Tubo de Ensayo / Rene Delios

Pues termina el octavo mes del año, es decir la tercera parte de 2016, y existe ya sería preocupación entre las cámaras de prestadores de servicios, en todos sus giros, por los millonarios adeudos que les tienen los gobiernos estatales por todo el país, que hacen preguntar si el país no está en quiebra, aun los altos funcionarios como el secretario de hacienda y sus homólogos en los estados, muestren un excesivo optimismo en que «vamos por el camino correcto».
El asunto es que las empresas están cerrando, y ello significa desempleados; el fenómeno se registra hasta en Pemex, en especial en la petroquímica que ya va despidiendo a más de tres mil trabajadores por todo el país, en la primera remesa de reducción de unos cien mil millones de pesos en gastos.
Esas no son buenas noticias para un país que anunció hace unos días una recaudación fiscal histórica, porque la verdad no se ve ese recurso en las arcas estatales que no tienen ni para pagar nómina, radicar partidas urgentes para operatividad, no hay ni para medicinas en no pocas entidades que anuncian cobertura universal.
¿Por qué?
En las ciudades se puede palpar los efectos del desempleo, en el incremento de la inseguridad peatonal, que a lo mejor de siempre pasaba pero que ahora se difunden o denuncian en las redes sociales.
Mientras los gobiernos estatales inaugura en municipios obras de pavimentación, en busca de mostrar aunque sea con esa acción que se está trabajando, con lo que hay, en espera de la llegada de las partidas federales para sacar del marasmo a tantas empresas a punto de ruina.
No hay dinero es la verdad, al menos para las obras de amplia cobertura, carreteras, edificios públicos, menos para la obra social desde cultura hasta medicamentos para los que menos tienen.
E insisto: sucede en todas las entidades del país, y eso está generando desempleo, que tratan de maquillar con es de que en éste trimestre de 2016 se redujo esa tasa en comparación a 2015, y eso solo quiere decir que ya se perdieron los que se generaron el año pasado -¿qué más?-, y esa va a ser pronto gente en la calle, buscando cómo solucionar sus necesidades y puede que sea eso lo que se refleja en asaltos por las ciudades del estado, hechos que por fortuna no han llegado a más que el susto para las víctimas.
Obvio la frustración de ser despojado de lo poco que se tiene.

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