas.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *